Capítulo 5 Cuarto capítulo

Rosalie POV

-Invité a un par de amigos, espero no les moleste- dice Sebastian mientras llegábamos al club.

-Entre más personas, mejor es el ambiente- dice Nat entusiasmada moviendo sus brazos sobre su cabeza simulando bailar.

Sebastian nos abrió las puertas del coche para luego colocarse a mi lado.- ¿Preparada para lo que parece tu noche de iniciación?- sonríe ampliamente e inevitablemente mi sonrisa sale toda rara.- Ya sabes lo que dice tu hermana, como comiences la fiesta en un nuevo lugar es como te irá siempre.

-Espero no estar siempre bailando y en un coma etílico- admito riendo.

-Esperemos que no- me guiña un ojo y nos abrimos paso entre la fila para poder entrar al diminuto salón. Esperaba encontrar un lugar con pocas personas ya que el espacio por fuera se notaba muy pequeño, pero para mi sorpresa el lugar por dentro era enorme, había un poco de gente pero por la fila que comenzaba a crecer fuera no dudaba que el salón se llenaría en media hora.

¿Por qué tenía una hermana tan fiestera?

-Iré por las bebidas, ¿alguna petición especial para la festejada?- pregunta Sebastian con una gran actitud, si me dijeran que él de hecho era mi jefe no me lo hubiera creído, parece tan diferente.

-Una cerveza, no hay problema con ello- me encogí de hombros y miré hacia la entrada, tenía un mal presentimiento.

-Otra para mí, dulzura- le dice mi hermana con su coquetería habitual y voltea a ver el lugar con ojos chispeantes. Apenas Sebastian se aleja de nosotras mi hermana se acerca demasiado a mí con una gran sonrisa en el rostro.- ¿Apoco no es apuesto?

-¿Sebastian?

Ella pone los ojos en blanco con diversión.- Claro que sí tonta, ¿quién más? ¿El guardia de afuera? Obvio no.

-¿Segura que no has intentado nada con él? Parecen taaan cercanos en ese sentido- ella ríe y niega.

-Desde que lo conocí siempre hemos coqueteado pero somos tan parecidos que nos repelemos...raro, lo sé.

-No veo el inconveniente de eso.

-No soportaría mi fantabules.

-¿Fantabules?- replico divertida, ella nunca ha dejado esa costumbre de inventar palabras raras.

-Ya sabes, soy fantástica.

-Y sí que lo eres al haber atraído a tu hermana hasta acá- se nos une de repente Sebastian llegando con las bebidas.

-No es...

-Miren quién llegó- me interrumpe Sebastian y con el corazón en la garganta volteo hacia atrás, agradezco mentalmente que las luces sean tenues para que así nadie note el rubor que se extiende por mis mejillas.- Pensé que no vendrías, Alex.

-Buenas noches- saluda educadamente el susodicho y yo sin pensarlo tomo mi cerveza para darle un trago y evitar el responder.

-Siempre tan educado- se burla Sebastian a modo de broma.- Alex, ella es Nat aunque ya la conocías, ¿cierto?

-Que tal- replica mi hermana con una sonrisa y me voltea a ver, ella está pensando lo mismo que yo, esto es mala idea.

-¿Puedes creer que Alex te ha observado demasiado como para asegurar que no eres agresiva? Te conoce bien- puedo sentir el ambiente cambiar y a mi hermana poner su mejor pose de diva.

-Tu eres el único hombre en la Tierra que no se daría cuenta de la maravilla de mujer que tienes enfrente aunque sólo estuviéramos tú y yo, cariño, él tiene más cerebro supongo- Nat siempre bromeando para sacarme de los apuros.- Esto está muy quieto, bailemos Rose.

Inmediatamente tomo su mano y huyo a la pista de baile sin ver atrás. Tal y como predije la gente comenzó a llegar y el lugar aunque era amplio se empezaba a ver abarrotado, amigos cercanos de Nat llegaron poco después y a su vez Geo, mi nueva amiga del trabajo.

-¡¡Fiesta!!- chilló Geo cuando llegó a mi lado a la pista de baile.

Bailamos canción tras canción, sentía el sudor recorrer mi frente, la blusa de tirantes que me había puesto se ceñía a mi cuerpo haciéndome sentir un poco más incómoda, sentía una mirada muy penetrante en mi nuca. Decidí ignorar a Alex, era lo mejor que podía hacer, él hacía lo mismo conmigo ¿no? Pero el destino me hizo ir a la mesa cuando empezaron a poner canciones lentas.

