Y ya que había practicado tantas veces los pasos durante la semana esperaba no verme peor de lo que yo imaginaba.
Si fuese otra persona y me vieran entrando de esta forma tal vez diría ¡demonios! ¿Quién es esa chica?
Pero ¡vamos! Lo haría porque no estoy acostumbrada a este tipo de ambiente, sin mencionar que cualquier mujer para mí se veía tan hermosa y elegante que era difícil sobresalir entre ellas.
Definitivamente Mónica estaría feliz de estar aquí, probablemente se llevaría un par de historias para contar de este lugar.
Una vez llegué al centro del lugar me dediqué a observar a todos lados tratando de reconocer los rostros cargados de maquillaje que observaba. Y reconocí a muchas.
Tanto modelos como una que otra actriz, también comunicadoras y esposas de empresarios muy importantes. Y entre los rostros masculinos encontré a muchos hombres pertenecientes al gobierno y que probablemente estaban aquí para dar una buena impresión al mundo.
Una camarero se acercó a mí para ofrecerme una de esas copas con champan y no me permití rechazarla, pues probablemente eso era lo que necesitaba para relajarme un poco y dejar de tener los hombros tan tensos.
-Gracias -susurré antes de empinarme la copa y beberla por completo para devolvérsela antes de que se fuera.
Él me dio una media sonrisa la cual le devolví y una vez sentí el líquido asentándose en mi estómago me permití respirar profundo, sin sentir que mis pulmones se comprimían cada que lo intentaba.
-Joder -susurré ante la libertad que me daba el barullo para susurrar cualquier cosa y no ser escuchada.
-¡Buenas noches! -un hombre de tez blanca se subió al escenario para animar un poco a la multitud.
Todos respondieron a su animoso saludo, incluida, pues la forma en la que lo gritó a través del micrófono fue contagiosa.
-Esta noche tenemos unas deleitantes subastas que ofrecer -los aplausos no se hicieron esperar ante el inicio del tan esperado evento.
Yo coloqué el bolso que sostenía mi mano entre mi brazo y torso para de esta forma poder aplaudir cómodamente.
-Estoy seguro de que los objetos a ser subastados hoy obtendrán buenas ofertas y por el bien de todos espero que sea así, pues estaré muy molesto si estas fundaciones no adquieren buenos fondos esta noche.
Él se inclinó hacia adelante y enarcó una ceja fingiendo una cara de hombre rudo.
-Y estoy seguro de que no me quieren ver enojado.
Las risas y aplausos llenaron el lugar y me sentí extraña una vez más. Me sentía fuera de lugar.
-Pero antes de comenzar con este evento, queremos presentarles a alguien sumamente importante que está entre nosotros esta noche. Probablemente haya pasado desapercibida para ustedes, pero para nosotros es un honor y placer tenerle aquí, pues no es cualquier persona que dedica su vida a una causa como lo ha hecho ella.
Todo el mundo comenzó a mirar hacia todos los lados tratando de saber de quién hablaban y algunas personas a mi alrededor clavaron sus miradas en mí. Y era obvio, pues debían estar pensando que nunca me habían visto en alguna revista o en algún programa de televisión.
En ese momento justo sentí que iba a vomitar.
-Esta noche queremos presentarle a ustedes y al mundo a Estefanía Wolsky, la nueva administradora del orfanato High House, pasa aquí, cielo.
Sin molestarme en forzar una sonrisa tomé el bolso en mi mano nuevamente y comencé a caminar hacia la tarima en la que se encontraba el hombre.
Las personas cuando cruzaba junto a ellas se hacían a un lado y comenzaban a aplaudir, como si tras verme me aprobaran. Ni siquiera entendía el por qué lo hacían.
Una vez llegué a la pequeña tarima me ofrecieron un micrófono mientras me ayudaban a subir y los aplausos fueron cesando hasta que el silencio reinó en el lugar permitiendo que el comentario fuera de lugar de un hombre se escuchara en todo el lugar.
-Con una administradora así cualquiera se pasa más seguido por el orfanato a dejar donaciones.
Y como yo y mi lengua viperina siempre estábamos listas para contratacar, ahí me fui de la lengua delante de tantas personas.
-No es requerida su presencia, tenemos una cuenta de banco en donde fácilmente puede depositar sus donaciones.
-Ay cariño, será un poco de ayuda extra con mi presencia.
-Mucho ayuda quien evita estorbar -y una sonrisa radiante totalmente hipócrita fue lo que recibió.
Y para mi sorpresa las risas llenaron el lugar, como si mi comentario mordaz les hubiese causado gracia, aunque claramente al señor al que se lo había dado no le agradó en lo absoluto.
-Cuéntanos, Estefanía ¿Qué relación tienes con el señor Wolsky? Es bien sabido para todos que administró el orfanato por muchísimos años.
Y al escuchar su nombre fue imposible no sonreír.
