Capítulo 4 ELLA ES MARAVILLOSA

La construcción tardó exactamente un mes, y bueno, dos días antes, todo se había terminado. Y la casa estaba ya hecha un palacio, pero un poco más pequeña que la que tenía al lado. Mi celular sonó, sacándome de mis pensamientos. Miro la pantalla y es el número de la pequeña Dory. Tomo la llamada, y su voz toda emocionada me llena de alegría; son mis pequeños tesoros, una herencia que recibí para toda la vida.

_ ¡Hola, mi pequeña princesa! ¿Cómo estás, todo bien?! _ pregunto, bien emocionada de escuchar la voz de mi hija.

_ ¡Todo bien, por aquí, mami! Es solo que... _ hizo una pausa en sus palabras y entendí que se trataba de algo.

_ ¿Qué sucede, pequeña?

_ ¡Bueno, es que llegará un pedido a casa, lo cual teníamos que recoger personalmente, pero el abuelo nos prohíbe pisar la mansión!

_ ¡Haaaah! Bueno, descuida, mandaré a que lo recojan, así podrás tenerlo.

_ Gracias, mami, eres la mejor. _ Escuché cómo les dice a sus hermanos la noticia y eso me pone feliz; el pequeño Dilan salta de alegría y veo a Dawyon como todo un hombre ya a sus siete años, casi ocho. Solo levanta la cabeza y me dice:

_ ¡Cuídate, madre! Hace mucho frío, solo mantente segura.

Es solo un niño de apenas ocho años, pero su temperamento ya es uno de veinte. ¿Qué haré cuando tenga más edad? Frunzo el ceño y les tiro besos. Mientras, Alex me pasa una pila de documentos. Doy por terminada la llamada y paso el celular a un lado. Vuelvo a meter mi cabeza en los documentos, termino unos bocetos y se los entrego a Alex. Él suspira de cansancio y estoy consciente de que estos días hemos trabajado sin descanso. Pobre de él. Lo miro debajo de mis monturas y le sonrío. Él me sonríe de regreso.

_ ¡Porque no sales esta noche a divertirte! Has trabajado mucho estos días.

_ ¿Y tú?

_ Descuida, tomaré un baño fresco y terminaré unos trabajos. Tú puedes divertirte hoy; mañana toca viajar a casa.

Él sonríe, recoge su saco, me deja un beso en la frente y se pone en marcha.

Ojeo unos documentos más y reviso mi laptop. Leo algunos correos y, luego de confirmar algunas reuniones, mañana tengo que llegar. Pronto tendremos que mudarnos a una nueva sucursal; tendré que tomar el mando hasta que todo esté en orden. Pensar que pronto volveré al lugar que antes me causó tanto daño me duele un poco el corazón, pero cuando pienso en mis hijos, mi alegría vuelve.

Tengo en mente que, una vez que llegue, es buscar dónde está enterrada mi madre, quemar un poco de incienso en su nombre y por su memoria, y darle una tumba como debería tener. Estoy segura de que la malvada de esa mujer, Mónica Smith, no dejará que este estúpido de mi padre la entierre en un lugar honorable.

Termino y veo unas fotos que me envió un agente inmobiliario de una casa que pienso comprar para mi regreso. Me llamó la atención una hermosa y antigua mansión al lado del río Loto Creciente. Veo la foto y me recuerdo de mi madre; su más grande deseo era vivir allí, en esta vieja mansión. Tiene una bonita historia que ella me contaba. La miro y sigue siendo bonita; con un poco de reparación y moderación, será como un palacio nuevo. Hablé con el agente y le digo que la compraré.

Y que tenía que remodelarla según mis ajustes. Le escribí todo y le envié un pequeño boceto que antes le había hecho a mi hija. Es para su habitación, y los ajustes para las otras habitaciones, las habitaciones extras, y los cuartos como laboratorio y un cuarto con intervención de ruido. Es para el pequeño Dilan, que juega con electrónicos, y Dawyon es un maestro de la programación, pues los dos necesitan un lugar donde el ruido no los moleste.

Pienso una vez más en mis hijos y cierro la laptop. Me limpio los ojos torpemente y salgo a la galería.

La vista desde aquí es estupenda, las animaciones de las calles, el cielo. Suspiro. Entro, me doy un baño y me tumbo en la espaciosa cama.

