Lazos del Lobo
img img Lazos del Lobo img Capítulo 9 La grieta entre dos mundos
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Capítulo 11 Medidas desesperadas img
Capítulo 12 La Caza en la Oscuridad img
Capítulo 13 Instinto Desatado img
Capítulo 14 Revelaciones Bajo la Luna img
Capítulo 15 La Verdad Oculta img
Capítulo 16 Ecos del Pasado img
Capítulo 17 La Despertar de Elena img
Capítulo 18 El Despertar de la Fuerza img
Capítulo 19 El Primer Paso Hacia el Control img
Capítulo 20 Una Lección en el Silencio img
Capítulo 21 El Rumor del Asalto img
Capítulo 22 El Enfrentamiento y las Verdades Ocultas img
Capítulo 23 Preparativos para la Tormenta img
Capítulo 24 La Transformación Completa img
Capítulo 25 El Despertar de Nix img
Capítulo 26 Preparativos y Alianzas img
Capítulo 27 La Estrategia de Victor img
Capítulo 28 Decisiones Difíciles img
Capítulo 29 Preparativos para la Tormenta img
Capítulo 30 Al Límite de la Resistencia img
Capítulo 31 Alianza de Sangre y Hierro img
Capítulo 32 La Prueba de la Luna img
Capítulo 33 La Noche de la Transformación img
Capítulo 34 La Fuerza del Vínculo img
Capítulo 35 El Desafío de la Luna img
Capítulo 36 La Confrontación Interna img
Capítulo 37 El Asedio img
Capítulo 38 La Confrontación img
Capítulo 39 La Larga Noche img
Capítulo 40 El Sacrificio de la Luna img
Capítulo 41 El Precio del Sacrificio img
Capítulo 42 La Sombra del Pasado img
Capítulo 43 El Sacrificio img
Capítulo 44 La Coalición Inesperada img
Capítulo 45 El Precio de la Alianza img
Capítulo 46 El Encuentro con los Faes img
Capítulo 47 El Juego de Poderes img
Capítulo 48 El Precio del Poder img
Capítulo 49 La Sombra del Miedo img
Capítulo 50 Preparativos y Decisiones img
Capítulo 51 La Doble Amenaza img
Capítulo 52 La Prueba de Fuego img
Capítulo 53 La Prueba de Lealtad img
Capítulo 54 La Reacción de Elena img
Capítulo 55 Los Últimos Ecos de la Manada img
Capítulo 56 La Alianza Fragil img
Capítulo 57 La Confrontación img
Capítulo 58 El Desenlace img
Capítulo 59 Nuevos Desafíos img
Capítulo 60 La Encrucijada img
Capítulo 61 Final: El Renacer img
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Capítulo 9 La grieta entre dos mundos

La Torre Wolfe parecía extrañamente tranquila al día siguiente. Los empleados se movían por los pasillos, cumpliendo con sus tareas habituales, pero el despido de Sergio había dejado un aire de tensión. Las habladurías eran inevitables. Nadie esperaba que Alexander Wolfe, el dueño de la empresa, interviniera en algo tan aparentemente insignificante. Sin embargo, aquellos que lo conocían bien sabían que Alexander no toleraba ningún comportamiento que comprometiera la integridad de su equipo.

Elena llegó temprano esa mañana, con una mezcla de emociones que no lograba descifrar del todo. Aunque se sentía aliviada por lo que había pasado con Sergio, también estaba inquieta. ¿Por qué Alexander había hecho tanto por ella? Era su jefe, sí, pero había algo más en su mirada, algo que no podía entender del todo.

Mientras organizaba los expedientes en el archivo, su mente vagaba en busca de respuestas. No pudo evitar recordar la intensidad en los ojos de Alexander cuando enfrentó a Sergio. Había una fuerza, una decisión en él, como si lo que estaba haciendo fuera mucho más importante de lo que aparentaba.

El silencio del archivo fue interrumpido por un leve golpe en la puerta. Elena levantó la vista, sorprendida, y encontró a Alexander parado en el umbral, con su imponente figura llenando el espacio.

-Buenos días, Elena -dijo, con una voz tranquila pero firme.

-Buenos días, señor Wolfe -respondió ella rápidamente, bajando la mirada hacia los papeles que tenía en las manos.

Alexander dio unos pasos hacia el interior, cerrando la puerta detrás de él.

-Quería saber cómo te sientes después de lo de ayer.

Elena dudó un momento antes de responder.

-Estoy bien, gracias. No sé qué habría hecho si no hubiera intervenido.

