Capítulo 4 Otra hermana problemática

Bella había deseado esa pulsera desde que tenía memoria. Pero Donna se negaba a desprenderse de ella, ya que la apreciaba mucho.

No obstante, en un abrir y cerrar de ojos, se la había entregado a Yelena, sin siquiera dudarlo.

¿Por qué? ¿Simplemente porque ella era su hija biológica?

No pudo evitar sentir resentimiento. No permitiría que Yelena le robara toda la atención del matrimonio Harris.

"Yelena, lo siento", susurró Bella con voz temblorosa mientras retorcía ansiosamente la tela de su vestido. "No me di cuenta de lo difícil que tuvo que haber sido tu vida y todo lo que debiste haber pasado. Si alguna vez mi presencia resulta una carga, tal vez debería irme...".

A pesar de que se veía muy humilde, había un leve resentimiento debajo de la superficie, sutil pero inconfundible.

Estaba fingiendo ser reflexiva y extremadamente vulnerable, pero cada palabra transmitía un agravio apenas perceptible.

Yelena se pellizcó el puente de la nariz mientras la estudiaba con los ojos entrecerrados. No había pasado por alto la malicia en su mirada.

Esa chica le recordaba muchísimo a Sonya.

¿Cómo era posible que tuviera otra hermana problemática?

Antes de que pudiera responder, Donna dijo de manera asertiva: "Bella, ¿qué estás insinuando? Tú eres parte de esta familia tanto como Yelena. Acabamos de encontrarla, así que es normal que queramos volver a conectarnos. No lo pienses tanto, querida".

La otra esbozó una sonrisa confiada. "Por supuesto, mamá. Lo entiendo muy bien".

Ahora Donna y Callum estaban encantados con el regreso de Yelena, pero Bella tenía la certeza de que no duraría. Pronto se percatarían de quién encajaba en el título de heredera legítima.

Yelena tenía belleza; eso era innegable. ¿Pero qué más?

Su comportamiento discreto, casi tímido, y su vestimenta sencilla carecían de prestigio, delatando su modesto origen.

¿Cómo podría alguien como ella, sin pretensiones de sofisticación ni prestigio, estar a su altura?

Con su encanto natural y su posición entre la élite de la ciudad, era el epítome del legado de los Harris. Su nueva hermana no tenía ninguna oportunidad.

Bella pensó que, muy pronto, la ilusión se rompería y Yelena quedaría relegada, que era lo que le tocaba.

"Me siento un poco cansada", murmuró esta última con agotamiento. "Creo que descansaré un rato".

Donna se mostró preocupada al instante. "Por supuesto, cariño. Te mostraré tu habitación".

La familia Harris se había esforzado mucho para el regreso de Yelena. La habitación reformada con tanto cariño era un testimonio de su cariño.

Las paredes de color crema envolvían el espacio, complementadas con unos prístinos muebles blancos que exudaban una elegancia discreta. La decoración minimalista era una obra maestra cuidadosamente diseñada; cada detalle había sido hecho con meticulosidad para crear un refugio sereno.

"Yelena, ¿qué te parece?", preguntó Donna cálidamente. "Si hay algo que te gustaría cambiar, solo avísame".

Abrió las puertas del armario para revelar las ordenadas filas de ropa de diseñador. "Son las últimas colecciones de varios diseñadores mundialmente famosos", declaró con orgullo. "Todo es para ti".

Yelena se mordió el labio, con los ojos ligeramente húmedos. "Me encanta. Gracias, mamá. Gracias, papá".

Donna exhaló un suspiro de alivio. "Me alegro mucho de que te guste, querida. Ahora descansa un poco; más tarde cenaremos. Le pedí al personal que preparara algo especial".

"Está bien", respondió Yelena.

Los Harris no escatimaron esfuerzos para celebrar el regreso de su hija y organizaron un lujoso banquete que incluía una impresionante variedad de platillos.

La larga mesa del comedor estaba adornada con obras maestras culinarias para satisfacer a todos los paladares.

Durante toda la comida, Donna fue muy cariñosa con Yelena, añadiendo comida a su plato, mientras Callum entablaba con ella una conversación ligera y agradable.

La joven escuchó atentamente y ofrecía una respuesta de vez en cuando, aunque su mente todavía estaba dando vueltas.

Toda la experiencia le resultaba surrealista.

Por lo que Jonathan le había contado, su familia biológica no tenía muchos recursos. Descubrir que eran la familia más rica de Eighfast era una revelación que la hizo sentir desorientada.

Al parecer, la investigación de los Roberts carecía de precisión.

