No te metas con la heredera misteriosa
img img No te metas con la heredera misteriosa img Capítulo 1 La pulsera
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Capítulo 7 La pérdida de Brett img
Capítulo 8 Podría curar a Donna img
Capítulo 9 Una subasta especial img
Capítulo 10 Pelea con los matones img
Capítulo 11 Elige un vestido img
Capítulo 12 Su vestido arruinado img
Capítulo 13 Toda la atención img
Capítulo 14 Ella va a tratar al señor Mitchell img
Capítulo 15 Entrega personal de la carta de admisión img
Capítulo 16 La chica genio de los rumores img
Capítulo 17 La nueva estudiante img
Capítulo 18 El regalo de Cayson img
Capítulo 19 Ella es Yancy img
Capítulo 20 Un tratamiento como ninguno otro img
Capítulo 21 La abuela img
Capítulo 22 Cayendo en el agua img
Capítulo 23 La farsa de la víctima img
Capítulo 24 Una apuesta img
Capítulo 25 Una estudiante con calificaciones excelentes img
Capítulo 26 Solo una camarera img
Capítulo 27 Austin y Leonel img
Capítulo 28 Feria de tasación img
Capítulo 29 Desafiar su autoridad img
Capítulo 30 Superado con creces img
Capítulo 31 Eliminé el veneno por completo img
Capítulo 32 No manches el nombre de la familia Harris img
Capítulo 33 Replica directa img
Capítulo 34 La fiesta de cumpleaños de Elianna img
Capítulo 35 Exactamente el mismo regalo img
Capítulo 36 Bella fue engañada img
Capítulo 37 Salida de compras img
Capítulo 38 Restaurante de lujo img
Capítulo 39 La refinada cena de Yelena img
Capítulo 40 No tiene sentido discutir con una tonta img
Capítulo 41 Tu nombre está en el programa img
Capítulo 42 Él también está aquí img
Capítulo 43 Esperar para descubrirlo img
Capítulo 44 Una actuación asombrosa img
Capítulo 45 Empañar la imagen de Yelena en la mente de Austin img
Capítulo 46 Darle a Bella una cucharada de su propia medicina img
Capítulo 47 Yelena supera a Bella img
Capítulo 48 Las consecuencias de sus actos img
Capítulo 49 La velada img
Capítulo 50 La primera vez de Sonya en un entorno tan prestigioso img
Capítulo 51 Se encontró nuevamente con Sonya img
Capítulo 52 La rifa img
Capítulo 53 Habilidades magistrales en la preparación de té img
Capítulo 54 La sospecha de la familia Roberts img
Capítulo 55 ¿Solo un conductor img
Capítulo 56 Lo que ella dijo se cumple img
Capítulo 57 Una broma img
Capítulo 58 Un malentendido img
Capítulo 59 Quien acusa suele ser el culpable img
Capítulo 60 No tomes lo que no es tuyo img
Capítulo 61 Tomarles fotos img
Capítulo 62 Nombres reales al descubierto img
Capítulo 63 Todo se devuelve img
Capítulo 64 Drama en la cena familiar img
Capítulo 65 Un nuevo plan img
Capítulo 66 Las ilusiones de Jonathan img
Capítulo 67 La persistente inquietud img
Capítulo 68 Atrapada en una trampa img
Capítulo 69 ¿Quién orquestó esto img
Capítulo 70 Ella cambió el regalo img
Capítulo 71 No es una chica cualquiera img
Capítulo 72 Serios problemas img
Capítulo 73 Ella es Oaklyn img
Capítulo 74 Escribiendo frente a todos img
Capítulo 75 Te pido que te marches img
Capítulo 76 Un aliado en problemas img
Capítulo 77 Una apuesta con Jacob img
Capítulo 78 Mi dinero no crece en los árboles img
Capítulo 79 La auténtica diversión img
Capítulo 80 La ronda decisiva img
Capítulo 81 No pueden soportar una pérdida img
Capítulo 82 Un agradable encuentro img
Capítulo 83 ¿Cómo era posible que conociera a alguien importante img
Capítulo 84 Un imán para los problemas img
Capítulo 85 Apuesta img
Capítulo 86 Enfrentamiento de piedras preciosas img
Capítulo 87 Cortar la piedra img
Capítulo 88 Aparece una esmeralda rara img
Capítulo 89 Una apuesta es una apuesta img
Capítulo 90 La canción era robada img
Capítulo 91 Acusada de plagio img
Capítulo 92 Yelena era la culpable img
Capítulo 93 En busca de un chivo expiatorio img
Capítulo 94 Acudiendo a Jacob img
Capítulo 95 Conspiración img
Capítulo 96 Rescatar a un anciano img
Capítulo 97 Fue el destino el que nos hizo encontrarnos img
Capítulo 98 Su salvadora img
Capítulo 99 Pedir ayuda a Yelena img
Capítulo 100 Un acompañante de club nocturno img
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No te metas con la heredera misteriosa

Hobart Colvin
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Capítulo 1 La pulsera

Había un silencio incómodo en la villa de la familia Roberts en Eighfast, solo interrumpido por unos pasos acercándose.

