Cazadora: Licántropos y Vampiros
img img Cazadora: Licántropos y Vampiros img Capítulo 4 La manada.
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Capítulo 6 Cómo arruinar un compromiso en menos de 3 minutos y no morir en el intento. img
Capítulo 7 De compras. img
Capítulo 8 Ataque a la manada. img
Capítulo 9 Un vistazo al pasado. img
Capítulo 10 Sensaciones. img
Capítulo 11 Hambre. img
Capítulo 12 Secuestro. img
Capítulo 13 Disputas. img
Capítulo 14 Libélulas. img
Capítulo 15 Confesiones. img
Capítulo 16 Parto. img
Capítulo 17 ¡Mami! img
Capítulo 18 ...Tu voluntad... img
Capítulo 19 Arwood Finegan. img
Capítulo 20 La paternidad es difícil. img
Capítulo 21 Servicio de habitación... img
Capítulo 22 Iniciar una guerra que no podrá terminar... img
Capítulo 23 ¡Eres despreciable! img
Capítulo 24 Es mía . img
Capítulo 25 Hay orfanatos cerca de aquí . img
Capítulo 26 Vamos a hacernos cargo . img
Capítulo 27 Me gusta más cuando me llamas Woody img
Capítulo 28 Supongo que conoces los hechizos de control img
Capítulo 29 ¿Estás dispuesta a morir por el intento img
Capítulo 30 Estoy embarazada . img
Capítulo 31 Se te juntaron . img
Capítulo 32 Yo no soy hermano de un monstruo . img
Capítulo 33 Korbin Chase. img
Capítulo 34 Lo lamento . img
Capítulo 35 Ambas img
Capítulo 36 Guarda las garras, mamá osa . img
Capítulo 37 Ya no tengo 15 años img
Capítulo 38 ¿Él es mi hijo img
Capítulo 39 ¡Los rizos de oro no! img
Capítulo 40 Te amo, Hope . img
Capítulo 41 Un beneficioso trueque. img
Capítulo 42 Se fue . img
Capítulo 43 No te rindas . img
Capítulo 44 Lista para pelear. img
Capítulo 45 Lágrimas con qué llorar. img
Capítulo 46 Mi mayor pérdida. img
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Capítulo 4 La manada.

Luego de perderme y vagar por el bosque lo que se me hizo una eternidad, al fin logré llegar a la manada, ya que la mansión de los Alphas y la cabaña de los Betas se encontraban un poco apartadas de la manada en sí. Salí de entre los árboles y caminé cabizbaja entre las criaturas, intentando que nadie me reconociera, al final llegué a un puesto donde preparaban comida de todo tipo y miré entre babeante y anhelante un plato de carne y pasta.

- ¿En qué puedo ayudarte?-Preguntó una amable mujer apareciendo frente a mí con una sonrisa, la cual hacía ver más atroz la cicatriz que recorría todo su rostro.

Oh, mierda, yo la cacé.

-En nada, ya me iba. -Dije con voz ronca y le di la espalda, queriendo evitarme problemas.

-Espera, ¿eres nueva?-Preguntó posando una mano en mi hombro, me tensé y asentí. -Oh, debes estar hambrienta. -No contesté ni me volví. -Toma, puedes comer esto si te apetece. -Dijo tendiéndome el plato de carne y pasta, mi estómago gruñó con fuerza.

-No tengo cómo pagarle. -Dije en voz baja mientras me giraba hacia ella, sin revelar del todo mi rostro, oculto detrás de mi oscuro cabello.

-No hace falta, aquí todos somos una familia. -Sonrió abiertamente, algo dentro de mi colapsó ante ese gesto, por lo que, sin decir nada, me alejé a grandes pasos de la mujer, con la respiración agitada.

Ellos me habían quitado a mi familia, gracias a ellos soy lo que soy ahora, así que debo comenzar a buscar una forma de escapar y luego volver para acabar con sus miserables vidas.

- ¡Hey, cuidado!-Exclamó un hombre de gran altura cuando choqué accidentalmente con él.

-Lo lamento. -Dije rodeándolo e intentando alejarme de él.

-Espera. -Me tomó del brazo y escrutó mi rostro unos segundos, al reconocerme abrió desmesuradamente los ojos y me empujó, tirándome en el barro. - ¡Cazadora!-Gritó a voz de cuello mientras desenvainaba un cuchillo de caza, hice una mueca desde mi posición.

Casi al instante estuve rodeada por cinco licántropos y dos vampiresas mientras que las personas a nuestro alrededor se congregaban en círculo para ver mejor y evitar que escapara. Maldije en voz baja, acuclillándome sobre el barro y saqué mi arma, lo hice girar entre mis dedos y luego lo sostuve con fuerza.

-Yo quiero los ojos. -Gruñó uno de los licántropos mostrándome sus caninos.

-Entonces ven por ellos. -Lo provoqué con una sonrisa ladina, tensando los músculos desde mi posición defensiva, él se abalanzó sobre mí.

Intercepté su ataque con mi rodilla, lancé un puñetazo a su rostro, sacándole uno de los caninos, y después clavé el cuchillo hasta el mango en su cuello, lo saqué con rapidez y me incorporé, a tiempo de esquivar el ataque de una de las vampiresas. La tomé por el rubio cabello y guie su cabeza hacia mi rodilla, donde estrellé esta contra su nariz con fuerza sobrenatural, hundiéndola y acabando con su vida rápidamente. Escuché a su par sisear y pronto la tuve sobre mí, la abofeteé y luego enterré el cuchillo entre sus costillas, perforándole un pulmón, gritó, ahogándose con su sangre, y volví a la carga, esta vez atravesando su corazón.

