Puedo ver como una de las grúas se acomoda frente a mí, se aproxima lentamente sobre las pulidas y blancas baldosas de la tienda, al estar frente a frente le veo posicionar sus dos horquillas bajo mi caja. La grúa empieza a levantarme haciendo que todos los accesorios se estremezca dentro de la caja, pero todo logra permaneces en su lugar y en una misma posición gracias a las pinzas que sujetan todo el contenido con el fondo de la caja.
Siento como la grúa empieza a girar sobre su eje y luego contemplo todo aquello que se atraviesa frente a mis ojos mientras vamos avanzando por el pasillo central de la tienda. Mis ojos encuentran por primera y última vez a todos esos SingleDolls que aún no han sido vendidos; la mayoría tienen tres símbolos de dinero en sus cajas, sinónimo de que son costosos y de cualidades perfectas.
El recorrido sobre la grúa continúa por el área de la bodega y finaliza sobre el vagón de un camión, aquí dentro hay otra caja con un SinglesDolls que de seguro también será entregado esta noche a su propietario. El personal de bodega coloca mi caja frente a ese singular SingleDolls de género masculino: alto, rubio, de ojos verdes; cuerpo bronceado y atléticamente perfecto. Tiene puesto un boardshort y a un lado de él tiene una camisa manga corta de color negra, también tiene un jean claro algo rasgado y un par de zapatos de cuero negro.
El camión enciende el motor y se pone en marcha. Frente a mí, sus ojos; entre el vibrante plástico de las cajas conectamos mirada, no hay forma de apartar nuestros rostros, o siquiera de girar la mirada hacia otro lado, sus perfectos ojos verdes parecen tener el poder de profanar cualquier mente hasta lograr hipnotizarla.
Un fuerte estruendo hace que mi caja se sacuda con brusquedad, termino cayendo de lado sobre el metálico suelo del vagón del camión.
Esto no puede ser cierto...
Todo dentro del vagón empieza a dar vueltas. La caja de mi acompañante se cruza frente a mi vista constantemente y así logro captar lo golpeada que está su caja... ¡Maldición!, ¡la mía debe estar igual! No quiero que mi comprador me vea por primera vez dentro de una caja toda estropeada, quiero estar impecable.
Una gran explosión se escucha junto con un gran impacto, mi caja queda tirada conmigo adentro; frente a mí está ese singular singleDolls, también está tirado en el piso, nuestros rostros están frente a frente pero en dirección opuesta.
«Tranquila..., pronto el chofer bajará del camión, entrará al vagón y pondrá todo en orden», me digo a mi misma para calmarme.
Otra explosión resuena entre el metal del vagón, por primera vez puedo decir que puedo sentir un calor abrasador, el humo empieza a filtrarse por la pequeña ventanilla que conecta con la cabina del conductor. Escuchar el sonido de un posible camión ardiendo hace que todo se vuelva alarmante.
Podría morir quemada, solo es cuestión de minutos... ¡¿Qué debería hacer?!, ¿quizá apretar mis ojos y resistir las quemaduras hasta que llegue mi muerte? No tengo escapatoria, no hay manera. Al parecer mi salida de la tienda solo significó mi muerte.
El fuego nos ha alcanzado dentro del vagón, el calor es insoportable, el humo empieza a invadir el lugar, por suerte mi sistema respiratorio está desactivado y puedo estar tranquila respecto a morir asfixiada. Con dificultad mis ojos logran ver el verde absorbente que hay en los ojos del otro SingleDolls..., algo no está bien con él: sus ojos parecen gritar por ayuda, su mirada parece sumergirse dentro de la agonía y la desesperación. ¡El fuego lo siento muy cerca!
Esto es lo más aterrador que podré presenciar en mi corta vida, el rostro del SingleDolls que tengo enfrente empieza a derretirse, a tornarse gelatinoso y burbujeante. Esto es demasiado para mí, si se pudiera llorar lo estaría haciendo, estoy aterrada; su piel cae como lava ardiendo, puedo ver cada músculo de su cara, sus pestañas caen, sus labios desaparecen, su nariz se achata, sus ojos se quedan sin parpados... ¡Un momento!, ¿qué es ese sonido? ¡Alguien intenta abrir la puerta!
-¡¿Alguien con vi...?! -una voz masculina se ahoga y tose por aquella oleada de humo que de seguro barrió con él al abrir la puerta del vagón.
De repente siento que mi caja es arrastrada sobre el suelo del vagón, le está costando un poco, pero por suerte logra sacarme del incendio dejándome en un lugar seguro y lejos del peligro. Aún no puedo ver de quien se trata, estando boca arriba solo puedo ver el cielo nocturno y algunas copas de arboles que se mecen al son del viento, parece que estoy en un área boscosa.
Entonces es cuando lo escucho nuevamente, no es que haya dicho algo, su llanto puede darme a entender cuanta tristeza carga encima...
-¡Ya basta! -se escucha algo congestionado-. Vamos a sacarte de aquí.
Un momento..., no... ¡NO ME SAQUES DE LA CAJA