Amor Prohibido - La luna prohibida
img img Amor Prohibido - La luna prohibida img Capítulo 3 Verdades Ocultas
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Capítulo 6 Ecos del Pasado img
Capítulo 7 Caminos entre Sombras img
Capítulo 8 El Legado Oculto img
Capítulo 9 Despertar de Sombras img
Capítulo 10 Lazos Forjados en la Oscuridad img
Capítulo 11 Voces del Pasado img
Capítulo 12 Ecos de la Decisión img
Capítulo 13 El Camino a la Verdad img
Capítulo 14 La Decisión de la Luna Roja img
Capítulo 15 La Sombra de la Luna Roja img
Capítulo 16 La Última Prueba img
Capítulo 17 El Despertar de la Sombra img
Capítulo 18 La Decisión Final img
Capítulo 19 El Peso de la Elección img
Capítulo 20 El Vínculo Inquebrantable img
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Capítulo 3 Verdades Ocultas

La luna se alzaba alta en el cielo cuando Lucía finalmente llegó a la carretera que marcaba el límite del bosque. Aunque estaba a salvo, su mente seguía atrapada en lo que acababa de presenciar. Caleb... un hombre lobo.

El impacto de esa revelación hacía que su mundo racional y ordenado se tambaleara. Se había preparado para identificar especies raras y recolectar datos científicos, no para enfrentarse a lo imposible. Sin embargo, lo que más le desconcertaba era la extraña conexión que sentía con Caleb, una atracción que no podía explicar ni ignorar.

-Esto es una locura -murmuró mientras encendía el motor de su camioneta y se dirigía de regreso al campamento base.

***

La siguiente mañana, Lucía intentó sumergirse en su trabajo, catalogando las muestras que había recogido antes de su encuentro con Caleb. Pero su mente seguía divagando, recordando la intensidad de su mirada y la forma en que la había protegido.

-¿Qué me está pasando? -susurró, frustrada consigo misma.

-¿Todo bien? -preguntó Carla, una de sus colegas, acercándose con una taza de café en la mano.

-Sí, solo estoy... cansada -respondió Lucía rápidamente, esbozando una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.

Carla no pareció convencida, pero no insistió.

-Bueno, por si acaso, recuerda que mañana tenemos que partir temprano. Nos queda mucho por recorrer antes de que termine la semana.

Lucía asintió, pero en su interior, sabía que tenía que regresar al bosque. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y Caleb era la clave para resolverlas.

***

Esa misma tarde, mientras sus compañeros descansaban, Lucía se aventuró de nuevo al bosque. Esta vez no llevaba brújula ni GPS. No los necesitaba; sabía exactamente a dónde ir.

El arroyo brillaba bajo la luz del sol cuando llegó al claro donde Caleb la había dejado la noche anterior. Miró a su alrededor, buscando cualquier señal de él, pero todo estaba en calma.

-Caleb -llamó en voz alta, sintiéndose un poco tonta.

El bosque permaneció en silencio, pero luego, un susurro de hojas a su derecha llamó su atención. Caleb emergió de entre los árboles, su expresión una mezcla de sorpresa y resignación.

-Eres la persona más terca que he conocido -dijo, cruzando los brazos.

-Y tú eres el hombre más misterioso que he conocido -replicó Lucía, avanzando hacia él.

Caleb suspiró, pero no pudo evitar una pequeña sonrisa.

-Te dije que no volvieras.

-Y yo te dije que no pienso irme hasta que me des respuestas.

-No entiendes en lo que te estás metiendo -respondió él, con un tono más serio esta vez.

-Entonces haz que lo entienda -insistió Lucía.

Caleb la observó durante un largo momento. Había algo en su determinación que lo hacía querer confiar en ella, aunque sabía que hacerlo podría ponerla en peligro.

-Está bien -dijo finalmente. -Pero no aquí. Sígueme.

***

Caleb la guió a través del bosque hasta una cabaña escondida entre los árboles. Era pequeña pero acogedora, con una chimenea encendida que llenaba el espacio de un calor agradable.

-¿Vives aquí? -preguntó Lucía, mirando alrededor.

-Es mi refugio -respondió Caleb.

-¿Tu refugio de qué?

Caleb no respondió de inmediato. En lugar de eso, se sentó en una de las sillas junto a la chimenea y la miró con seriedad.

-Lucía, lo que viste anoche es solo una parte de lo que soy.

-Eres un hombre lobo -dijo ella, con un tono que era mitad afirmación y mitad pregunta.

-Sí. Y lo que eso significa es complicado.

-Explícamelo -pidió ella, sentándose frente a él.

Caleb suspiró, pasando una mano por su cabello.

-No siempre fui así. Era un niño normal hasta que un accidente cambió mi vida. Mi familia... -su voz se quebró por un momento- murió en ese accidente, y yo fui marcado. Desde entonces, pertenezco a este bosque.

-¿Marcado?

Caleb asintió, levantándose y caminando hacia la ventana.

-Por un lobo alfa. El líder de nuestra manada. Fue quien me transformó y me condenó a este destino.

-¿Destino?

-Proteger este bosque y sus secretos. Pero eso tiene un precio. No puedo dejar este lugar. Y aquellos que se acercan demasiado... -Caleb se giró hacia ella, su expresión sombría. -Corren peligro.

Lucía sintió un escalofrío, pero no se apartó de su mirada.

-¿Por qué?

-Porque no todos en la manada comparten mis principios. Algunos ven a los humanos como una amenaza. Otros simplemente no quieren que entren en nuestro territorio.

-¿Y tú? ¿Qué piensas?

Caleb se quedó en silencio por un momento, como si estuviera luchando con sus propias emociones.

-Pienso que tú eres diferente.

Las palabras de Caleb resonaron en el aire, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Lucía no supo qué decir. Había algo en su tono, en la forma en que la miraba, que hacía que su corazón latiera con fuerza.

-¿Por qué yo? -susurró.

Caleb se acercó a ella, sus ojos dorados brillando con una intensidad que la dejaba sin aliento.

-Porque eres valiente. Porque no huyes de lo desconocido, y porque... -hizo una pausa, como si dudara en continuar. -Porque no he podido dejar de pensar en ti desde que te conocí.

El aire entre ellos se volvió más denso, cargado de algo que ninguno de los dos podía negar.

-Caleb... -comenzó Lucía, pero antes de que pudiera decir algo más, un fuerte aullido rompió el momento.

Caleb se tensó de inmediato, girándose hacia la ventana.

-No puede ser... -murmuró.

-¿Qué pasa?

-Vienen por ti.

Lucía sintió que el miedo volvía a apoderarse de ella.

-¿Quiénes?

-Mi manada.

Caleb se giró hacia ella, sus ojos llenos de urgencia.

-Debes irte. Ahora.

-No voy a dejarte aquí solo.

-Lucía, por favor. Esto no es un juego.

-Y tampoco lo es para mí -respondió ella, con una firmeza que lo sorprendió.

El sonido de ramas rompiéndose se acercaba cada vez más. Caleb sabía que no había tiempo para discutir.

-Escucha -dijo, tomando sus manos entre las suyas. -Te llevaré a un lugar seguro, pero tienes que confiar en mí.

Lucía asintió, aunque su corazón latía con fuerza.

-Confío en ti.

Caleb apretó sus manos por un breve momento antes de soltarla.

-Entonces ven conmigo.

Juntos, salieron de la cabaña y se adentraron de nuevo en el bosque, con las sombras de la manada acechándolos desde la distancia.

            
            

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