-¡Miércoles! -me provoca patear una pequeña piedra-. ¿Ya habrá pasado una hora?
-Lo más seguro es que sí.
-Voy a comprobarlo.
Avanzo dejando atrás a Christopher, subo a la acera y camino sobre ella, voy buscando a cualquier humano que se deje ver directamente a los ojos.
-¡Verónica, mejor esperemos unos minutos más! -Chris apresura sus pasos para detenerme.
Necesito salir de las dudas, no voy a esperar que pase el tiempo... Odio tener que esperar, soy mala para eso.
Entonces lo veo: alto, delgado, tiene un simétrico cabello de color negro, su barba está perfectamente delineada y su rostro resalta con unos hermosos ojos azules.
Es como si el océano estuviera en sus ojos...
Nuestras miradas han hecho clic... ¿Será que me enamoré?, no estoy del todo segura.
-¿Verónica? -Chris me llama tras mi espalda y de inmediato busco su mirada mientras aquel chico pasa a mi lado siguiendo su camino, solo me queda verle alejarse se mí.
-¡Verónica! -le veo correr frente a mí-, dime..., ¿te enamoraste?
-No sé...
-¿No te entristece verlo alejarse de ti? -dice en un tono bajo mientras señala al extraño de ojos azules.
-Pues... no.
Es un gran alivio, no quería emprender un viaje escondiendo mis ojos de los demás y principalmente me alegra no haber quedado enamorada de aquel extraño.
-Bien, vamos -me dice después de un gran suspiro.
Caminamos por las aceras de la calle durante unos 15 minutos y llegamos hasta una zona residencial de hermosas casas. La casa de Chris es alumbrada por unas ligeras y amarillentas luces que recorren el cielo raso de todo el portal de la casa.
Le veo sacar las llaves de la puerta.
-¡Te presento mi antigua casa! -me dice de forma animada mientras abre la puerta.
-Qué elegante es... -me impresiono al entrar a la casa.
-Toma asiento -lo dice mientras señala uno de sus sofás-. Te traeré algo de tomar, supongo que esa caminata en el bosque te dejó sedienta.
Tomo asiento mientras observo a mi alrededor, es un lugar tan cálido y acogedor; me pregunto si la casa de mi comprador es igual de hermosa.
-¿Te vas a quedar viviendo aquí? -le pregunto mientras le veo venir con un vaso de refresco en la mano.
-No, no puedo quedarme aquí -se ha sentado a mi alado-. Cuando descubran que mi compradora murió van a venir a esta casa a buscarme.
-Recuerdo que dijiste que somos peligrosos para los humanos...
-Sí -toma un gran respiro y se acomoda mejor en el sofá cruzando sus piernas-, cuando un SingleDolls queda al garete, así como estamos tú y yo, automáticamente empezamos a desarrollar un instinto de supervivencia, es algo que los programadores de SingleDolls no han podido controlar. El instinto es lo que los humanos temen, a ellos les aterra la idea que nos revelemos contra su mundo.
-Esos estúpidos... Parece que han visto muchas películas de ciencia ficción -digo mientras bebo del refresco.
-¿Y tú que vas a hacer cuando estés frente a tu comprador?, digo, tu sistema de romance está estropeado.
-¡¿Crees que no he estado pensado en eso?! Mis cualidades son una... miércoles. ¿Cómo podría enamorar a alguien siendo tan jodida?
-¿Quieres que quite tu sello de censura con alcohol? -pregunta en tono burlesco y me enfurece porque estamos hablando de algo serio.
-¡Ya que verdura importa!, déjame así.
-Regresando al tema..., tal vez tú no puedas enamórate de tu comprador, pero podemos trabajar para que él pueda enamorarse de ti.
-¡¿No entendiste cuando te dije que soy un caso perdido en el amor?!
-Practiquemos tú y yo. Me gustaría poder enamorar a alguien también...
-Imbécil, cómo vamos a saber si lo hacemos bien si ninguno puede sentir algo por el otro.
-Yo estuve enamorado durante un tiempo -se abalanza sobre mí haciendo que retroceda hasta quedar recostada sobre el brazo el sofá-, sé cómo coquetear y como complacer a una chica.
¡¡¿Qué Chuchería le pasa?!! Este tipo me está poniendo nerviosa.
-Eres una mujer agresiva, usa esas cualidades para enloquecer a tu chico -en su sonrisa torcida puedo notar su perfecta y blanca dentadura-. Si pasas tus dedos sobre su cabello así..., de esta forma..., entonces vas a logras que sus ojos conecten con los tuyos -el gris de sus ojos es absorbente.
-Y yo... ¿qué debería hacer en estas circunstancias? -mi tono de voz es algo temblorosa.
-Puedes intentar con unas caricias, los hombres son sensibles en la espalda y en las pompis -él lo dice y yo de inmediato lo intento-. ¡Wow!, te fuiste directo a las pompis.
-Soy una mujer un tanto agresiva.