La noche había pasado entre gemidos ya bastante normales lar Sofía, Jeremy la hizo suya durante todo lo que había quedado de la madrugada, Sofía aunque quizá negarse, había sucumbido en la pasion.
Cuando el amanecer había llegado, Lucas Andrade había concretado una reunión con el Grupo Alarcón, en la sala de reuniones se encontraban Sofía y Lucas conversando de manera amistosa hasta que la puerta fue abierta y los ojos negros de Jeremy los observa de manera poco amigable, aquello que molesto a Jeremy fue observar como Sofia sonreía con Lucas, pero al momento de verlo a él aquella sonrisa se había desvanecido la rara sensación de celos se apoderó del hombre, y era muy difícil de controlar.
- Por lo visto tienen una buena amistad - Murmuró el hombre con una tonada diferente, pero se sentía la hostilidad que emana.
- Por supuesto señor Alarcon, yo a diferencia suya si me he dado la oportunidad de conocer a Sofía - Lucas no había dudado en responder y claramente había logrado molestar a Jeremy.
- Lastimosamente la hora de socializar ha culminado mi mujer y yo nos retiramos - Murmuró Jeremy posicionándose al lado de Sofía, claro que a la mujer no le había agradado en lo absoluto aquel comportamiento ella quería tener lo más lejos posible a Jeremy de ella.
- Bien, como es día laboral lo entiendo - Lucas no se mostró reacio en ese momento - Sofía, espero que aceptes una invitación para almorzar juntos cuando tú lo dispongas - toda la atención del hombre fue puesta en la mujer.
- Muy bien Lucas, te agradezco la invitación y por supuesto que la acepto - Muy a su pesar Jeremy se mantuvo en silencio conteniendo sus arrebatos, segundos después la pareja de esposos salió de la Sala, cada uno de ellos fueron directamente hasta sus oficinas.
Pero en la Oficina Presidencial, Jeremy tenía una cara oscura, parecer ser que no estaba conforme con absolutamente nada entonces levantó el Teléfono y le había dado una orden a su secretaria.
- Te ordeno que nadie moleste o que alguien irrumpa en mi oficina durante una hora - Rugió el hombre a través de la llamada, la pequeña secretaria se había asustado por la tonada de Jeremy, de hecho ser su secretaria requería de un fuerte temperamento.
- Si señor - Respondió la mujer con el temblor en los labios y en la voz, en escasas ocasiones el hombre empleaba aquella tonada de voz.
Jeremy bajo el teléfono cerró los ojos por unos segundos hasta que volvió a marcar el número de alguien más, en la Oficina de la Gerencia el ambiente era agradable Sofía se encontraba trabajando arduamente cuando una llamada había caída, así que la mujer contestó la llamada.
- Te quiero en mi oficina ahora - La molesta voz de Jeremy había fastidiado a la mujer, pero antes de reclamar la llamada ya había terminado y ella sabe que debe de obedecer.
- Tu odio va a torturarme hasta la empresa, Jeremy - Expuso en un susurró la mujer, pero no tenía más opción que obedecer entonces se dirigió al área Presidencial - Lucía, estoy acudiendo al llamado de mi marido ¿puedes informar de mi llegada?
La secretaria se había sorprendido, pero realizó la llamada aunque Jeremy había sido claro, tampoco va a dejar que Sofía se vuelva a ir y se gane alguna reprimenda del Gran Jefe.
- ¿Qué ocurre? - Pregunto Jeremy.
- Señor, la señorita Álvarez está aquí - la secretaria se mordió los labios.
- ¿Por qué le dice Señorita Álvarez? - lo expresado por Jeremy había tomado por sorpresa a Lucía - Ella ha dejado de ser la Señorita Álvarez, ella es la señora Alarcón y déjala entrar - ordena Jeremy.
