Capítulo 5 Reunión de amigos

Mientras tanto, en el Club Oasis, conocido por ser el lugar más costoso de Orkset, el aire dentro de una sala privada crepitaba de emoción; bajo el hechizo de luces brillantes y música ensordecedora, un grupo diverso de hombres y mujeres se divertían juntos, disfrutando del exclusivo entorno.

De repente, la puerta se abrió de golpe y apareció Kristopher en el umbral.

La sesión de karaoke se detuvo abruptamente cuando la multitud se giró para saludarlo al unísono, con todas sus voces mezclándose. "¡Kristopher...!".

Antes de que alguien más pudiera hablar, una mujer cubierta con una capucha que le llegaba hasta los pies apareció detrás de él.

Moviéndose con elegancia, Lise se quitó la máscara y entrelazó su brazo con el del hombre. Luego, se dirigió a todos los presentes en la sala con un tono encantador y sereno: "Mi asistente se fue de repente y me dejó sola. Como no quería pasar la noche sin compañía, invité a Kristopher. No tienen ningún problema con ello, ¿verdad?".

La belleza de esta mujer estaba fuera de discusión. Su rostro era una delicada composición de labios color cereza y una nariz respingada, enmarcada por unos ojos que brillaban con un atractivo vulnerable que exigía un fervor protector por parte de quienes la rodeaban; su presencia podría definirse como etérea.

En contraste, los rasgos de Carrie eran más pronunciados: poseía una belleza vívida y sorprendente, mientras que la elegancia de Lise era más sutil y discreta.

Sin embargo, los asuntos del amor rara vez seguían caminos simples y el aspecto de las personas no era determinante.

Aunque Kristopher y Carrie estaban casados, era solo un título; el hombre siempre se mostraba distante con ella y rara vez la incluía en sus eventos sociales privados.

Su grupo de amigos casi no se relacionaba con la chica, así que no sentían la obligación de defenderla.

Al escuchar el comentario de Lise, la incomodidad se apoderó momentáneamente del espacio. Sin embargo, todos se relajaron rápidamente y ofrecieron una sonrisa gentil mientras decían: "Aquí todos somos amigos, así que no nos detendremos por culpa de las formalidades".

Lise esbozó una sonrisa sutil y cómplice mientras seguía con gracia a Kristopher hacia el interior de la bulliciosa sala.

El evento de esa noche había sido meticulosamente planeado para expresar agradecimiento por su contribución a su carrera.

Cuando entraron, la multitud se abrió como el mar para dejarles paso y que ocuparan los asientos de honor.

Con un gesto elegante, el líder del grupo le entregó una copa de vino a Kristopher y luego proclamó con una amplia sonrisa: "¡Realmente tenemos una deuda de gratitud contigo, señor Norris! Tus excepcionales talentos atraen la atención de todos en la ciudad, y presenciarlos de primera mano solo confirma que es cierto lo que dicen de ti. ¡Sin tu experiencia, conseguir este contrato habría sido imposible!".

Su reunión marcó el lanzamiento de una novedosa plataforma de compras, la cual había estado negociando con numerosas marcas locales en Orkset, pero el escenario cambió drásticamente cuando el gigante tecnológico JoyBuy entró en escena de manera espectacular, revolucionando el panorama competitivo.

Competir contra esa empresa fue como la clásica historia de David contra Goliat, con un panorama realmente desalentador; desesperados, acudieron a Kristopher para que los ayudara con su extensa red de conexiones y su reconocida destreza estratégica en el mundo de los negocios.

Con su rapidez característica, ideó un ingenioso plan y aseguró inmediatamente la asociación, arrebatándola de las garras de JoyBuy justo antes de que estos últimos pudieran firmar el acuerdo comercial; esta jugada magistral les aseguró el éxito.

Este notable cambio solo intensificó el ya profundo respeto que todos tenían por este hombre.

Albin Murray, radiante de orgullo, no pudo evitar jactarse: "¡Con esto aprenderán a no subestimar a nuestros poderosos amigos! ¡Pensaron que podían robar este negocio justo debajo de nuestras narices, obviamente subestimando la influencia de Kristopher!".

Albin, nacido en la adinerada familia Murray, era uno de los amigos más cercanos de Kristopher y era famoso por su extensa red social, a través de la cual se canalizaban las desesperadas súplicas de ayuda hacia su amigo.

Mientras tanto, el propio Kristopher, el foco de todas sus conversaciones, estaba reclinado despreocupadamente en un sofá, bañado por el suave resplandor de las luces del techo; ya era todo un experto en el arte de recibir elogios, por lo que su expresión se mantuvo tranquila y distante.

La luz ambiental esculpía sus rasgos afilados, proyectando sombras dramáticas que enfatizaban el alto puente de su nariz y la marcada línea de su mandíbula, como si fuera una obra de arte viviente; su gracia natural y su desapego eclipsaban la magnificencia que pudiera poseer cualquier mortal.

Aunque se ofrecieron varios brindis durante la celebración, se hizo evidente que Kristopher solo tocaba su copa pero no bebía su contenido, así que el resto de los invitados bajaron el volumen de sus conversaciones para permitirle un momento de reposo con los ojos suavemente cerrados.

Lise, ligeramente febril, optó por no entregarse al ambiente alegre y decidió sentarse junto al hombre en sereno silencio, clavando en él unos ojos que emitían una profunda e inconfundible adoración.

Albin, cautivado por la pareja aparentemente perfecta, reflexionó sobre los caprichos del destino; tomó discretamente una foto con su celular y la compartió sin reparos en sus diversas redes sociales.

A medida que avanzaba la noche y el licor menguaba, la puerta de la sala se abrió de nuevo.

El asistente personal de Kristopher, Oliver Brooks, hizo su entrada, saludando a los presentes con un gesto respetuoso pero que evitaba el servilismo, posicionándose rápidamente frente a su jefe.

El silencio flotaba en el aire, pero Lise, incapaz de contener su curiosidad, se inclinó y susurró: "¿Qué pasa?".

Oliver, manteniendo su atención en Kristopher, decidió no responderle directamente.

Un rubor de vergüenza tiñó las mejillas de la mujer cuando se giró hacia Kristopher y preguntó vacilante: "¿Debería evitarlo?".

Él solo ajustó su postura antes de ordenar con una voz baja y tranquila: "Adelante, habla".

Un escalofrío de aprensión recorrió al asistente mientras empezaba a hablar con vacilación: "Señor Norris, la señora ha dejado la Villa Bayview y...".