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** * * * * * * * * * * * DASTON * * * * * * * * * * * * * * * * *
- ¿Listo para irnos? – me interrumpe Ethan desde la puerta de mi oficina.
- Sí, justo he acabado hace unos minutos. – respondo mientras apago mi laptop de trabajo – solo me falta revisar algunos documentos, pero no son muy importantes.
- Bien, bien, eso está bueno. ¿Nos vamos entonces? – me pregunta mientras abre más la puerta y alza una de sus cejas.
Me levanto, recojo mi saco y tomo las llaves. Pero antes de irme, me detengo a ver la foto que tengo de Diana sobre mi escritorio, es del día de nuestro matrimonio. Definitivamente, ese fue el mejor día de mi vida. Pensar en aquel día me hace sonreír, pero también me pone melancólico al extrañarla más.
-Yo también la extraño. Diana era mi otra mitad y la perdí de la noche a la mañana. – Levanto la cabeza y lo observo, su mirada se encontraba mirando el horizonte a través de la pared de cristal de mi oficina. – Pero nadie tiene la culpa. Fue solo un accidente. – voltea a mirarme y se acerca a mí, toma mi hombro y me dice. – No fue tu culpa, nadie tenía idea de lo que pasaría ese día.
- Pude haber hecho algo más. – respondo desviando mi mirada.
- Diana te amaba. No sé si igual que a mí, pues yo era su favorito – lo escucho reír un poco - Pero a lo que quiero llegar es que a mi hermana no le hubiera gustado saber que su esposo se estuviese entregando a la soledad por una culpa que ni siquiera es suya. Te agradezco que hayas honrado su memoria, pero para ello no era necesario aislarte y no darte otra oportunidad con alguien más. Sé que mi hermana sería muy feliz si te viese compartir todo ese amor que has guardado y escondido, por más de una década, con otra persona.
- Mejor vámonos, necesito pasar a mi casa y darme una ducha. – digo ello mientras me dirijo a la puerta de mi oficina para salir.
-En serio, Daston. – me dice seriamente - ya han pasado 13 años, eres mi mejor amigo y no me gusta verte así.
- ¿Así cómo? Sé claro – menciono mientras lo miro directamente a los ojos.
-Sabes a lo que me refiero, no eres el mismo que el de hace 13 años. Este no eres tú realmente.
-Basta, Ethan, si quieres dejar de hablarme porque te parezco insoportable y un cretino, adelante.
- Espera, espera. Creo que hasta ahora no has entendido, eres como mi hermano, Daston, y solo quiero verte bien. Y, por otro lado, lo de cretino lo tienes de nacimiento. – esa sola frase me hace rodar los ojos.
-Ya vámonos ¿te parece?
-Está bien, vámonos.
Salimos de mi oficina y nos ponemos en marcha al estacionamiento, ya que cada uno debe ir a su casa primero.
-Bien, nos vemos a las nueve en el Gritzel Hostin, ¿cierto? – le pregunto cuando estoy a punto de entrar a mi auto.
-Sí, hice la reserva ahí, me pareció un buen lugar.
-Bien, bien, nos vemos entonces. – respondo a la vez que trato de entrar a mi auto, pero me detengo cuando escucho que me llama nuevamente. – Dime.
- Te pregunté si llevarías a alguna invitada especial y, por especial, no me refiero a una persona eventual, sino a alguien que sepa que veré en otra oportunidad. No sé, alguna amiga que tengas y de la que no me hayas contado. – Lo miro extrañado, pues no entendía su tono de voz en aquellas palabras.
- No sé de lo que me estás hablando. Sé más directo, por favor, te vengo pidiendo eso desde que nos conocimos. – ante mis palabras, lo único que gano del pelinegro es un bufido, el cual me hace reír un poco.
- No sé tú, pero escuché que últimamente eres tema de conversación en el área de neurociencias. – dice ello mientras encoge sus hombros con despreocupación y es con esas últimas palabras cuando caigo en cuenta de a qué se refiere.
- Ya sé a lo que te refieres, pero lamento decepcionarte. La doctora Olivia solo me estaba preguntado algo de los presupuestos de facultad, nada del otro mundo. Bueno, ahora sí, si me lo permites, me voy.
Pensaba decirle algo más, cuando de pronto veo a la mujer que tiró el último regalo de mi esposa al piso. A comparación de la mañana, ahora se le veía más tranquila y a la vez muy pensativa hasta que se da cuenta de que la estaba observando, ante lo cual me mira con nerviosismo y desvía su mirada. Luego de ello, veo cómo entra rápidamente a un auto rojo que acababa de estacionarse. Esa acción me causa mucha gracia, lo cual me hace sonreír, pues pareciese que la muchacha hubiera visto al mismísimo demonio. De repente, me pongo a pensar en lo sucedido en la mañana, tal vez le respondí muy seriamente como para llegar a causar esa reacción en ella con tan solo verme, pero era lo mínimo que merecía. Una persona no puede correr de esa manera golpeando a quien se le diese la gana.
- ¡Hey! ¿Sigues aquí o es que esa castaña se ha robado toda tu atención hasta el punto de ignorar a la única persona en el planeta que te soporta? – me mira con una risa burlona
- No digas tonterías, solo me distraje pensando en algo un rato.
- ¿En algo o en alguien? Si hasta llego a pensar que mi charla en tu oficina ya no tiene sentido ahora. – dice ello mientras se ríe ante sus palabras tan sugerentes
-Deja de decir estupideces. Si se ve que apenas es una niña, incluso podría ser mi hija.
- Sí, tienes mucha razón, se le ve muy joven, pero no es tu hija; sin embargo, es alumna de tu facultad. Liana Hamptom es una de las estudiantes de matemáticas más prometedoras que tenemos en el área. – Me mira fijamente y agrega – No sé en qué mundo vives, la verdad. Pero bueno, ya me voy. Nos vemos en tres horas.
- Adiós, nos vemos. – me despido para luego subir a mi auto inmediatamente e ir camino a mi casa.
«Así que una de las alumnas más destacadas del área» - pienso
-No puedo creerme que ni siquiera conozca a los talentos de mi facultad. Creo que soy todo un caso, Diana. – me río mientras miro la fotografía que acabo de sacar de la guantera del auto. – Y, al parecer, ella tampoco me conoce, pues no creo que alguien fuese capaz de hablarle de esa manera a su decano de facultad. Como sea, mejor vayámonos ya que debo descansar un poco antes de ir a la cena.
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