SEÑOR DAMASCA ES EL PADRE DE MSI TRILLIZOS
img img SEÑOR DAMASCA ES EL PADRE DE MSI TRILLIZOS img Capítulo 1 LA NOCHE DESGRACIADA
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Capítulo 11 Señor Damasca es nuestro padre img
Capítulo 12 Saben Aleman img
Capítulo 13 Prueba de parternidad img
Capítulo 14 Son una bomba de tiempo img
Capítulo 15 La Presidenta Dimatceny img
Capítulo 16 El encuentro img
Capítulo 17 La confrontacion img
Capítulo 18 Se disculpo img
Capítulo 19 Sus hijos la esperan img
Capítulo 20 Una sorpresa no esperada img
Capítulo 21 Una familia unida img
Capítulo 22 Una oportunidad de estar con sus hijos img
Capítulo 23 EL sabor de ser padre img
Capítulo 24 Su tia Izabella img
Capítulo 25 Una leccion para una tia caprichosa img
Capítulo 26 Los nietos Damasca img
Capítulo 27 La Hernana de su papa img
Capítulo 28 Llevara sus hijos a ver sus abuelos img
Capítulo 29 La nueva mansion img
Capítulo 30 Un tio muy tierno img
Capítulo 31 Ser un verdadero padre img
Capítulo 32 Ellos defiendes a su madre img
Capítulo 33 Esos niños no necesitaban nada img
Capítulo 34 LLevando los niños de regreso img
Capítulo 35 Unos nietos unicos img
Capítulo 36 Su hijo en la reunion de la empresa img
Capítulo 37 La ponen a prueba img
Capítulo 38 Una chica sin principios img
Capítulo 39 Ella se condujo a su muerte img
Capítulo 40 Ellos la apoyan img
Capítulo 41 Un accidente, tan desafortunando img
Capítulo 42 Ella fue despedida img
Capítulo 43 El se puso celoso img
Capítulo 44 Una forma de destruirla img
Capítulo 45 Debia limpiar su reputacion img
Capítulo 46 La protege img
Capítulo 47 Despues de todo era su padre img
Capítulo 48 Ella debe pagar por sus acciones img
Capítulo 49 Siempre estarn unido img
Capítulo 50 Una boda espléndida img
Capítulo 51 Una vida feliz img
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SEÑOR DAMASCA ES EL PADRE DE MSI TRILLIZOS

Josyfer
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Capítulo 1 LA NOCHE DESGRACIADA

Apenas salía de la universidad, mi teléfono sonó. Miré la pantalla y el nombre de Mónica apareció. Nunca tuve buenas relaciones con estas mujeres recién llegadas a mi familia. A causa de ellas, toda mi familia, lo que yo solía llamar así, se fue por el desagüe. Por respeto, tomé la llamada.

-Shasha, sé que estás a punto de salir de la universidad. Bueno, sabemos que no somos tan cercanas. Pero todos planeamos cenar en Tamplets Hotel. Tu padre me dijo que me asegurara de que aceptes venir.

Arqueé una ceja, sabía que de esta mujer nada bueno vendría. Mucho antes de rechazar, me dijo que mi padre lo pidió.

-Está bien, Mónica.

Llamarla madre sería una falta de respeto para mi propia madre. Mi padre incluso me dictó un castigo cuando me dijo que lo hiciera y me negué. Muchas veces pienso que no soy su hija biológica, me trata como basura.

Caminé, cogí mi pequeña motocicleta y fui directo al Tamplets Hotel. Era un hotel de seis estrellas. Nuestra familia nunca estuvo con escasez de dinero, así que cenar en un hotel como este no era nada.

Entré y le di mi nombre a la recepcionista. Era muy amable, me condujo hasta la sala que habían reservado.

Entré y las vi sentadas: madre e hija, y una supuesta amiga de Madelin, como ella dice. "Las inseparables". Me senté, pero no vi a papá.

-¿Dónde está papá?

-Él viene de camino. Llegas, no saludas, solo preguntas por tu padre, ¿eh?

Ella rodó los ojos con desdén y desprecio hacia mí. Eso ni me afecta para nada. Ya estaba acostumbrada a lidiar con ellas. Siempre terminábamos peleando por alguna razón.

Un mesero entró y dejó un vino. Madelin me miró de reojo junto a su amiga y sonreían. Yo saqué mi celular y me perdí leyendo un pequeño drama en Snapchat. Mónica destapó la botella y me llenó un vaso, y llenó el de su hija de igual modo. No tomé el vino, lo dejé en la mesa, y me tomé el vaso de agua, ignorando por completo su existencia en esta sala.

