Amor y fortuna segunda oportunidad con el millonario
img img Amor y fortuna segunda oportunidad con el millonario img Capítulo 4 Segundas oportunidades
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Capítulo 7 Confesiones peligrosas img
Capítulo 8 El juego de la tentación img
Capítulo 9 Un encuentro decisivo img
Capítulo 10 El juego de las miradas img
Capítulo 11 Deseo y la traición: la noche de la gala img
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Capítulo 4 Segundas oportunidades

El silencio volvió a caer, pero esta vez no era incómodo. Era un momento suspendido en el tiempo, donde la posibilidad de un nuevo amor empezaba a florecer entre las espinas del pasado. Luciana sabía que estaba arriesgando su corazón de nuevo, pero en el fondo, el deseo de reconectar con Alejandro era más fuerte que el miedo.

Con un suspiro profundo, hizo un movimiento hacia él, y en ese instante, el mundo exterior desapareció, dejando solo a dos almas que aún creían en el poder del amor.

La mañana siguiente, Luciana se despertó con una mezcla de ansiedad y emoción. La conversación con Alejandro había dejado una huella profunda en su corazón. Sabía que la vida no podía regresar a la normalidad después de ese encuentro, pero también sentía un miedo latente al dejarse llevar por los viejos sentimientos.

Se preparó para el trabajo, cada movimiento en el espejo parecía más pesado de lo habitual. La sombra de Alejandro persistía en su mente, sus palabras resonando como un eco: "Te prometo que no te fallaré." La promesa la inquietaba, y su corazón anhelaba la verdad detrás de esa declaración.

Al llegar a la oficina, el bullicio habitual la envolvió. Sus colegas charlaban animadamente, pero Luciana apenas prestó atención. Se dirigió a su escritorio, intentando concentrarse en los documentos apilados frente a ella. Sin embargo, la concentración era una ilusión, y sus pensamientos volvían a Alejandro, a su mirada intensa y a la promesa de un nuevo comienzo.

Entonces, el sonido de pasos firmes interrumpió su ensimismamiento. Al levantar la vista, su corazón dio un vuelco. Era Alejandro, con su sonrisa cautivadora y su porte seguro, caminando hacia ella. Su presencia parecía iluminar la oficina, y Luciana sintió cómo el aire se volvía más denso.

-Luciana -dijo él, su voz resonando con una calidez que la hizo estremecerse-. ¿Tienes un momento?

El rostro de Luciana se endureció, y sus instintos le gritaron que se alejara.

-No tengo tiempo, Alejandro -respondió, intentando sonar firme, aunque su voz traicionaba un ligero temblor.

Él se detuvo a unos pasos, la distancia entre ellos palpable.

-No quiero presionarte, pero necesitamos hablar sobre lo que pasó -insistió, sus ojos fijos en los de ella, intentando desentrañar el torbellino de emociones que se agolpaban en su interior.

-No creo que haya nada que hablar -contestó Luciana, cruzándose de brazos, un gesto defensivo que delataba su vulnerabilidad-. Lo que pasó ya quedó atrás. No tengo interés en revivir viejas heridas.

Alejandro frunció el ceño, su expresión se tornó seria.

-¿Así que simplemente vamos a actuar como si no hubiéramos compartido nada? ¿Como si esos recuerdos no dolieran? -La frustración en su voz era palpable, pero Luciana no se dejaría convencer tan fácilmente.

-Los recuerdos duelen, Alejandro. ¿Por qué querrías abrir viejas cicatrices? -Sus palabras fueron como dardos, pero ella sabía que era la verdad. La lucha interna entre el deseo de abrazarlo y el resentimiento que la mantenía en pie era abrumadora.

Él dio un paso más cerca, pero Luciana retrocedió, evitando el contacto visual.

-Porque quiero que sepas que estoy aquí, que quiero intentar enmendar lo que se rompió. Si me dejas, quiero ser parte de tu vida de nuevo.

Su corazón latía con fuerza, pero la herida del pasado era una sombra que no podía ignorar.

-No puedo hacer esto, Alejandro. No puedo permitir que me lastimen otra vez -Su voz se había vuelto más suave, casi un susurro, pero su mirada era firme.

-No soy el mismo hombre que te lastimó -dijo él, su tono lleno de sinceridad-. He cambiado, Luciana. He pasado por momentos difíciles, y sé que lo que hice fue terrible. Pero quiero demostrarte que puedo ser diferente.

Luciana sintió que su coraje se desvanecía ante su convicción, pero se obligó a mantenerse firme.

-¿Y si todo esto es solo un juego para ti? ¿Otra forma de escapar de tus problemas? -La desconfianza salía de sus labios, protegiendo su corazón herido.

-No es un juego -respondió él, su voz ahora casi desesperada-. Te lo prometo. Solo quiero una oportunidad.

El silencio llenó el espacio entre ellos, un espacio que se sentía cargado de historia y dolor. Luciana podía sentir su corazón dividido, la batalla interna entre la esperanza y el miedo estaba en su punto más álgido. La lucha era casi física, y en ese instante, una parte de ella quería lanzarse a sus brazos, mientras que la otra la mantenía alejada.

-¿Por qué no me dejas tiempo? -dijo, su voz más suave, como si estuviera buscando un resquicio de entendimiento-. No puedo hacerlo todo de una vez.

-Está bien -aceptó Alejandro, aunque su rostro reflejaba la decepción-. Pero no quiero que me evites. Solo dame una señal, y estaré aquí.

-Lo intentaré -murmuró Luciana, sintiendo que la barrera comenzaba a resquebrajarse.