Me llega un mensaje de mi padre adoptivo y lo leo; es un recordatorio del cumpleaños de los niños y me pasa unas fotos de la decoración que inició hace días. Le felicito por su esmerado trabajo y le envío un beso a través de un sticker y cierro los ojos.

Mientras en la ciudad Corazón, un prestigioso y lujoso edificio, Royal Damasca Internacional. La empresa más grande e importante de toda la ciudad, y con su aglomeración en todo el mundo. Su exitosa cadena en toda la industria en el mundo la hizo ser el centro de todo. Todo el anhelo de todos los empresarios e inversionistas, corporaciones en tener una colaboración con Royal Damasca Internacional.

En frente de este lujoso e importante edificio, un Rolls-Royce negro se paró y un hombre con un traje negro, piel morena robusta, se ve desde distancia que es de la milicia. Arregla sus lentes de sol y su micrófono, mira a los lados, abre la puerta. Un hombre con piernas largas y finas sale, envuelto en un traje gris, camisa negra y un aura imponente y poderosa; su silueta llama la atención de él.

Leonardo Damasca, el presidente de dicha corporación, en su corta edad ha llevado el imperio Damasca a la cima. Su éxito es un límite sin fin. Detrás de él, su asistente, Mario Purrel, habla mientras caminan al ascensor privado. Todas las chicas se quedan perdidas en su silueta. Se sonrojan con solo ver a este hombre.

Leonardo sube a su oficina. Mientras, la secretaria le deja una taza de café. Ella sale una vez que deja el café. Él no tiene permitido tanto tiempo en su oficina si no es algo importante que comunicar. Aun así, puede dejar un correo que será leído por su asistente personal.

Se sienta y se relaja, dejando su chaqueta en el perchero de su oficina. Un ambiente muy acogedor y lujoso. Un toque rústico con decoración y color turquesa. Una alfombra con el logo de la lujosa corporativa. Toma un sorbo de café y abre unos correos en su iPad de último modelo. Hecho solo para ese oficio grande, con teclado de última tecnología en la mesa de cristal.

Mientras ojea, su puerta fue abierta por la única persona que tiene ese derecho; aunque no es así, se lo toma personal. Su hermano pequeño, Starlin Damasca, vicepresidente de la sede central. Entra y se sienta en la silla al costado del escritorio de su oficina. Él lo mira un rato, después palmea la mesa.

Leonardo no levanta la vista.

_ ¡Oye, tú ogro! Acabas de llegar y ya estás con la cabeza metida en esa computadora!

Leonardo, sin levantar la vista, con indiferencia, dijo:

_ ¡Hmm, si eso es lo que tienes que decir, solo lárgate!

_ ¡Rudo como siempre! Mira, David dará una fiesta de su cumpleaños esta noche y quiere que vayas.

_ ¡Dije largo!

_ ¡Puff, pero hombre, sal y diviértete un momento, solo esta noche! Bien, nada de trucos.

Starlin fue el causante de su encuentro infortunado esa noche hace ocho años; su hermano nunca tuvo contacto con una mujer, y su hermano menor le planeó todo dejándolo drogado.

Flashback

Esa mañana, Leonardo despertó y encontró un brazalete debajo de su espalda. Pasó la noche con una chica y no tuvo ningún ataque, pero cuando su hermano menor entró con la chica que tenía planeada para él, Leonardo se dio cuenta de que la chica, que gritaba que no, era quien pensaba; tenía razón, ella también tal vez fue drogada y se apoyó sin saber la dirección correcta. Su llanto y grito volvieron a su mente como una película. Pues él se odió a sí mismo, pensando que violó a una chica.

Esperó que esa mujer apareciera y él tomaría su responsabilidad como hombre, pero tal mujer nunca apareció.

Fin del flashback.

Leonardo lo miró con ojos fríos y de asesinato. Starlin se volvió la cabeza para evitar su mirada y tragó saliva. Pero, aun así, lo encaró, reunió todo su coraje y habló de nuevo.

_ ¡Mira, es solo esta noche! Quiero que vengas, tal vez liberes un poco de estrés.

Leonardo lo fulminó con la mirada y Starlin brincó de la silla y por poco sale corriendo de la oficina. Desde aquel incidente, él nunca volvió a tocar una mujer, aunque tiene una lista larga de ellas, esperando ser atendidas, pero nunca fue a...

            
            

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