Alexander asintió, cruzando los brazos mientras la observaba. Había algo en su postura, una mezcla de autoridad y cercanía, que la hacía sentir a la vez intimidada y protegida.

-Me alegra escuchar eso, pero quiero que sepas que no debes tolerar ese tipo de comportamiento de nadie, nunca. Y si alguien más te hace sentir incómoda, quiero que vengas directamente a mí.

Elena levantó la mirada, sorprendida por la seriedad en su tono.

-Lo haré, señor Wolfe. Gracias, de verdad.

Alexander la miró por un momento, como si estuviera debatiendo algo internamente. Finalmente, habló con una voz más suave.

-Elena, ¿puedo preguntarte algo?

-Claro.

-¿Por qué nunca dijiste nada sobre Sergio?

Elena bajó la mirada de nuevo, sus manos jugueteando nerviosamente con los papeles.

-No quería causar problemas... Pensé que podía manejarlo sola.

Alexander frunció el ceño ligeramente.

-¿Manejarlo sola? -repitió, con un tono que denotaba tanto incredulidad como preocupación-. No deberías tener que lidiar con algo así por tu cuenta.

Elena se encogió de hombros.

-No estoy acostumbrada a que alguien se preocupe por mí.

La confesión salió antes de que pudiera detenerla, y al instante deseó no haber dicho nada. Sin embargo, Alexander no respondió de inmediato. En cambio, la miró con una expresión que mezclaba curiosidad y algo que parecía ser tristeza.

-Eso va a cambiar, Elena -dijo finalmente, con una determinación que la sorprendió.

Antes de que pudiera responder, Alexander dio un paso hacia la puerta.

-Sigue con tu trabajo, pero recuerda lo que te dije. Mi puerta siempre está abierta para ti.

Elena asintió, observándolo mientras salía del archivo. Una vez que se quedó sola, suspiró profundamente. Su mundo estaba cambiando, y aunque no entendía por qué, sabía que Alexander Wolfe era el epicentro de todo.

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Mientras tanto, en su oficina, Alexander intentaba concentrarse en sus tareas, pero su mente seguía regresando a Elena. La fuerza que había mostrado al enfrentar a Sergio era admirable, pero también le preocupaba la soledad que había detectado en sus palabras.

*"No estoy acostumbrada a que alguien se preocupe por mí."*

Las palabras resonaban en su cabeza, encendiendo algo dentro de él que no podía ignorar. Fenrir, su lobo, había estado inusualmente silencioso desde el incidente con Sergio, pero Alexander podía sentir su presencia, observando, esperando.

Finalmente, después de horas de lucha interna, Fenrir habló.

-Ella es más fuerte de lo que cree, Alexander. Pero necesita ayuda para descubrirlo.

Alexander cerró los ojos, apoyando los codos en su escritorio mientras reflexionaba sobre las palabras de Fenrir.

-Lo sé. Pero no quiero abrumarla. No puedo simplemente entrar en su vida y cambiarlo todo de golpe.

-No necesitas cambiarlo todo, pero sí guiarla. Si sigues ignorando este vínculo, te estarás mintiendo a ti mismo... y a ella.

Alexander apretó los puños, sintiendo la frustración burbujear en su interior.

-¿Y si no está lista? ¿Y si nunca lo está?

-Entonces tendrás que encontrar la forma de que lo esté. No puedes protegerla desde las sombras para siempre.

La conversación terminó tan abruptamente como había comenzado, dejando a Alexander con más preguntas que respuestas. Pero una cosa estaba clara: no podía ignorar lo que sentía por Elena, ni el papel que él debía jugar en su vida.

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Al final del día, Elena recibió una nota inesperada en su escritorio. La caligrafía elegante no dejaba dudas de quién la había escrito:

*"Elena,

Quiero que sepas que tu crecimiento personal es importante para mí. He hecho los arreglos necesarios para que tengas acceso a clases por la tarde, si decides aceptarlas. El tiempo que necesitas para estudiar será respetado, y estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites.

Alexander Wolfe."*

Elena leyó la nota varias veces, sintiendo una mezcla de incredulidad y gratitud. Nadie había hecho algo así por ella antes. Por un momento, permitió que una pequeña chispa de esperanza iluminara su corazón.

Pero, mientras guardaba la nota en su bolso, no podía evitar preguntarse: ¿qué quería Alexander a cambio? ¿Por qué se preocupaba tanto por alguien como ella?

La respuesta, aunque todavía desconocida para ella, ya estaba en movimiento, empujándola hacia un destino que nunca hubiera imaginado.

            
            

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