Pero al cabo de un momento me sentí mareada y no podía sostenerme. Recogí mi celular y salí para buscar un baño y lavarme la cara. Por más que buscaba, no encontraba el baño. Pasaba por una puerta, ya no podía caminar y me apoyé. No sabía qué pasaba ni qué esas dos malvadas habían puesto en el vaso de agua. Jugaron con mi mente, ya que sabían que pensaría que el vino tenía algo y solo tomé el agua. El veneno estaba en el agua. Cómo fui tan estúpida.

Furiosa conmigo misma, estaba por dejar el marco de la puerta donde me sostenía. La puerta se abrió y sentí un jalón. La habitación estaba oscura y una mano grande tomó posesión sobre mí.

No tenía fuerzas para luchar. Estaba débil, indefensa. Solo mi voz podía ayudarme.

-¿Quién eres? ¡Suéltame! ¡No, por favor, no lo hagas!

-¡Cállate! ¡Odio a las chicas gritonas!

-¡Se equivoca de persona! Solo me apoyé en su puerta. ¡No, por favor, para!

-¡Te callas o te callo yo!

Sentí una corriente eléctrica atravesar mi cuerpo y dejarme paralizada. No podía luchar contra él. Sus manos, sus brazos eran demasiado grandes para mí. Sentí mi cuerpo derrumbarse en una cama. No podía moverme, el cuerpo de este extraño me cubría por completo. Por más que lo intentaba, no era posible para mí.

Las odio, Mónica y Madelin, las odio con todas mis fuerzas. Entre lágrimas y sollozos, perdí el conocimiento. Me desperté en la noche y mi cuerpo me dolía, como si un camión de bloques me hubiera pasado por encima. Mi cuerpo estaba desnudo. Me asusté. Mi mente quedó en blanco cuando me di la vuelta. Un hombre yacía boca abajo.

Me tapé la boca dejando que las lágrimas brotaran. No podía pararme, el dolor me arrollaba. Me caí al piso y no pude contener más las lágrimas.

-¡Mamá, esto no puede estar pasándome, nooo! ¿Por qué a mí? ¡Noooooo!

Miré mi ropa esparcida por todo el cuarto. Me vestí con toda la velocidad que me quedaba y salí corriendo. Ni miré atrás hasta dejar el hotel. La gente me miraba, y yo estaba con una mirada de desprecio y enojo. Lucía tan joven. Tenían razón, yo era muy joven. Apenas tenía 18 años. Perdí mi virginidad a los 18 años.

Me odiaba a mí misma por no ser más cuidadosa. Me odiaba por confiar en sus palabras. Me detuve en el camino, y una fuerte llovizna comenzó, como un trueno en paso de derrumbar todo lo que estaba a su paso.

Yo estaba debajo de esa lluvia. Quien me miraba no podía identificar si mis lágrimas corrían o solo era el agua de la lluvia. Me sentía sucia.

Sentía que ya no valía nada. Ya no valía la pena todo el sacrificio de mi madre. Mi celular sonó y lo sostuve. Era el número que mamá usaba para llamarme. Desde que papá la dejó en el hospital después de quedar discapacitada, trajo a esta mujer y a su hija a la casa.

Mis lágrimas no cesaban, estaba histérica. No tenía consuelo. Me engañaron y me llevaron a esto. Ahora soy una de las chicas que solíamos hablar, que perdieron su honor mucho antes de llegar a una edad normal.

Sostuve el teléfono y hablé, dejando que mis lágrimas corrieran sin rumbo. Estaba perdida. Perdida para siempre. Ahora no solo soy una deshonra. ¿Cómo miraré a mi madre, a mis amigos, a las personas que me conocían? ¿Cómo los miraré a todos? Estaba perdida. Sostuve el celular en mi oído. Mis palabras temblaban.

-¡Mamá!

-Shasha, lo lamento, tu madre se ha ido.

No pude dar un paso más. Estaba paralizada, la sangre dejó de fluir en mis venas. Mi mundo se apagó en un instante. Todo lo que me quedaba se había ido. No tenía nada ahora. Estaba completamente jodida, solo podía gritar. Solo me quedaba gritar:

-¡Nooo, nooooo, nooooo, no puedes hacerme esto, madre, no puedes! ¡Mamá, noooo, no puedes morirte, no puedes!

Ya no había un porqué en mi vida, ya no había un motivo para luchar. Perdí a mi madre el mismo día que perdí mi virginidad. ¿Eso era lo que el destino tenía preparado para mí? ¿Qué hice yo para merecer esto? ¿Por qué, bajo este cielo azul, los inocentes son los que sufren mientras los pecadores, las víboras venenosas, siguen viviendo en el lujo? ¿Yo también soy hija de Dios, pero por qué él me odia y me castiga por cosas que no hice? ¿Por qué a mí? Solo tengo 18 años, ¿por qué? ¿Por qué la vida es tan injusta?

            
            

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