Capítulo 2 La despedida

"Aying despierta, no duermas más, papá tiene que irse por lo que más quieras protégete"

-¡papi, no te vayas!-susurró la niña sosteniendo con fuerza su manga.

Un hombre de rostro guapo se reveló acariciando los mechones de cabello de la pequeña niña vestida con un atuendo muy abrigado-¡abrígate bien, papá no tardará!-murmuró.

-¡maestro la pequeña señorita está teniendo una pesadilla!-dijo Enzo acercándose más a la niña que está acostada en la cama.

El hombre enmascarado movió la taza de té en su mano con una expresión condescendiente mientras miraba de manera aburrida a la niña de mejillas rosadas que frunce el ceño.

Dentro del sueño.

-¡señorita corra más rápido!-gritó una mujer vestida de sirvienta.

La niña sostuvo su abrigo corriendo lo más rápido hasta que se cansó -¡Ahhh!-gritó una voz con tanto dolor.

-¡Es papá! ¡Papi!-gritó la niña soltando la mano de la sirvienta.

La sirvienta al ver que se ha ido trato de seguirla pero un hombre encapuchado cortó su cuello sin piedad.

Los pequeños pasos se hacían largos hasta llegar a un altar bajo la luz de la luna mientras que varios hombres de bata están alzando las manos.

-¡Diosa de la luna tomé mi ofrenda!-gritó un hombre con alegría.

La niña se escondió detrás de un pilar observando la figura que está enredada en miles de espinas que cortan su piel.

-¡su diosa nunca vendrá a este mundo!-dijo el hombre con dificultad.

El hombre que llevaba a cabo el ritual lo miro con una sonrisa triunfante-"duque Antiguo todo terminó, mi ducado será aún más poderoso"

La matriz del suelo brilló con luz intensa hasta que el cuerpo del hombre enredado en espinas fue cubierto por esa luz brillante que llegó hasta la luna y una bonita figura descendió estirando sus manos con una sonrisa malvada.

-¡no papi!-gritó la niña saliendo de su escondite.

-¡Aying! ¿Qué haces aquí? ¡Escapa!-gritó el hombre en desesperación.

La niña no escuchó sus palabras solo se llevó su dedo a la boca hasta que lo mordió en ese momento una pequeña gota de sangre salió, el color de la sangre es tan roja con una luz blanca plateada tan sagrada y tiránica.

-¡no te dejaré morir!-murmuró, dio un giro para después esparcir su sangre contra todos las personas presentes.

La pequeña gota se convirtió en miles de gotas que cayeron sobre los presentes, la sangre traspaso entre sus cuerpos y al instante los lanzo lejos incluso el hombre que estaba enfrente salió expulsado, la niña corrió sacando una daga pasando la luz a toda prisa.

-¡no te acerques más!-susurró el hombre al sentir que su conciencia se desvanecía.

-¡Papi! Vuelve conmigo-dijo la niña.

El hombre enredado en espinas miró a la niña,la sonrisa en su rostro se volvió cálida con su último aliento habló-¡Hazlo Aying! Esas palabras dejaron a la niña con incredulidad.

-¿papi que estás diciendo?-preguntó en voz temblorosa.

-¿Recuerdas lo que mamá y papá te habían dicho antes? -¡cuando los humanos usen nuestro cuerpo,sangre del clan antiguo para convocar dioses mátanos sin dudarlo!-respondió entre sollozos.

El hombre en la enredaderas suspiró con una sonrisa triste aunque al mismo tiempo alegre en su corazón-¡si, así es, vamos Aying hazlo solo una vez más! La pequeña negó con la cabeza sin aceptar tal petición.

-¡ugh! ¡Hazlo ahora Aying!-gritó sintiendo como una luz descendió de la luna.

Su pequeña mano de la niña se estiró en el aire, la sangre en su dedo se movió frotando hasta convertirse en un arco plateado de sangre, la niña estiró la cuerdo en ese momento una flecha se formó.

-¡Aying, Hazlo!-gritó nuevamente mientras su cuerpo se cubría con una luz sagrada.

La niña derramó lágrimas sin parar mirando a su padre no pudo evitar recordar a su madre quien le pedía lo mismo una y otra vez de manera suplicante.

-¡Aahhhh!-gritó la niña con voz desgarradora mientras soltaba la flecha.

El hombre cerró los ojos al ver que la flecha se acercaba más hacia su pecho hasta que la flecha atravesó su corazón-¡Aying perdona a papá, ahora eres la única del clan antiguo, recuerda papá te ama!

La luz del del cielo que descendía se detuvo y la mujer que se acercaba gritó mirando con odio a la niña hasta que desapareció, la niña se arrodilló en el suelo mostrando esos ojos plateados.

-¡Papiiiiii!-resonó la pequeña voz desgarradora entre llanto.

El hombre enmascarado al ver que la niña se mordió el labio con fuerza hasta sangrar avanzó a gran velocidad sentándose en la cama.

-¡niña despierta!-lo dijo sosteniendo sus hombros.

-¡maestro! ¿Qué le sucede?-preguntó muy preocupado.

-¡no lo sé! -¡no, no papi, no obligues Aying a matarte por favor!-gritó casi levantándose de la cama.

El hombre enmascarado y el guardián llamado Enzo se sorprendieron al escuchar sus pequeñas palabras.

-¡Aying duerme, deja de soñar con el pasado que te tormenta!-susurró el hombre enmascarado con voz hipnótica.

Los ojos de la niña que están cubiertos por una mano cálido hicieron que se calmara, tocando la mano suspiró derramando sus lágrimas sobre sus mejillas.

-¡Tío, tengo mucho miedo!-murmuró en voz tan baja sin atreverse a moverse esperando silenciosamente su respuesta.

-¡Estoy aquí, siempre te protegeré Aying!

-¿para siempre? ¿Eso no suena mucho tiempo tío?-susurró entre sollozos.

-¿entonces qué tal una eternidad?

-¿qué tal entre miles de reencarnaciones hasta que el mundo llegue a su final? ¿Qué dices tío?

-"si Aying lo desea lo cumpliré hasta que el último rastro de la existencia se termine, una y otra vez por miles de reencarnaciones te salvaré, te protegeré "

            
            

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