"Yelena, ¿has vuelto tan pronto?". Sonya Roberts estaba apoyada contra el marco de la puerta, con una sonrisa satisfecha. "Tal vez Brett White sea mayor, pero es todo lo que una mujer podría desear: adinerado, influyente y confiable. Deberías sentirte honrada de poder ser su esposa".

El rostro de Yelena Roberts se volvió severo.

Antes de que Sonya pudiera reaccionar, ella se abalanzó hacia delante y le dio un fuerte golpe en la mejilla. La bofetada resonó en la habitación, hiriendo el orgullo de esta.

"¿Por qué no aprovechas esta oportunidad?", espetó Yelena, tan cortante como una espada. Sus ojos se entrecerraron con desprecio. "Pusiste algo en mi bebida, ¿no?".

Sonya se agarró la mejilla dolorida. Su confianza se desmoronó en un jadeo estrangulado mientras la feroz huella roja de los dedos de Yelena se asentaba más en su piel.

"¡Yelena! ¡Qué insolente! ¿Te has vuelto loca?". Tatiana Roberts se acercó enseguida con el rostro desfigurado por la rabia y la incredulidad mientras la fulminaba con la mirada. "¿Cómo te atreves a golpear a Sonya?".

¡Qué malagradecida!

Después de todo, ni siquiera era una Roberts.

Hacía tres meses, una visita al hospital lo había cambiado todo. Yelena había sido internada por una lesión, y lo que tuvo que haber sido un análisis de sangre de rutina transformó completamente su mundo.

Su raro tipo de sangre no coincidía con el de Jonathan Roberts ni con el de su esposa, sus supuestos padres. La revelación destrozó a la feliz familia, ya que ella no era su verdadera hija.

Desesperados por recuperar el equilibrio, los Roberts iniciaron una búsqueda exhaustiva de su verdadera hija. Y así encontraron a Sonya, una mujer que se había adaptado sin problemas a la vida que nunca estuvo destinada para Yelena.

A partir de ese día, esta última se convirtió en un fantasma en su propia casa, una usurpadora que, sin saberlo, había disfrutado de los lujos destinados a la otra. Lo que había sido suyo ahora era declarado una injusticia, un insulto al legítimo derecho de Sonya.

Jonathan y Tatiana necesitaban reconciliarse con su nueva hija.

Pero era un desperdicio dejar ir a Yelena. Brett White, un rico empresario, había expresado su encaprichamiento con ella. Si jugaban bien sus cartas, casarla con él les daría una recompensa de cinco millones de dólares.

Por eso tramaron un plan siniestro.

Una bebida drogada y una habitación preparada para la traición. Querían entregarla como si fuera un paquete, firmado y sellado.

Pero Yelena arruinó su plan, escapándose de sus garras en el último momento.

Desafiante y serena, se volvió hacia Tatiana y espetó: "Ella me drogó, me ridiculizó y me trató como si no valiera nada. ¿No crees que merecía esa bofetada?".

El rostro de Sonya decayó y sus labios temblaron con una mirada de falso dolor. "Estaba pensando en tu futuro", respondió con una voz empalagosamente dulce. "Mamá me dijo que tu verdadera familia provenía de un pueblo pobre. Si te casas con el señor White, tu estatus se elevará. Es una bendición".

Pero detrás de su fingida inocencia, estaba furiosa. ¿Cómo se atrevía Yelena a golpearla?

'Ya verá cómo la pongo en su lugar luego', se dijo.

"Si casarse con un hombre rico es una bendición tan grande, ¿por qué no la aprovechas tú?", preguntó Yelena fríamente mientras sus ojos entrecerrados miraban mordazmente a las otras dos mujeres.

"¡Qué chica tan malagradecida!", siseó Tatiana con una mirada iracunda. "¿Cómo te atreves siquiera a pensar en compararte con Sonya? ¡Ella es muy superior a ti! Además, ya está comprometida con Roger Ellis, el heredero de la prestigiosa familia Ellis. ¡Es una unión acorde a su estatus!".

Sonya avanzó con una sonrisa melosa, pero tenía una mirada triunfal. "Así es, Yelena. Roger me dijo que soy su único y verdadero amor, la única que podría imaginar a su lado".

La realidad resultaba sofocante. Yelena había sido la primera prometida de Roger, mucho antes de que se descubriera la existencia de Sonya. Pero en cuanto se reveló su verdadera identidad, su compromiso fue destruido. Sonya ocupó su lugar con tanta facilidad como quien se pone un vestido perfectamente confeccionado.

