Capítulo 5 ¿COMO LLEGO AQUI

NOEMÍ GOTRHIC

Cuando volví con mi hermano al puesto. Dulce, me preguntó dónde lo encontré, así que tuve que contar todo, incluso del chico guapo con el que estaba. Dulce quería saber más de él porque le dije lo guapo que era, pero no tenía más que contarlo, pues, se fue y no supe qué hacía ahí.

-Bueno, si estaba aquí seguramente tiene a alguien en el colegio -comenta Dulce.

-No lo creo, se veía muy elegante, no creo que alguien así tuviera un hijo o un hermano en nuestro humilde colegio -respondí. Y si la ropa que ese hombre usaba era de más cara, de seguro ya no lo volveré a ver.

Yo estaba muy segura de que no volvería a ver a ese hombre tan guapo y elegante, hasta que lo vi con el señor mayor disfrutando uno de mis postres. Sonreí porque en su rostro se podía ver lo mucho que lo disfrutaba y no sé por hace feliz que le gustaran mis postres.

Lo observé un momento en silencio hasta que la directora del colegio sube a la pequeña tarima y dice algunas palabras, para luego presentar al hombre que está de cumpleaños y a quien le hice el pastel, él agradeció y le encanto mi pastel, pero tuve que irme corriendo, pues mi abuelo tuvo una crisis y no pude quedarme.

Tomé a mi pequeño y junto a Dulce nos fuimos de regreso a la casa en donde dejé a Saúl. En el auto con Dulce y entré a la casa de donde provenía un escándalo. Mi abuelo se alteró, y comenzó a lanzarle las cosas a la vecina. Ella salió corriendo y lo dejó encerrado.

En cuanto llegué a la puerta de la casa, saqué mis llaves, abrí la puerta y, en cuanto entre un objeto que no sé qué es, se impactó sobre mi frente. El abuelo estaba fuera de sí, destruyendo la casa.

-Abuelo, cálmate, soy yo -intenté acercarme, pero parece que lo que dijo el médico es verdad: la demencia ya alcanzó al abuelo.

Intente detenerlo, pero es más fuerte que yo, me empujó y caí al suelo, cuando estaba por salirse a la calle dos médicos entraron y lo sujetaron y otro entro detrás de ellos le inyecto algo para calmarlo.

Yo seguía en el suelo tratando de soportar el dolor debido al golpe que me di al caer y también por el golpe en mi frente, el cual también dolía y sangraba cuando, la persona que menos pensé entró por la puerta y se acercó a mi preocupado.

-Noemí, ¿estás bien? -El señor Moore se acerca a mí para revisar mi rostro y yo no puedo decirle ninguna palabra, . Estoy congelada, como llego el aquí.

-Ven, vamos a que te curen esa herida -Erick Moore, me sacó entre sus brazos de la casa, y me llevó afuera donde una ambulancia esperaba. Los paramédicos limpiaron mi herida y colocaron una bendita, pues no era nada grave.

-¿Cómo llego aquí? -interrogue al señor Moore, en cuanto los paramédicos me dejaron en paz.

-La maestra de su hermano le comento a la directora la razón por la que te marchaste, sentí curiosidad qué tipo de crisis había tenido tu abuelo y pues, conocí a personas con Parkinson avanzado y sé lo violentos que pueden ser, así que le pedí a la directora tu dirección y llamé a los especialistas en estos caso, por si los necesitamos -responde el señor Moore y yo me quedo pensativa, no sé qué haré con mi abuelo.

-Debes escoger un lugar para él -el señor Moore, me entrega unos folletos de lugares donde mi abuelo puede ser internado y algunas lágrimas escapando de mis ojos.

-No quiero dejarlo solo -respondí en medio de mi llanto.

-No lo harás, pero es importante que entiendas que ahora es un peligro para ti y para tu hermano. Si llega a lastimar a Saúl, en una de sus crisis las autoridades podrían quitarte a tu hermano. -Erick, me mira directamente a los ojos y entiendo que no tengo otra opción.

Con cuidado revisé los folletos que el señor Moore, me entregó y afortunadamente son lugares a los que apoyan muchas fundaciones como la de los Moore. Eso quiere decir que lo único que tendría que pagar serían cosas mínimas.

-Este se ve bien -le mostré el folleto del lugar que me gusto al señor Moore y este sonrió.

-Es un buen lugar, hay muchos espacios para él y seguro allá sabrán cómo mantenerlo tranquilo -el señor Moore, concuerda con que es el mejor.

-¿Cuándo se lo llevarán? -pregunté algo triste.

-Ahora mismo, está sedado y es lo mejor, así no se altera durante el camino -me informa Eric Moore y sé que tienen razón, pero amo a mi abuelo con todo el corazón.

-¿Puedo acompañarlo? -la verdad es que quiero ver con mis propios ojos el lugar donde lo llevarán

-Sí, irás conmigo en mi auto, seguiremos de cerca la ambulancia y al llegar te ayudaré a hacer el ingreso de tu abuelo -responde con toda tranquilidad.

-Gracias por lo que está haciendo por mi señor Moore -quise ser agradecida.

-No tienes que agradecer, todos necesitamos que nos ayuden de alguna forma, hoy te estoy ayudando yo a ti, mañana podrías ser tú la que me ayude a mí -expreso Erick Moore y la verdad yo dudo mucho que un hombre como él pueda necesitar mi ayuda en algún momento, pero si llegara a pasar, por supuesto que no dudaría en ayudarlo.

Con todo lo que paso casi olvido a Saúl, pero el señor Moore, me dijo que lo envío con su abuelo y mi amiga Dulce a comer helado, para que así no se diera cuenta de lo que pasaba, algo más que debo agradecerle.

Ya sabiendo que mi hermano está bien, subí al auto con el señor Moore, cuando mi abuelo fue subido a la ambulancia y luego la seguimos de cerca hasta el lugar que escogí para que mi abuelo pase lo que le quede de vida, lo aló mucho, pero con el Parkinson y su edad siempre supe que en algún momento lo perdería y aunque aún sigue con vida no me reconoce y en cierta forma, ya lo perdí.

                         

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