una diosa para un beta
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Capítulo 2 capitulo 2

2. Naím mimaba a Akira a niveles altos, era la pequeña reina de la manada, su nariz pequeña y roja en la punta y sus cachetes rosados hacían que cualquiera los quiera pellizcar, tenía labios pequeños, pero carnosos y sus labios rojos como las fresas, ojos grandes con abundantes pestañas. Era muy sensible, pero decidida, Naím amaba a cada cualidad de Akira, pero nunca se había atrevido a darle un beso, espero a que tenga diecisiete.

Para él Akira era algo tan valioso que sentía que manosearla sería dañarla y quería esperar la edad correcta, ella era su niña sensible, cariñosa, frágil, delicada, pero aun así celoso y cuidadoso, no permitía que nadie se acercara a su princesa, a la que un día sería su reina.

Naím había sufrido de celo, pero se encerraba y no permitía que Akira se acercara, no estaba marcada, nunca había estado con él sexualmente aunque ella se le ofrecía para que él no sufra tanto en su celo, él no aceptaba, ella no era una loba por tal razón Akira no entra en celo y era muy pequeña aún. Naím cuidó y amo a Akira desde antes de nacer y causarle algún dolor a su bebita sería duro para su corazón y sabía que la primera vez debía ser muy especial, por eso quería esperar el momento correcto y en celo no podía ser, ya que, aunque él no sea un alfa tenía sus atributos también. Akira no llegaba a los 100 años muchos menos Arturo eran prácticamente adolescentes; sin embargo, Arturo era demasiado fuerte y por tal razón lo coronaron como alfa, hubo muchos desacuerdo muchos lobos decían que él aún no era digno de ser un alfa que le faltaba más edad, otros si aceptaban hicieron muchas reuniones con varias manadas aliadas a la de Deimon y al final terminaron aceptando pusieron a Arturo a muchas pruebas, pero al ver la bestia que era y el autocontrol que este tenía sobre ella dieron por aprobado que él sea el nuevo alfa, aunque le dejaron claro que debía de tener su compañera a su lado.

Y ese era el dolor de cabeza de Arturo; Leila, ella lo sacaba de sus casillas, decía que no estaba preparada para ser alabada por cientos de lobos que la hacía sentir incómoda que prefiere la privacidad, pero siendo Arturo un alfa y ella su futura luna era imposible que no tengan que estar bajo la presión de muchas personas.

Arturo trató de conquistar a Laila en demasiadas ocasiones tratando de convencerla para que ella lo acepte, pero aquella chica morena de ojos marrones y cabellera negra y cuerpo atlético se negaba, más después de que Arturo le rompiera las dos piernas a un niño por decir que Leila le gustaba ella nunca superó ver a Arturo convertido en aquella bestia y quebrarle las piernas a aquel lobo.

Pasaron los años y ella decía que no iba a querer a un hombre a su lado con terrible violencia y carácter impulsivo que ella no era la indicada para soportar la posesividad de Arturo hasta un día que tuvo que ir a llevarle almuerzo a su padre quien era que entrenaba a Arturo y vio como él entrenaba sin camisa y se echaba su pelo hacia atrás vio unas lobas morderse los labios y gritarle cosas que para ella eran íntimas y que no hay que gritarse a alguien.

Ese día Leila sintió tantos celos que sin darse cuenta camino hacia las chicas y las tomo por el pelo a ambas

-¿sus padres no les enseñaron a respetar a los hombres?.-

Arturo no había visto lo que pasaba hasta que uno de sus amigos empezó a reír y le señaló cómo Laila tenia a dos lobas agarradas por el pelo y las orejas, su pecho empezó a latir fuerte su conexión con Leila era tan fuerte que sin necesidad de estar marcada sentía levemente sus celos y sus miedos, él corrió hacia Leila

-por favor Laila, déjalas y hablemos.-

Ella lo miró con sus ojos de color verde profundos y mostró sus colmillos bastante afilados, Arturo no dejó de mirar los ojos de esta de manera profunda provocando que ella flaquee nunca lo había mirado a los ojos directamente porque ella sabía que él era de ella aunque no lo quería aceptar, pero era la realidad, cuando veía a Arturo dentro de ella sentía descargas eléctricas y mariposas merodeando en su estómago.

Sin más Arturo le tocó la mano y ella enseguida soltó a las lobas y emprendió la huida, se cuestionaba así misma, ¿que diablos había pasado por qué actuó así?

Pero ya el daño estaba hecho y corrió como loca, Arturo corrió detrás de ella y logró alcanzarla y tirarla sobre el suave pasto

-¿por qué eres así?.-

Le pregunto el mientras ella trataba de escaparse de su agarre sin mirarlo a los ojos

-déjame ir Arturo-

-mírame a los ojos Laila-

Esta no le hacía caso y él seguía insistiendo hasta que poco a poco ella los fue abriendo y miró a Arturo fijamente lo escaneo; labios gruesos, ojos entre azul y gris, pelo rojizo, piel blanca, cuerpo atlético.

Arturo tenía algunos tatuajes en sus brazos, no como su padre, era incluso más delgado que él, pero no dejaba de ser alto y bastante apuesto bajo el ojo femenino las lobas siempre hablaban de él y eran conscientes de que Leila era su mate, la cual era fuertemente criticada por rechazar a Arturo donde todas morían por el puesto de ella.

-¿por qué no me puedes aceptar Laila? ¿Estás consciente de que lastimas mi corazón y mi parte salvaje verdad?.-

Ella apretó los brazos de él, pero no dijo nada Arturo nunca había estado tan cerca de ella como hoy y no iba a desaprovechar su oportunidad

-es que te...-

A Laila no pudo articular más palabras al sentir como Arturo metió su lengua dentro de la boca de esta, ella abrió sus ojos sin saber que rayos había pasado, pero Arturo seguía besándola hasta que ella abrió más su boca y probó los labios de Arturo no queriendo dejar de besarlo, pero él se separó de ella la levantó y le dijo -vete a casa.-

Y se fue dejándola con el ceño fruncido y confundida.

            
            

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