Con la seguridad desprendiendo de cada partícula de mi ser salí del agua y llevé mi cabello hacia atrás el cual se encontraba a la altura de media espalda a causa de todos los cortes que había ocasionado Nathalie en el.
Con el agua goteando de mi cuerpo salí por completo de la piscina hacia la toalla en una orilla.
Algunas de las personas que se encontraban alrededor enfocaron su vista en mi anatomía apreciando la forma en la que el bikini amarillo se aferraba a mi cuerpo.
La parte de arriba era de una sola manga y se aferraba a mis senos levantándolos levemente y la parte de abajo, aunque cubría lo suficiente dejaba expuesto parte de mis glúteos y por la forma a la que se aferraba a mis caderas estilizaba mi figura.
Y considerando toda la actividad física que había hecho durante ese tiempo, todo mi cuerpo se encontraba tonificado y aunque mi abdomen estaba un poquito abultado no me quejaba, estaba comiendo demasiado, pero había pasado meses en los que casi no lo hacía, por ello me valía muy poco.
Y cuando me apreciaba en el espejo me amaba a mi misma de todas las formas. Así que esas libras de más lejos de molestarme me encantaban y sumándole a eso que mis brazos no estaban flácidos, me hacían quererme más de lo que ya lo hacía.
Con pasos suaves caminé hacia la entrada del edificio mientras secaba mi cabello.
Había pasado un mes desde aquel día en el que me hice amiga de Nathalie, haciendo un total de cuatro meses dentro del centro de rehabilitación.
Solo estaba ahí para terminar el proceso completamente, pues ya me consideraba una nueva persona, que repudiaba el alcohol en todos los sentidos.
Pero estaba segura de que Yair estaba a punto de darme mi salvoconducto y pronto podría salir de ese lugar.
Porque una cosa era darle sentido a mi existencia ahí dentro, pero cuando saliera las cosas serían diferente en todo el sentido de la palabra.
Por el momento solo me enfoqué en mí, en mi salud, en mi bienestar, pero cuando saliera debía organizar la vida que afuera dejé hecha pedazos y eso sería un nuevo reto para mí.
Al recorrer el pasillo y llegar a mi habitación me encontré con Nathalie acostada en mi cama mirando al techo.
-Nath -la llamé.
Ella no contestó, solo continuó mirando al techo ida.
Yo me quedé en silencio mientras buscaba algunas prendas para cubrirme.
-¿Sabes que aquí se rumorea que circula droga de forma ilícita? -cuestionó de forma ida.
Nerviosa dejé caer las prendas que había tomado y me acerqué a ella para tomar su rostro entre mis manos. Las lágrimas descendían por este y suspiré aliviada al ver que sus ojos se encontraban normales.
-No me drogué -dijo sincera -la rechacé.
Yo fruncí el ceño al no entender que sucedía.
-Realmente era una trampa de Yair -ella sorbió su nariz -me dieron salvoconducto por rechazarla -mi corazón comenzó a latir eufórico ante la emoción y sin poder evitarlo di un leve salto emocionada.
-Si, si, si, si -grité emocionada.
-No lo aceptaré -yo me paralicé al escuchar sus palabras.
-¿Qué? -cuestioné en un susurro.
-Tengo miedo -dijo dejando escapar el sollozo -el único lugar al que tengo para ir es con el que se supone es mi novio, rodeada de droga, personas negativas y más de la mierda con la que tuve que cargar.
Yo pasé saliva al entender la situación.
-¿Tu madre no te recibirá? -ella negó.
-Soy un mal ejemplo para mi hermana -susurró -no me recibirá ni, aunque me arrodille.
-Tu única opción es tu novio -susurré.
-O la mejor amiga que me metió a este mundo -yo suspiré pesadamente.
-¿Amas a tu novio? -ella negó.
-En estos momentos me amo a mi lo suficiente como para saber que no debo amar a alguien que me hace daño -sus palabras se escucharon estranguladas a causa de sus sollozos.
-Te vas conmigo -susurré estrujando mis dedos frente a mi vientre.
Yo miré hacia el piso esperando su respuesta.
-¿Qué? -cuestionó dejando salir un sollozo más fuerte.
-Que te vas conmigo -dije segura.
-¿Hablas enserio? -yo levanté la vista del suelo para enfocarla en ella.
-Si, hablo enserio -ella sonrió abiertamente y yo le di una de medio lado -voy a necesitar una administradora de empresas -susurré -aunque termine la carrera de ingeniería automotriz, mis intereses van más allá de solo invertir en una empresa.
-Quieres apoderarte de una, ya lo sé -susurró mientras moqueaba.
-Te falta medio año, mucho menos que a mí que me faltan ocho meses, yo te ayudo y luego tu me ayudas a mi -ella secó sus lágrimas segura.
-No sé como voy a pagarte todo lo que me has ayudado y de verdad que no voy a rechazar esta oferta, porque enserio quiero avanzar, no quiero volver al hoyo en donde estaba.
-Y no lo harás, porque tu mente ya esta lista para recibir mucho más que eso, ya entendiste que es hora de avanzar.
-Es hora de avanzar -confirmo segura.
-Soy Calliope -comencé a decir.
-Soy Nathalie.
-Soy alcohólica.
-Soy drogadicta -dijo dejando escapar un sollozo.
-Llevo tres meses y dieciocho días limpia.
-Llevo tres meses y dos días limpia.
-Estoy orgullosa de ti, Nathalie.
-Estoy orgullosa de ti, Calliope.
-Estamos orgullosas de nosotras -dijimos al unísono.
Yo con pasos seguros caminé hacia ella para lanzarme hacia la cama sin importarme que estuviese aun empapada.
La envolví entre mis brazos y la apretujé sintiendo que era ese tesorito que había encontrado en la basura.
Nathalie era ese diamante rodeado de rocas inservibles que solo opacaban su belleza. Su lugar era junto a otro diamante en donde en vez de opacarse, resaltara por su resplandor, por su brillo, por las cosas que la diferenciaban de los demás y que la hacían única y especial.