Mientras intentaba sacar el cuchillo de la caja torácica de la vampiresa alguien me atacó por detrás, golpeando brutalmente mi espalda, por ende, las heridas frescas en ella, gemí de dolor mientras caía sobre mis rodillas antes de girar sobre mí misma y darle una patada en la entrepierna al causante de semejante dolor, aulló de dolor. Sentí un repentino y doloroso tirón de cabello, gruñí una maldición entre dientes mientras el hombre me levantaba sin soltar mi cabello, quien prácticamente rugió en mi oído y clavó sus garras en mi espalda. Grité con fuerza.

Me enfurecí al ver su sonrisa satisfactoria, a lo que tomé su cabeza entre mis manos, ejerciendo presión, y partí su cráneo, ensuciándome con su sangre y sesos al instante mientras caíamos sobre las vampiresas.

Miré a mis tres oponentes faltantes y por fin logré sacar el cuchillo del cuerpo de la vampiresa, sonreí triunfal y les hice un gesto con los dedos para instarlos a atacarme, cosa que funcionó con dos de ellos. La licántropo se abalanzó sobre mí, rugiendo furiosamente, puse los ojos en blanco y lancé el cuchillo hacia su pecho, dando en blanco, ella cayó sobre su espalda debido al impacto y murió segundos después.

El penúltimo licántropo aún estaba de pie, quien me miró asustado y pidió clemencia a gritos, me acerqué con rapidez a él, formé un puño con mi mano y atravesé su pecho en él hasta llegar al corazón, lo miré a los ojos y comencé a arrancar su corazón de los ligamentos que lo unían al cuerpo, sin apartar ni un segundo la mirada de la suya, disfrutando del momento exacto en que la vida abandonaba dichos ojos.

La muchedumbre que nos rodeaba, la cual instantes atrás había estado gritando a favor de mis contrincantes, quedó en silencio sepulcral, mirándome aterrados, solté una carcajada y lancé el corazón a la mujer que me ofreció comida minutos atrás, ella chilló de horror y corrió lejos del órgano extirpado.

- ¡Papá!-El grito de dos infantes despertó a los presentes, y todos se tensaron al verlos acercarse a mí y a su presunto padre. Ay, carajo.

- ¿Papi?-Una niña con rizos del color del chocolate miró al cadáver que ahora era padre temerosa, para luego echarse a llorar al ver la sangre que manaba de la herida. - ¡Papi!

Miré inexpresiva a los niños que lloraban sobre el pecho ensangrentado de su padre y caminé a mi último oponente, quien era el hombre que había avisado de mi identidad, en el camino hasta él recogí el corazón del padre y jugueteé con él hasta llegar a su altura.

-Eso es lo que pasa cuando alguien no puede mantener la boca cerrada.-Susurré en su oído, dejando el corazón entre sus manos. -Piensa mejor la próxima vez que vayas a meterte conmigo.

Me abrí paso entre la multitud y, para mi mala suerte, me topé con un furioso Cedric al final de toda esta, lo miré alzando una ceja y él solo se dedicó a ordenarle a los guardias que me llevaran a su mansión.

En menos de cinco minutos me encontraba encadenada a la pared, con el pecho desnudo, siendo azotada con el látigo oscuro sin piedad. Incluso cuando ya no podía mantener los ojos abiertos y las prendas de ropa se había desgarrado después de tantos azotes, el Alpha no se detuvo, mostrando la misma piedad que tuve durante la pelea entre sus licántropos.

- ¡Cedric!-El grito horrorizado de Aurora hizo que él se detuviera y yo abriera trabajosamente los ojos. - ¡¿Qué has hecho?!-Chilló corriendo como pudo hacia mí, fruncí el ceño, extrañada, y dirigí mi atención a mi pecho, jadeé al verlo en carne viva.

-Mató a Roddick, le arrancó el corazón frente a sus hijos. No podía salir impune.

-Ellos me atacaron primero, yo no había hecho nada y me atacaron. -Susurré mirándolo con odio.

- ¿Por qué debería creerte?

-Solo te estoy diciendo la puta verdad, tú decides si me crees o no. -Gemí cuando Aurora me desencadenó y me ayudó a caminar, claro que todo mi peso estaba sobre ella y su vientre. -Déjame, hacer esfuerzo te hace mal.

-Estaré bien.

-No, no lo harás, no pongas a tu hija en riesgo por mi.-Dije alejándome de ella.

Claro que en el momento en el que mi cuerpo dejó de tener a alguien en quien sostenerse cayó al suelo con un golpe sordo. Gruñí e intenté levantarme, pero no lo logré, mi cuerpo no me respondía, estaba agotado.

-Maldición. -Murmuré y el Alpha me tomó en brazos a regañadientes.

-Te llevaré a la cabaña. -Dijo cuando lo miré con los ojos entrecerrados, desconfiada.

-De acuerdo, solo no me mires. -Me miró confundido a lo que yo lo fulminé con la mirada. - ¡No mires! -Exclamé, cubriendo mi torso desnudo y ensangrentado.

-No tienes nada que mi Luna no tenga.

-Perfecto, así me evito de problemas.-Dije poniendo los ojos en blanco antes de perder el conocimiento debido a la pérdida de sangre y lo agotada que estaba.

            
            

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