A medida que avanzaba la velada, el descontento de Bella empezó a hervir bajo su serena fachada. Se inclinó hacia delante y dijo con fingida sinceridad: "Yelena, deberías comer más. Tal vez nunca tuviste la oportunidad de disfrutar de platos tan exquisitos. Por favor, no te contengas".

La mirada de Donna se suavizó más cuando recordó las dificultades que Yelena tuvo que haber soportado a lo largo de los años. Estaba más determinada a enmendar el daño. Sin pensarlo dos veces, puso más comida en su plato.

Bella apretó su tenedor mientras su inquietud iba en aumento.

Fingiendo preocupación, agregó: "Yelena, escuché que no terminaste la secundaria superior. ¿Has pensado en volver para completar tus estudios?".

La familia Roberts, de hecho, eran nuevos ricos y no sabían fomentar el potencial infantil, por lo que dieron poca importancia a la educación de Yelena. Habían confundido su pasividad con desinterés y le dejaron realizar sus estudios de forma independiente.

En realidad, ella había completado sus cursos bajo sus propios términos y decidió que la educación formal ya no servía a sus ambiciones.

Pero la mayoría asumía que había abandonado sus estudios debido al fracaso académico. Yelena no veía necesidad de corregir ese concepto erróneo, pues no le interesaba.

Pero Bella no soportaba la atención que la recién llegada recibía.

Hasta ahora, ella había sido la amada hija de la familia Harris, el foco de su orgullo.

El regreso inesperado de Yelena había cambiado esa dinámica, y Bella sentía que su posición cuidadosamente mantenida se estaba destruyendo.

Callum rompió el silencio con un tono comprensivo: "Yelena, eso solo depende de ti. Si quieres continuar tus estudios, te ayudaré a encontrar una escuela que se adapte a ti".

La familia Harris siempre había apreciado los logros intelectuales, pero la alegría de Callum por tener a su hija de vuelta superaba cualquier preocupación sobre las expectativas sociales. No quería que se sintiera presionada por ellos.

Respetaba incondicionalmente sus límites.

Sin embargo, Bella no estaba dispuesta a olvidar el asunto, así que se inclinó hacia delante y dijo con supuesto arrepentimiento: "Papá, la educación es muy importante. Tener excelentes cualificaciones abre puertas y facilita encontrar un buen empleo. Yelena todavía es joven, igual que yo. Sería una pena que desperdiciara esos preciosos años".

Donna asintió pensativamente, como si considerara sus palabras. "Es cierto. Yelena, deberíamos hacer arreglos para que asistas a una escuela de buena reputación. Bella, ¿la Universidad Kheley, a la que vas, no es bastante prestigiosa? Tal vez sea una buena opción para Yelena".

Bella se quedó congelada.

¿Acaso Donna estaba loca?

La Universidad Kheley no era cualquier institución; era la cumbre de la excelencia académica. La admisión era bastante competitiva y solo se reservaba para quienes tenían credenciales impecables.

Incluso Bella, quien siempre se había posicionado entre los mejores estudiantes, había asegurado su lugar con sus excelentes calificaciones en los exámenes.

Ocultando su irritación con una expresión pensativa, respondió: "Mamá, la Universidad Kheley no admite estudiantes basándose en conexiones. La última persona que intentó entrar de esa forma se enfrentó a una reacción severa; incluso se dice que terminó al borde de la depresión. Me preocupa que, si Yelena asiste en esas circunstancias, la presión será demasiada para ella".

En realidad, quería mantenerla lo más lejos posible de la Universidad Kheley.

Ahora era la belleza del campus, la envidia de muchos. Pero la innegable hermosura de Yelena amenazaba ese título, y la idea de tener a su inculta hermana tan cerca la hacía querer entrar en pánico.

Pero entonces Yelena, ignorando la advertencia velada de Bella, dejó el tenedor y respondió tranquilamente: "Si todos piensan que la Universidad Kheley es una buena opción para mí, asistiré ahí. De hecho, el presidente de esa universidad, el señor Hugh Wilson, ya se puso en contacto conmigo. Solo necesito confirmar mi asistencia".

El comedor se sumió en un silencio atónito. Donna y Callum intercambiaron miradas de asombro.

Bella, por su parte, arqueó la ceja con incredulidad. "¿Hablas en serio? ¿Te refieres a la misma Universidad Kheley?".

Yelena asintió y respondió: "Sí. Papá, mamá, entiendo sus preocupaciones, pero no son necesarias. Yo me encargaré de todos los arreglos".

"¿Qué?". La pareja Harris intercambió miradas incrédulas, todavía conmocionados.