KIRA "La Lobezna del Alpha"
img img KIRA "La Lobezna del Alpha" img Capítulo 1 Prólogo
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Capítulo 6 Siempre hay una primera vez img
Capítulo 7 La bestia que vive en mí img
Capítulo 8 Noche de Luna Llena 🌕 img
Capítulo 9 La verdad img
Capítulo 10 Obvia venganza img
Capítulo 11 Alfas rivales img
Capítulo 12 ¡Insoportable! img
Capítulo 13 ¡Un monstruo! img
Capítulo 14 La niña Alpha img
Capítulo 15 El Trofeo img
Capítulo 16 Un mal entendido img
Capítulo 17 De boca en boca img
Capítulo 18 Mi loba img
Capítulo 19 Sombras del pasado img
Capítulo 20 Instintos perversos img
Capítulo 21 Tu nombre img
Capítulo 22 El secreto de Valkyria img
Capítulo 23 Luna Rosada img
Capítulo 24 Destinada al Alfa img
Capítulo 25 Rechazada por el Alfa img
Capítulo 26 Huyendo de la realidad img
Capítulo 27 El regreso de Mingan img
Capítulo 28 Batalla de lycanes img
Capítulo 29 Una tentadora propuesta img
Capítulo 30 Inocencia perdida img
Capítulo 31 El secreto de la Diosa Selena img
Capítulo 32 Apareamiento img
Capítulo 33 ¡Le pertenezco! img
Capítulo 34 ¡¿Incesto ! img
Capítulo 35 Conjuro de la Luna 🌕 img
Capítulo 36 Despedida de Amantes img
Capítulo 37 Verdad oculta img
Capítulo 38 Difícil decisión img
Capítulo 39 Un último deseo img
Capítulo 40 La despedida del Alpha img
Capítulo 41 Una nueva líder para la manada img
Capítulo 42 Un sólo alma nos pertenece img
Capítulo 43 Sensatez vs Deseo img
Capítulo 44 El apoyo de la manada img
Capítulo 45 Cazador, cazado img
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KIRA "La Lobezna del Alpha"

ANKH
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Capítulo 1 Prólogo

Año 1433

Con la persecución de la iglesia católica en la época medieval, donde los lobos eran considerados seres diabólicos y malignos, Accalia y Sigmur como jefes de la manada, deciden huir a través del bosque hasta llegar a un pequeño pueblo al Este de Beira Baixa en la frontera con la provincia de Cáceres.

Los acompañan el más viejo de los lobos, Varkolak, quien comanda al resto del grupo; solo así, Accalia y Sigmur estarían seguros de que Varkolak no moriría devorado por el resto de los animales salvajes. Con ellos tres a la cabeza, el resto seguiría vivos. Los tres lobos restantes son: Boris, Weerwolf y la lobezna Mingan, llamada así por lo grisáceo de su hermoso pelaje.

En medio del bosque frondoso y oscuro, la manada de lobos corre a toda velocidad, con el peligro acechándolos a cada paso. El sonido de los disparos resuena en el aire, acompañado por los aullidos aterrados de los lobos que huyen desesperadamente de la cacería humana.

Los lobos, con sus pelajes oscuros y ojos brillantes, se mueven ágilmente entre los árboles buscando refugio y protección en medio de la maleza espesa. Sus patas golpeaban el suelo con fuerza, dejando huellas profundas en el barro, mientras se esfuerzan por escapar de sus perseguidores.

Los cazadores, armados con rifles y perros rastreadores, los siguen de cerca, dispuestos a capturar a la manada y acabar con ellos, cumpliendo con la tarea que le ha sido encomendada. Sin embargo, los lobos demuestran una destreza y agilidad sorprendentes, evitando las trampas y emboscadas preparadas por los humanos.

A medida que la persecución continúa, la manada de lobos se mantiene unidos, buscando una ruta de escape para liberarse de los cazadores. A pesar del miedo y la angustia, los lobos demuestran su valentía y lealtad inquebrantables entre ellos, protegiéndose mutuamente en su lucha por sobrevivir.

Finalmente, después de horas de huida frenética, la manada de lobos logra encontrar un refugio seguro en lo profundo del bosque, lejos de la amenaza de sus perpetradores. Allí, entre la penumbra de la noche y el susurro de las hojas, los lobos descansan exhaustos, pero aliviados sabiendo que han logrado escapar de la muerte una vez más y que su instinto de supervivencia los ha guiado hacia la libertad.