-Te mueves genial- me dice al oído Sebastian, a pesar del elevado volumen de la música alcancé a escucharlo, hasta había sentido su respiración rozar con mi mejilla.

-Gracias- él me sonrió de manera coqueta e intente pensar que sólo hacía esto para ser amable con la hermana de la que imagino sería su mejor amiga, no podía estar coqueteando conmigo.

Había percibido que Alex se encontraba a un lado de Sebastian y nos miraba atentamente con el ceño fruncido, por su lado Sebastian tenía una linda sonrisa pegada al rostro y sus ojos no dejaban de verme. ¡¡Por favor, que pongan otra música!!

-¿Te estás divirtiendo?- pregunta Nat.

-Claro- me esfuerzo en dar mi mejor sonrisa convincente y al ver que ella pega brinquitos sobre su lugar me doy cuenta de que la he convencido.

-¿Qué no hemos venido a bailar y divertirnos?- pregunta Geo llegando milagrosamente a la mesa, creo que esa chica ya ha tomado demasiado y en tan poco tiempo.

-Ella tiene razón- interviene Sebastian.- ¿Bailamos?- extiende su mano hacia mí y yo la tomo, haré lo que sea con tal de alejarme de Alex en estos momentos...probablemente mis pies se arrepientan de esto mañana.

-Vamos, Alex- Geo lo jala del brazo con una confianza que no le había visto esa vez en la cafetería del trabajo, sí, el alcohol a veces nos da el valor para hacer ciertas cosas.

Ignorando la punzada que sentí en el pecho me fui a bailar con mi jefe, debo admitir que él tenía buenos pasos de baile así que fue fácil olvidarme de lo demás, en este lugar ponían buena música y todas las personas presentes lo sabíamos, tenía un espacio muy reducido para bailar, prácticamente tenía que estar pegada al cuerpo de Sebastian y a él no parecía importarle eso.

Tuve que regresar varias veces a la mesa, que gracias a haber llegado temprano teníamos cerca de la pista de baile, para poder beber de mi cerveza, no sé cuántas cervezas llevaba ya, de lo único de lo que me volvía consciente era de continuar bailando, las manos de Sebastian no se separaban de mi cintura, su aliento rozaba mi cuello cuando nos encontrábamos demasiado cerca el uno del otro...lo cual era casi siempre.

Por un instante pensé que él me besaría pero fueron sólo imaginaciones de una chica que no tardaría demasiado en quedar completamente ebria.

-Tengo que ir al tocador- le informé a Sebastian y me sonrió.

-¿Te acompaño?

-Puedo caminar aún- le guiñé un ojo y, sorprendentemente, con buen equilibrio llegué hasta los baños de las mujeres, para mi buena suerte había un cubículo desocupado.

Hice pis velozmente, salí del cubículo e inmediatamente otra chica con muy mal aspecto entró en él, sólo escuché las arcadas que ésta tenía. Me lavé las manos para luego comenzar a arreglar mi falda y blusa, mi maquillaje seguía intacto aún. Cuando me encontré lista para regresar a la pista de baile me detuve abruptamente al escuchar una voz reconocida fuera de los baños.

-¿Qué estás intentando decirme?

-No te hagas el sordo, Sebastian- era Alex.- Sabes que tienes malas intenciones con ella así que sólo aléjate, deja de manosearla.

-¿Y a ti qué más te da, hombre?- replico con enfado mi jefe, me sentía tentada a salir pero quería escuchar su respuesta.- ¿Acaso tú no quisieras besarla? ¿Es por envidia que no quieres que ella me prefiera a mí?

-Por favor- espetó en medio de una risa seca.- Esa chica está más que tonta si cree que la quieres para algo serio, sólo te la quieres echar al plato, por Dios, está ebria.

Auch. Eso dolió.

-Es la última advertencia que te doy, Sebastian, aléjate de Rosalie.

-¿Y quién eres tú para decidir eso?- exclamo en voz alta saliendo por fin del baño, ambos pares de ojos caen sobre mí.

-No te metas en esto- responde Alex con la mandíbula apretada, sus manos están en puño y su cuerpo se nota más que tenso...está furioso.

-Claro que me meto, idiota- murmuro demasiado alto y me acerco a él.- No soy de tu maldita propiedad como para decidir con quién me acuesto o no- lo empujo del pecho y él ni se mueve un poco, me mira hacia abajo como si fuera una vil mosca que pudiera aplastar con una mirada.

Y sin decir una palabra más me giro hacia Sebastian, lo jalo con suavidad de la nuca y lo beso.