-Él es mi padre adoptivo, yo era parte del orfanato High House desde antes de que tuviera el benefactor anónimo que tiene ahora, pero nunca fui adoptada, el señor Wolsky me dio su apellido cuando cumplí la mayoría de edad y desde entonces trabajé en el orfanato cuidando a los niños, hasta que con la ayuda del Señor Wolsky pude graduarme de abogada y desde ahí me encargué de las adopciones de los niños.
-¡Vaya! Ese lugar es tu hogar -asentí de acuerdo con sus palabras -¿crees que harás un buen trabajo en ese lugar? -mi sonrisa fue arrogante.
-Tengo quince años recorriendo las paredes de ese lugar, es mi vida y no pienso reducir el nivel de calidad de vida que tienen esos niños ahí, todo lo contrario, pienso mejorarla.
-Sé que lo harás -y lo dijo como si realmente creyera en mí.
-Gracias.
-Un aplauso para Estefanía Wolsky, la primera mujer administrando la High House de esta ciudad y la más joven de todas las épocas.
Y estos no se hicieron esperar rompiendo el silencio del lugar. Y mientras los observaba atenta a cada uno descubrí entre la multitud al hombre que había ocupado mis pensamientos durante toda esta semana.
Kadet Kravec
Su mirada estaba puesta en mí mientras aplaudía pausadamente. Y me temblaron las piernas, jodidamente lo hicieron, pues sus ojos se veían tan oscuros, destellando en un brillo inexplicable mientras me analizaba completamente que me hizo encoger sobre ese maldito escenario.
Su sonrisa se extendió lentamente y yo pasé saliva sin poder apartar mi mirada de él.
Él tampoco la apartaba, pues me asimilaba, me reconocía y me aceptaba de la misma forma en la que lo estaba haciendo yo con él, aun cuando me había quedado totalmente paralizada en aquel escenario mientras todos continuaban aplaudiendome.
En cuanto me bajé del escenario pude respirar más pausadamente y aunque mi corazón latía a una velocidad atemorizante no me permití flaquear y caminé con paso seguro hacia donde lo había visto.
Si bien no era la mejor decisión que había tomado en mi vida en una situación como esta-, era lo que mi corazón me pedía en ese instante, por lo que me dirigí hacia ese punto en específico, pero al llegar solo vi su espalda mientras se alejaba.
Ni siquiera lo dudé cuando comencé a seguirlo a través de todo el salón hacia una de las puertas que daban hacia algún lugar que desconocía.
Lo vi atravesarlas y segundos después yo estuve frente a ellas lista para cruzarlas.
Dando una última mirada hacia mis espaldas para ver si nadie me veía avanzar, empujé las puertas y crucé el umbral para encontrarme con un jardín muy bien iluminado.
Las luces eran blancas y bordeaban los caminos que te permitían adentrarte en cada área del enorme jardín.
Lo vi de pie frente a una fuente y aprovechando que no miraba en mi dirección caminé con pasos silenciosos hacia él hasta detenerme a sus espaldas.
-Señor Kravec -lo llamé mientras intentaba que mi voz no sonara temblorosa.
Y mientras se daba la vuelta concluí que las fotos de la web no le hacían justicia en lo absoluto, pues él se veía tan atractivo y apuesto de frente. Era más alto que yo por más de una cabeza, con ojos oscuros como la noche y cabello castaño oscuro corto a los lados y largo en la parte de arriba.
Una barba que parecía de varios días bordeaba su mandíbula y su cuerpo se veía tan perfecto enfundado en ese traje que no dudé ni por un segundo que debajo de él se encontrara una montaña de músculos perfectamente colocados.
Y por un segundo titubeé, por un segundo mi lengua se enredó y no supe si hablar sería lo más prudente, pero claro, era yo, Estefanía, la que no se mantenía callada durante mucho tiempo cuando quería decir algo que la incordiaba.
-Si se desprende de miles de dólares mensuales para mantener a flote el High House ¿por qué no aportar un poco más usando su imagen para conseguir más benefactores?
Él miró a su alrededor confirmando que nadie nos escuchaba, pero yo había hecho eso desde antes de acercarme a él.
-No tengo idea de qué me habla -contestó simple y llevando sus manos a sus bolsillos.
-Por supuesto, yo le explico -hice un ademán con mi mano libre como si no fuera nada del otro mundo -firme un contrato para ser empleada del orfanato, el cual ahora pertenece a Kravec Company y ¡oh, sorpresa! Su dueño y presidente es usted, el señor Kadet Kravec ¿ahora me entiende mejor? La cuestión es que llevo meses diciéndole a las dos pirañas que envía a vigilarnos, que nos ayuden con el presupuesto para habilitar un nuevo nivel de habitaciones para poder recibir a más niños que están perdidos en orfanatos de mierda y nunca nos dan nada porque no pueden dar más dinero, pero si usted usara su imagen sus mismo accionistas aportarían a la causa solo para estar en buenos términos con usted ¿por qué no lo hace?
-¿De dónde salió esta loca? -lo escuché susurrar y eso terminó encolerizándome.