Finalmente y a salvo en una pequeña cueva, en medio de la oscuridad bajo el resplandor de la luna llena, la pareja aúlla, rodeando el cuerpo de Varkolak, quien ha sido herido por los cazadores durante la temible persecución.

Aún así y para no poner en riesgo a la manada, el viejo lobo continúo corriendo; sabía que si se detenía, Accalia y Sigmur no lo dejarían solo y terminarían asesinándolos a todos. Varkolak se mantuvo con ellos hasta el final a pesar de la perforación en su costado izquierdo.

Por suerte, el proyectil había taponado la herida evitando que la sangre saliera a borgollones y permitiéndole llegar a salvo al pequeño pueblo.

Alrededor del agonizante lobo, Accalia y Sigmur, hacen un conjuro lunar, implorándole a la Diosa de la noche por la vida del Alfa y pidiendo como deseo de luna llena, ser transformados en humanos, entregando a cambio su inmortalidad y las de sus tres hijos.

Sigmur es el primero en percibir la metamorfosis de su cuerpo de animal a humano, comienza a sentir el cambio, las coyonturas de sus patas delanteras y traseras se vuelven al reverso, provocando un dolor intenso y desgarrador; su cuerpo se va estirando lentamente, sus músculos y nervios obtienen una rigidez corporal extrema y su columna vertical adquiere forma curvilínea, el pelaje se interna entre los poros de su piel y una capa gruesa de piel los recubre. Sus orejas y trompa son absorbidas por la piel gruesa y sus largos colmillos se incrustan en las encías.

Si alguien creía que la habilidad licantrópica del hombre para transformarse en lobo era dolorosa, deben saber que esta metamorfosis es en extremo superior, porque el cánido no solo abandona su forma, sino su propia esencia luchadora y su espíritu libre. Su único deseo, era lograr en ese momento la preservación de su raza y evitar a toda costa la extinción de su especie.

El proceso de mimetización es bastante rápido, Accalia y Sigmur se comportan como verdaderos humanos y se encargan de la crianza de los tres lobos, quienes al comienzo aparentan ser tres lindos cachorros ante la vista del resto de los habitantes del poblado, pero que al cumplir su edad adolescente, se transformarían, al igual que sus padres, en humanos.

El ritual se cumple de acuerdo a lo pactado aquella noche. Es la primera luna del año, conocida así porque en la época invernal, los lobos vagan y aullan hambrientos en busca de comida. Su aullido es tan sonoro que se escucha en todas las aldeas aledañas.

Sigmur conduce a sus tres hijos, lo más lejos del pueblo, Accalia los sigue de cerca, como madre, mientras piensa en el destino de su cría. Tendrán que someterse a su propio instinto y ocultar su naturaleza. Vivir una doble vida. Veintiún día de cada mes, siendo humanos y siete días, apenas volviendo a su estado natural en la noche de luna llena.

Esa noche de luna llena, en lo profundo del bosque, el grupo de lobos se reúne en un claro rodeado de árboles centenarios. El resplandor plateado de la luna ilumina el lugar, creando una atmósfera misteriosa.

Los tres lobeznos se sientan en círculo alrededor del altar de piedra donde arden las llamas de la hoguera sagrada. El líder de la manada, comienza a aullar como una especie de canto ancestral en honor a la luna y a los espíritus de la naturaleza.

Uno a uno, los lobos se acercan al altar y depositan ofrendas de hierbas aromáticas, flores silvestres y piedras preciosas, como símbolo de respeto y gratitud hacia los poderes de la luna. El aire se impregna de una energía vibrante y mágica, mientras los lobos invocan la fuerza de la luna para llevar a cabo su transformación.

Con movimientos rituales y cantos ancestrales, los lobos comienzan a cambiar lentamente. Sus cuerpos se estiran y contorsionan, sus pelajes se desvanecen para revelar piel humana, y sus garras se transforman en manos y pies delicados. Uno a uno, los lobos se convierten en humanos, manteniendo sus miradas fijas en la luna mientras completan su metamorfosis.

Los tres lobos son conjurados esa noche y transformados en humanos, al igual que Sigmur y Accalia.

            
            

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