Elena
Días después.
Elena no podía dejar de pensar en Erick desde que lo vio de nuevo. Se sentía como una herida abierta, un dolor latente que nunca terminaba de sanar. Cada vez que cerraba los ojos, su mente volvía a ese día fatídico en el altar, cuando decidió que no podía seguir adelante. Recordaba el asombro y la tristeza en los ojos de Erick, la incredulidad de los invitados, y la sensación abrumadora de haber destrozado el corazón de alguien que una vez amó profundamente.
Desde que lo vio, no podía dejar de recordar los momentos felices que compartieron. En especial, aquel día en el parque, uno de sus recuerdos favoritos. Caminaban tomados de la mano, hablando de sueños y del futuro. Los árboles del parque eran testigos silenciosos de sus risas y confidencias.
-Quiero ser escritora de best sellers -le dijo Elena con una sonrisa radiante, imaginando su nombre en la portada de un libro en las vitrinas de las librerías más prestigiosas.
Erick la miró con admiración y ternura.
-Tienes el talento, Elena. Solo es cuestión de tiempo para que lo logres.
El corazón de Elena se infló de orgullo y felicidad. Era uno de esos momentos en los que sentía que todo era posible, que juntos podían conquistar el mundo. Pero entonces Erick le confesó su propio sueño.
-Yo quiero ser inversionista.
Elena sintió que algo en su interior se rompía. Su sonrisa desapareció, reemplazada por una expresión de preocupación.
-Eso no es un buen plan, Erick. La mayoría de los inversionistas terminan sin nada. No estoy dispuesta a pasar por eso contigo. Necesito estabilidad, dinero, no preocuparme por el futuro como lo he venido haciendo toda mi vida.
La conversación tomó un giro amargo. Erick intentó calmarla, asegurándole que juntos lo lograrían, que podrían enfrentar cualquier desafío si permanecían unidos. Pero Elena ya estaba enojada, sus miedos y ansiedades tomando el control.
-No puedo hacer eso. Ni siquiera tienes un trabajo fijo. ¿De qué viviríamos? ¿Cómo afrontaríamos los gastos?
Erick, herido, se disculpó y le pidió tiempo para organizarse, para demostrarle que podían tener una vida juntos sin preocupaciones financieras. Pero Elena, en el fondo, ya había decidido que debía buscar algo mejor. Alguien que le ofreciera la estabilidad y la seguridad que tanto anhelaba.
Ahora, en el presente, Elena se encontraba acostada en la cama, llorando en silencio. Su esposo, Bryan, estaba en la sala, inmerso en una de sus tantas reuniones con amigos y otras mujeres. Las risas y conversaciones ajenas llegaban a sus oídos como un recordatorio cruel de su realidad actual.
Se preguntaba cómo habría sido su vida si hubiera decidido quedarse con Erick. Si le hubiera dado una oportunidad para demostrar que juntos podían superar cualquier obstáculo. ¿Estaría más feliz? ¿Más segura? Las dudas la consumían, y cada lágrima que caía sobre la almohada era un lamento por las decisiones que había tomado.
Elena se abrazó a sí misma, buscando consuelo en la oscuridad de su habitación. Bryan no era el hombre que había esperado, pero le ofrecía una vida cómoda, sin sobresaltos. Sin embargo, esa comodidad venía acompañada de una soledad aplastante, de un vacío que ni todas las riquezas del mundo podían llenar.
Recordaba cómo Erick la miraba con amor y admiración, cómo creía en ella cuando nadie más lo hacía. Se dio cuenta de que, en su búsqueda de estabilidad, había sacrificado algo invaluable: el amor incondicional y el apoyo inquebrantable de alguien que realmente la comprendía.
El sonido de las voces y las risas en la sala se hizo más fuerte, y Elena sintió una punzada de resentimiento. Se preguntaba si Bryan alguna vez entendería lo que significaba realmente estar ahí para alguien, si alguna vez valoraría su presencia más allá de lo superficial.
En medio de su tristeza, decidió que tenía que hacer algo por ella misma. No podía seguir viviendo en la sombra de sus decisiones pasadas. Era hora de enfrentar sus miedos y perseguir sus sueños, aunque eso significara tomar riesgos. Recordó las palabras de Erick: "Tienes el talento, Elena. Solo es cuestión de tiempo para que lo logres."
Con una determinación renovada, se levantó de la cama y se dirigió a su escritorio. Tomó un cuaderno y comenzó a escribir. No sabía a dónde la llevaría ese camino, pero estaba dispuesta a averiguarlo. Porque, al final, la vida se trataba de más que estabilidad y seguridad. Se trataba de perseguir sueños y encontrar la felicidad en los lugares más inesperados.
Mientras las palabras fluían en la página, Elena sintió que, por primera vez en mucho tiempo, estaba tomando el control de su vida. Y aunque las heridas del pasado aún dolían, sabía que estaba en el camino correcto. Porque, en el fondo, siempre había sabido que tenía el poder de cambiar su destino. Solo necesitaba el valor para hacerlo.
Y en esa noche, mientras Bryan seguía en la sala con sus amigos, Elena comenzó a escribir el primer capítulo de una nueva vida, una vida en la que sus sueños y su felicidad eran la prioridad. Una vida que, tal vez, algún día, la llevaría de vuelta a Erick. O al menos, a la Elena que siempre había querido ser.
¿Qué piensan ustedes de Elena?
¿Se merece lo que le pasa por dejar a Erick en el altar?
Gracias por leer.