- Oh, lo lamento señor, no volverá a ocurrir aquel error - Respondió la Secretaria con una sonrisa entonces se dirige a Sofía - Señora, puede pasar, el presidente espera por usted.
- Gracias Lucia - Expresó Sofía, posteriormente entró en la Oficina de su malhumorado marido - Señor Presidente, dígame en que le puedo ayudar, o mejor dicho que quieres Jeremy.
Jeremy cerró la puerta con control y se había puesto de pie.
- Sofía, cuidado por el tono empleado al hablarme y te quiero a ti - Aquellas palabras provocaron escalofríos en la mujer, prácticamente su corazón había dejado de latir, pero cuando la tomó de la mano y la dejo en el sofá entendía el significado de sus palabras y no era porque la quiera, era para tener intimidad.
- Estamos en la Empresa Jeremy, detente - Aunque en verdad Jeremy la había agarrado con la guardia baja, el pequeño rostro de la mujer era como un tomate.
- Es mi empresa - Expuso el hombre con la voz ronca, y teniendo a un seductor Jeremy mirándola de esa manera hizo que el deseo de Sofía se apodere de ella, pero en definitiva el deseo siempre puede más y allí ambos poseían aquello.
El hombre tomó la decisión de despojar a la mujer de sus prendas, Sofía se había quedado completamente desnuda a merced del hombre, ambos cuerpos se fundieron en las llamas de la Pasión en la Oficina Presidencial, Jeremy no puede controlar su deseo por la mujer prácticamente el podría perder la cabeza por ella, podría arder en el infierno por ella, su autocontrol con su esposa era nulo.
- Eres hermosa - Murmuró el hombre sacudiendo el cuerpo ya en llamas de la mujer, Sofía no entendía a Jeremy desde aquella perspectiva, él la puede golpear, la trata mal, pero también sus palabras son como un recuerdo estancado, tenía un encanto particular, entonces la Oficina exploto de Gemidos, jadeos, pasión, besos apasionantes y un sentimiento capaz oculto y desconocido, Jeremy Alarcón ama a aquella mujer, pero su orgullo y la maldad de Alma levantan un gran muro para ellos.
Cuando todo había terminado ambos se habían duchado, pero Jeremy no podia estar lejos de los labios de Sofia.
- Jeremy ya es suficiente - Expuso la mujer, mientras busca sus prendas, aunque el hombre ya estaba completamente vestido, aquello tomó por sorpresa a Sofía, pero no tenía tiempo de pensar en aquello - Esto no puede ser.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó el hombre llegando rápidamente cerca de la mujer.
- Has roto mi camisa Jeremy - La mujer levantó la prenda dejando ver que la misma estaba rota e inservible tal como lo estaba diciendo.
- Esto no es nada - con aquellas palabras Jeremy había llamado a su secretaria - Ve a buscar una camisa de repuesto para la señora y no tardes mucho - Fue la orden de Jeremy.
La secretaria fue corriendo hasta el área de Gerencia, la Asistente de Sofía estaba atareada cuando la secretaria Presidencial había llegado.
- ¿Qué ocurre contigo? - Pregunto al observar a Lucía por allí.
- Búscame una camisa de repuesto para la Gerente no me preguntes que paso, no lo sé, lo único que tengo claro es que en la Oficina ha llegado una Guerra, pero yo creo que de amor.
- Deja de decir estupideces, ya te veo una - la asistenta tampoco era estúpida sabe que quizás su jefe le rompió la camisa a Gala así que para evitar que ella siga mucho tiempo allí busca rápido una prenda.
En el área Presidencial de la Empresa Alarcón una hermosa mujer que portaba un vestido rojo se adentró en el lugar, al no encontrar a nadie y como es la consentida del CEO, Alma tomó la decisión de avanzar hasta llegar a la Oficina de Jeremy.
- ¿Qué demonios Sofía? - Grito la mujer con furia al observar que Sofía no tenía prendas en la parte de arriba del cuerpo.