Capítulo 5 05

Su mente no dejaba de divagar. Tomó su teléfono móvil y llamó a Matt, debía preguntarle cuál era la apariencia de aquel muchacho que vio a su lado. Las dudas iban y venían sin parar, tal vez definitivamente estaban soñando o tenían alucinaciones sobre esto.

-¿Luca ?

Hola Matt

-Hola, ¿necesitas algo?

- si, quería hacerte unas preguntas

-claro, dime que necesitas

- esa persona que viste junto a mi, ¿cual era su apariencia?

- ah.... No recuerdo bien, no estuve mucho tiempo observándolo, pero se que su cabello era rubio, y su rostro era muy pálido, parecía alguien muerto la verdad, daba un poco de miedo.

- muchas gracias Matt, nos vemos luego

-claro, hasta mañana

Era pálido y tenía el cabello rubio. Muchas personas existen con esa descripción, no sería fácil encontrar a la persona correcta, definitivamente no.

Prendió su computadora para buscar información, ni siquiera el sabia que podía buscar en Internet, solo quería conseguir respuestas pronto para poder estar tranquilo. Tal vez si buscaba algo relacionado con la ouija podría obtener respuestas sobre el asunto.

Perdió la noción del tiempo al estar tan concentrado en aquella actividad. Tal vez eran las diez de la noche y el seguía frente a su computadora. El ruido de la puerta al abrir su habitación llamó toda su atención, su madre había llegado del trabajo, miro el reloj y se sorprendió a él mismo por cuantas horas estuvo frente a la computadora.

- pareciera que hubieras visto un fantasma, ¿cuántas horas llevas ahí? - camino en dirección a su hijo.

- no lo sé, tal vez unas tres horas - cerro el aparato y presto atención a su madre.

- ¿Quieres cenar algo? -

-Me gustaría la verdad-

Ambos bajaron a la cocina y comenzaron a preparar un poco de comida. Luca prestaba atención en como su madre cocinaba para el, como cuando era pequeño. Aquellos recuerdos venían a su mente de ves en cuando y le encantaba que así fuera, siempre recordaba que su madre le daba todo lo que podía, le hubiera gustado ver a su padre junto a ella, pero no tenía ningún recuerdo de aquel hombre.

Las ganas de preguntar como era su padre eran infinitas, pero nunca tubo la fuerza para hacerlo, después de todo creía que su madre contaría aquellos recuerdos cuando fuera necesario, o simplemente le dolía mucho recordar la presencia del hombre.

- debía hacer un viaje a Estados Unidos dentro de unos días - mencionó Rose tomando una taza de café.

-¿cuando te iras? - contestó con comida en la boca logrando una mirada de desaprobación de su madre.

- tal ves dos meses, aún no lo tengo claro - sonriendo un tanto melancólica.

- está bien, supongo que le diré a Matt que me acompañe esos meses -

- si quieres que me quede, lo haré, solo debes decirme - acaricio la mejilla del chico.

- entiendo perfectamente ma, además será divertido estar con Matt, no me aburriré si estoy con el -

- bien, solo dile que no quiero que entre a mi cocina, no quiero enterrme de que nuestra casa esté en llamas -

- se lo diré tal cual -

Después de limpiar el desastre de la cocina y ayudar a su madre con el equipaje, Luca fue a darse una ducha. Estaría solo dos meses, ¿Cuántas cosas pueden ocurrir en solo dos meses? Creo que podrían ocurrir millones de cosas interesantes, como que Matt venga a dormir a casa y que la cocina prenda fuego, o que Matt haga una fiesta y los jarrones chinos de mamá se quieten. Tal vez debía replantearse si invitar a su amigo a casa.

Al salir de la ducha posó si mirada en el espejo, los pequeños pelos de su mentón conocidos como barba estaban se estaban asomando, lo mejor era quitar aquellos tres cabellos locos que tenía. Luego aplico una crema corporal y quito sus lentes de contacto, si no fuera por ellos no podría ver absolutamente nada. Se dirijo a su cama y se recostó, contemplado en el techo durante unos segundos. Miraba su habitación detenidamente, la había tenido quizás desde que tenía memoria, habían aún algunos juguetes o mantas que ocupaba cuando era pequeño, eso le calmaba su conciencia y se sentía seguro, tal vez era una tontería, pero a él le gustaba imaginarse usando eso. Mientras dormía tranquilamente.

Sus ojos viajaron hasta la puerta de la habitación, ahí se encontraba uno de sus cuadros favoritos de cuando era pequeño, era el y su madre con un algodón de azúcar en su mano. Se puso de pie y tomó aquel cuadro en sus manos, aún podía recordar ese día, fue su cumpleaños número siete, y sin duda uno de los mejores. De pronto otro escalofríos se hizo presente, se sintió observado, no quería girar y ver a alguien ahí, pero la idea fue tan ridícula que sin pensarlo lo hizo, giro. El cuarto cayó en el suelo logrando así quebrar el vidrio que protegía la fotografía.

- ¿Luca estás bien? - un grito lejano de su mamá lo alertó.

- si! - grito lo suficientemente fuerte para que escuchara.

Su cuerpo no reaccionaba a las órdenes que este le daba. Quería hablar, quería gritar y quería huir de ahí lo antes posible, pero se sentía aferrado al suelo, como si unas cadenas jalaran su cuerpo a este y no lo dejaran mover sus piernas.

La luz de la luna dejaba ver levemente el rostro del visitante, sus ojos rasgados, contextura delgada y cabello rubio llaman en demasía la atención. Su expresión era sería, no sonreía, no pestañaba y no movía algún músculo en lo absoluto.

El terror y miedo se apoderó del pequeño cuerpo de Luca, sintió como sus rodillas temblaban y su respiración era agitada. Con todas sus fuerzas posibles, miro a aquellos ojos profundos y por fin pudo hablar un poco.

-¿quién... quién eres? - susurro para que solo los dos presentes en la habitación escuchen.

Aquella persona o cosa no respondió, solo dio un paso al frente dejando aquel crucifijo que anteriormente Luca había tirado nuevamente en la mesa de noche. En un abrir y cerrar de ojos, el chico misterioso ya no estaba en la habitación.

- Luca ya iré a la cama, también deberías dormir - Rose entró y miro atento a su hijo.

-Sí, mamá, ya voy-

- Últimamente estas tan distraído pequeño Luca, ¿me estás ocultando algo? - se acerca al chico en forma amenazante.

- no... No claro que no - no era tartamudo, pero al parecer su cerebro decidió que hoy sí.

- ¡Ya se! - grito feliz.

- ¿Ya lo sabes? -

- te gusta alguien, cuando vuelva del viaje deberías mostrarme a tu novia, tal vez así estarás más tranquilo - beso la mejilla de Luca.

- ma estas loca, no tengo novia -

- eso dices, pero bueno, buenas noches mi lindo niño, descansa - luego de abrazar a Luca cerro la puerta y se fue.

- que mierda.... - susurro mientras analizaba lo que había ocurrido.

Miro atentamente aquel crucifijo otra vez, por más que quisiera deshacerse de él, nuevamente aparecía bajo su poder. No tenía tiempo para cuestionar la existencia del crucifijo también, así que simplemente lo guardó dentro de su bolso escolar y fue directo a su cama. Luego de buscar la posición perfecta para descansar, cerró sus ojos para así consolidar el sueño.

Tal vez mañana obtendría nuevas respuestas y así algunas cosas tendrían más sentido y se podrían solucionar.

                         

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