Pero antes de que pudiera procesar sus emociones, su teléfono vibró, interrumpiendo el momento. La presión del entorno la abrumaba, y Luciana, con el corazón en la garganta, supo que era una señal de que debía alejarse.

-Lo siento, tengo que contestar -dijo, levantándose rápidamente. Alejandro la miró, su expresión una mezcla de frustración y comprensión, mientras ella se alejaba, dejando atrás las palabras no dichas.

Mientras caminaba, Luciana sentía que su mundo se desmoronaba y se reconstruía a cada paso. Había tanto en juego, tanto que había perdido y tanto que aún podría ganar. Alejandro estaba de pie en el horizonte de su vida, y aunque lo evitaba, su corazón seguía llamándola hacia él.

Las decisiones que tomaría en los próximos días definirían no solo su relación con Alejandro, sino también su futuro.

-Sí, solo... cosas del trabajo -respondió Luciana, intentando desviar la atención.

Clara no se dejó engañar.

-Vamos, sé que algo más está pasando. ¿Es por Alejandro? -La mención de su nombre hizo que Luciana se tensara.

-No sé de qué hablas -replicó, cruzando los brazos en un intento de proteger su corazón.

-Claro que sí -Clara insistió, acercándose un paso más-. Lo vi acercarse a ti. ¿Qué fue lo que te dijo?

Luciana tomó un respiro profundo.

-Intentó hablarme. Quería acercarse, pero yo... no puedo. Simplemente no puedo.

-¿Por qué no? ¿Acaso no hay algo en su mirada que te haga dudar? -preguntó Clara, su voz suave pero firme.

Luciana bajó la mirada, sintiendo la lucha interna surgiendo de nuevo.

-¿Y si solo es un juego para él? ¿Y si vuelve a romperme? -Su voz se quebró, la vulnerabilidad asomando entre las palabras.

Clara la miró con empatía.

-Nadie puede cambiar el pasado, pero quizás esta vez podría ser diferente. A veces, las segundas oportunidades son lo que necesitamos.

-Pero el dolor sigue ahí -dijo Luciana, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar-. Es como una sombra que nunca se va.

-Sí, pero las sombras también nos enseñan a valorar la luz. Solo piensa en lo que realmente quieres. ¿Acaso no sientes algo cuando lo ves?

Luciana se quedó en silencio, reflexionando. Era cierto; cada vez que veía a Alejandro, una chispa de emoción la invadía. Esa atracción era indiscutible. Pero el miedo a abrirse de nuevo era abrumadora.

-Quizás deba hablar con él -dijo finalmente, su voz apenas un susurro-. Pero ¿qué le diré? No puedo prometerle nada.

-Solo sé honesta. Dile lo que sientes, lo que temes. La honestidad es el primer paso hacia la curación -animó Clara, asintiendo con determinación.

Antes de que Luciana pudiera responder, su teléfono sonó nuevamente. Era un mensaje de texto. Al abrirlo, vio que era de Alejandro.

-¿Podemos hablar más tarde? No quiero que esto termine así. Necesito explicarte.

La ansiedad se apoderó de ella.

-Tengo que responderle -dijo, sintiéndose dividida. Clara le hizo un gesto de ánimo.

Luciana respiró hondo y escribió con cuidado.

-Está bien, pero no puedo prometer nada.

Mientras envió el mensaje, su corazón latía con fuerza. ¿Qué había comenzado? Esa relación desgastada por el tiempo, que una vez le había traído alegría, ahora se entrelazaba con su dolor.

-Solo recuerda que tienes el control -dijo Clara, tocándole el hombro suavemente-. No dejes que el miedo te paralice.

Luciana asintió, sintiendo una mezcla de determinación y temor. Se encontraba en una encrucijada emocional, y las decisiones que tomaría pronto podrían cambiar el curso de su vida.

Más tarde, en su hora de almuerzo, Luciana decidió encontrarse con Alejandro. Al llegar al café cercano, lo vio esperando en una mesa apartada. Su figura era familiar, pero también era un recordatorio de todo lo que había estado tratando de olvidar. Se sintió paralizada un instante, pero finalmente se acercó.

-Hola -dijo él, levantando la vista con una mezcla de nerviosismo y esperanza.

-Hola -respondió Luciana, tratando de mantener la compostura. Se sentó frente a él, la distancia emocional entre ellos aún palpable.

-Gracias por venir -dijo Alejandro, sus ojos buscando los de ella-. Sé que no es fácil.

-No lo es -admitió Luciana, sintiendo cómo la tensión aumentaba entre ellos-. Necesitamos hablar, pero debo ser clara desde el principio. No quiero que esto sea un juego.

-No lo será -prometió Alejandro, su voz grave y seria-. He estado reflexionando mucho sobre nosotros. La última vez que hablamos, estaba perdido, y no sé si alguna vez pude explicar lo que sentía.

-¿Y ahora? ¿Te has encontrado? -preguntó Luciana, levantando una ceja.

Alejandro suspiró, mirando hacia abajo.

-Creo que sí. Pero sé que te lastimé, y no espero que todo se solucione en un día. Solo quiero la oportunidad de demostrarte que lo que siento es real.

Luciana se quedó en silencio, observando sus ojos llenos de sinceridad. ¿Podría realmente creer en él otra vez? ¿Podría dejar atrás el dolor del pasado y abrir su corazón a un futuro incierto?

Ella no tenía todas las respuestas, pero algo dentro de ella le decía que, tal vez, esta vez podría ser diferente.

            
            

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