Incluso Roger parecía ansioso por el cambio, ya que su afecto no tardó en orientarse hacia ella.

Sonya observó a Yelena como un depredador que evaluaba a su presa. Odiaba la suavidad de sus rasgos, su piel luminosa, la elegancia serena que parecía intrínseca a ella... La envidia se enroscó en su pecho, venenosa y amarga, pero la escondió con una sonrisa practicada.

"Relájate, Sonya. No sería capaz de tocar a Roger ni con un palo de tres metros. Ustedes hacen una pareja perfecta, una combinación tan desafortunada que es casi poética. Solo guárdense sus teatralidades; los demás no necesitamos el dolor de cabeza". Yelena le dio una sonrisa desdeñosa.

Jonathan sintió que la tensión estaba escalando, así que finalmente intervino: "Yelena, es por tu bien. Hemos encontrado una pareja adecuada para ti, alguien que pueda asegurar tu futuro. Pero si quieres negarte, que así sea. ¡Tal vez sea momento de que busques a tus padres biológicos!". A pesar de conocer las intrigas de Tatiana y Sonya, él ni siquiera intentó detenerlas.

Era consciente de que estaba mal lo que ellas hacían, pero la verdad innegable de los orígenes de Yelena le impedía permanecer con la familia Roberts.

Con un suspiro de resignación, sacó un sobre que contenía diez mil dólares y se lo entregó.

"Toma, es lo mínimo que podemos hacer. Te trajimos por error desde Phurg, y creemos que tus verdaderos padres siguen ahí".

Phurg era un lugar desolado y empobrecido que sobrevivía solo de la caridad de las corporaciones, un duro recordatorio de lo lejos que estaría Yelena de la vida que había tenido.

Tatiana se cruzó de brazos y resopló: "¿Es en serio, Jonathan? La criamos durante muchos años, así que no le debemos nada. ¿Y ahora le estás entregando dinero después de que tuvo la audacia de golpear a Sonya? No es más que un pequeño parásito malagradecido".

¿Malagradecido?

Yelena soltó una risa amarga.

Su afán de deshacerse de ella como si fuera una vieja baratija que ya no querían le dolía más de lo que estaba dispuesta a admitir. Cuando descubrió que no era su hija biológica, quiso dejarles un buen regalo de despedida, una suma de dinero para garantizar su bienestar. Pero ahora esa idea le parecía ridícula.

Jonathan no tenía las habilidades necesarias para gestionar un negocio, y Tatiana era poco más que una compradora compulsiva que gastaba sus recursos. De no ser por los esfuerzos de Yelena detrás de escena, hacía mucho que el Grupo Roberts se habría derrumbado.

Sus ojos se volvieron sombríos mientras enderezaba su postura.

"Gracias por el gesto, señor Roberts, pero no será necesario", respondió tranquilamente.

Sin esperar una respuesta, ella giró sobre sus talones y subió para empacar sus pertenencias.

Sonya fue corriendo detrás de ella.

Cuando Yelena regresó abajo, no llevaba nada más que un bolso negro desgastado colgado del hombro. Si bien su expresión era ilegible, su postura irradiaba desafío.

Sonya la siguió con una máscara de falsa preocupación. "¡Espera, Yelena! No te vayas tan rápido. Esta ropa es prácticamente nueva, así que deberías llevártela. Escuché que tu verdadera familia tiene... dificultades".

Con un gesto calculado, extendió la mano y agarró su bolso.

De repente, el contenido se esparció sobre el suelo de mármol.

Entre los objetos mundanos, había una reluciente pulsera Chanel, cuyo brillo reflejaba la luz como un faro.

Sonya lanzó un jadeo exagerado y se llevó la mano al pecho. "¡Esa... es la pulsera que papá me regaló la semana pasada! ¿Cómo terminó en tu bolso?".

Los labios de Yelena se curvaron en una sonrisa burlona.

Ese era el plan de Sonya, su último intento para humillarla.

Sus ojos afilados como dagas la miraron. Si quisiera un espectáculo, lo tendría.

"¿Cómo pudiste, Yelena?", siseó Tatiana con indignación. "¿Robarle a la gente que te crio? ¿Después de todo lo que hicimos por ti? ¡No me extraña que hayas rechazado diez mil dólares, ya que conseguiste algo mucho más valioso! ¡Un ladrón en la familia es la peor desgracia!".

Por su parte, Jonathan frunció el ceño hasta convertirlo en un gesto tormentoso. Dio un paso adelante y murmuró amenazantemente: "Yelena, explícate. ¿Por qué la pulsera que le di a Sonya está en tu bolso?".

            
            

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