Capítulo 4 Capitulo 4. Aullidos

Capitulo 4. Aullidos

"Puedes despedirte de tu familia y de tus amigos y poner kilómetros de distancia entre vosotros, pero al mismo tiempo los llevas contigo en tu corazón, en tu mente, en tu estómago, porque no sólo vives en un mundo, sino que un mundo vive en ti".

Mi madre y Kevin me acompañan hasta la plaza allí puedo ver mujeres de todo tipo y todas ataviadas con el mismo color el blanco de la pureza. Dudo que muchas de ellas ya lo sean.

Las más mayores van demasiado arregladas, peinados muy elaborados, vestidos muy elegantes y escotados. Y sobre todo muchísimo maquillaje.

Las más pequeñas parecen asustadas, quiero decirle a Kevin y a mi madre que hasta aquí ha llegado la tontería del año. Pero veo como llega Yami con una sonrisa en su rostro.

-Es la hora cariño, nos tenemos que marchar, dice mamá con lágrimas en los ojos.

-No te preocupes, qué probabilidad hay de que yo sea una de las escogidas. Si no he nacido aquí y no tengo sangre nativa. Es imposible mamá así que no te preocupes en un rato volveré a casa.

No sé porque he dicho eso si ni siquiera me creo ninguna de las palabras que ellos me han dicho. Pero como no la quiero hacer sufrir esta es la mejor manera de hacerla sentir bien.

Me acerco hasta Yami y esta me deja una sonrisa. Poco a poco toda la gente del pueblo nos deja solas el medio de la plaza.

Creo que podemos ser una treintena, al principio pensé que deberíamos ser más pero bueno está más que bien con esto.

Todo está bien hasta que se empiezan a escuchar unos aullidos, las más pequeñas del grupo comienzan a llorar.

De verdad que lo preparan todo demasiado bien. Al final mi mente ha entendido que esto se trata de algún tipo de función en la que incluyen a las personas como actores.

Los aullidos cada vez están más cerca, Yami me coge la mano y la aprieta con fuerza.

Veo como todas tienen los ojos cerrados, me mantengo quieta a mi lugar y observo en silencio.

El frío comienza a hacerse presente, y aunque soy la única que lleva abrigo también parece que soy la única que tiene frío.¿Por qué ninguna de las chicas parece temblar como lo hago yo?

Y no, no es miedo lo que me embarga, más bien es un frío horrible.

Agacho mi cabeza por un momento y cierro los ojos para tomar una bocanada de aire. Cuando levanto mi cabeza veo que estamos rodeadas de lobos tiene que haber al menos veinte si no alguno más.

"Esto no es real, esto no es real", me repito en mi mente como si fuera un mantra.

Veo como todos los lobos se hacen a un lado para dejar pasar a un lobo de mayor tamaño, no es que ellos sean pequeños ya que no creo que se trate de lobos normales son demasiado grandes. "Y si al final ellos tienen razón"

Qué tonterías pienso de verdad, tendrán buena caza y estarán amaestrados. Poco a poco los lobos se van acercando hasta las mujeres las olfatean y le sacan los dientes. Pero primero dejan al gran lobo que pase primero delante de cada una de las mujeres.

Dos de las chicas más jóvenes son llevadas por dos lobos, que las atrapan y se las llevan consigo.

Eso me impacta demasiado y por un momento pienso que lo mejor es cerrar mis ojos y esperar a que todo pase.

Soy de vuelta a la realidad cuando la mano de Yami deja de apretar la mía, abro los ojos y veo que un gran lobo gris se la lleva arrastras de mi lado.

Quiero gritar pero la voz no sale de mi garganta, el gran lobo negro al que todos los demás lobos han dejado pasar en primer lugar está justo delante de mí.

Olfateándome y sacándome los dientes, de un momento a otro este se lanza sobre mí y me tira al frío suelo.

En ese justo momento mi mente colapsa, voy a ser devorada por un lobo y todo gracias a mi madre que me ha entregado como carnaza.

Antes de sumergirme en la total oscuridad puedo escuchar un gruñido y la palabra. "Mía"

....

Despierto en una habitación, que es no es la mía de eso estoy totalmente segura.

La decoración es muy masculina para mí gusto, todos los muebles son demasiado oscuros y sobrios.

Además la cama es enorme, esto no parece el hospital, me siento y observo con más claridad.

Un grito sale de mi garganta al ver a un hombre sentado en un sillón que me mira fijamente.

-Al fin despiertas hasta llegué a pensar que no lo harías, todavía no entiendo como la diosa me ha concedido una compañera tan débil como tú, una simple humana.

Con solo escuchar su voz hace que todos los vellos de mi cuerpo se ericen.

Miro hacia todos los lados y veo que no hay nadie más, por lo que todas esas palabras van dirigidas hacia mi persona.

No consigo verlo demasiado bien, la habitación está oscura pero se que se trata de un hombre muy grande.

Esto no puede ser real , me niego a creerlo pero que otra explicación puede haber. Recuerdo a los lobos y recuerdo como el más grande se abalanzó sobre mi.

Pero ahora que lo pienso igual solo se trata de un sueño, un mal sueño.

Y como estoy en un sueño puedo decir lo que quiera ya que en cualquier momento voy a despertarme.

-Siento no ser lo que esperabas, así que no te molesto más con mi presencia.

Me levanto de la cama e intento llegar hasta la puerta, cosa que no consigo porque de la nada el me tiene aprisionada contra la pared.

-Que no seas como esperaba, no significa que te vaya a dejar ir. Eres mía y de nadie más.

Mi cabeza llega a la altura de su pecho por lo que debo de estar junto a un gigante.

Noto como el olfatea mi pelo y hasta hace ruiditos como si de un animal se tratará.

Intento apartarlo de mi pero es algo imposible este hombre es una masa de músculos.

            
            

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