Atados a mi
img img Atados a mi img Capítulo 5 Cinco
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Capítulo 16 Dieciséis img
Capítulo 17 Diecisiete img
Capítulo 18 Dieciocho img
Capítulo 19 Diecinueve img
Capítulo 20 Veinte img
Capítulo 21 Veintiuno img
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Capítulo 29 Veintinueve img
Capítulo 30 Treinta img
Capítulo 31 Treinta y uno img
Capítulo 32 Treinta y dos img
Capítulo 33 Treinta y tres img
Capítulo 34 Treinta y cuatro img
Capítulo 35 Treinta y cinco img
Capítulo 36 Treinta y seis img
Capítulo 37 Treinta y siete img
Capítulo 38 Treinta y ocho img
Capítulo 39 Treinta y nueve img
Capítulo 40 Cuarenta img
Capítulo 41 Cuarenta y uno img
Capítulo 42 Cuarenta y dos img
Capítulo 43 Cuarenta y tres img
Capítulo 44 Cuarenta y cuatro img
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Capítulo 5 Cinco

Mis manos se aferraban a los bordes de la camilla mientras el doctor esparcía un líquido frío por mi estómago para luego proceder a pasar un aparato en mi vientre que dejaba ver en una pantalla lo que estaba sucediendo dentro de mí.

Decir que no estaba asustada era una falacia, pues mi corazón martillaba con una fuerza ensordecedora y podía sentirlo palpitar en mis oídos aturdiéndome cada vez más.

Sin mencionar que las manos que tan fuerte se aferraban a los bordes metálicos, segundos antes habían estado temblando desesperadas, no solo ante la noticia de tener un hijo cuando eso se creía imposible desde el momento en el que tuve conciencia, sino también por creer que había dañado ese milagro que se estaba formando en mi vientre.

Emocionalmente me sentía estable, tranquila y físicamente de la misma forma, mi mente también había estado en armonía, todo hasta que me enteré del feto que se estaba desarrollando en mi interior y del que no me había dado cuenta.

-Bueno -lo escuché susurrar mientras movía el aparato a lo largo de todo mi vientre.

-¿Qué? -cuestioné nerviosa.

Nath juntó a mi tomó una de mis manos para despegarla de la barra de metal y poder sostenerla ella.

-¿Puedes calmarte? Estás muy nerviosa y eso va a empeorar todo el proceso, respira conmigo -pidió.

Yo pasé saliva antes de asentir un par de veces, luego me acoplé mis respiraciones a las de ella intentando que los acelerados latidos de mi corazón desaceleraran.

-Aquí estas -susurró nuevamente y yo miré a la pantalla olvidándome si quiera de respirar.

Unos fuertes latidos bañaron el silencio en el que había estado sumergida la habitación y yo sonreí abiertamente al entender que eran los del bebé que llevaba dentro.

-Dígame algo -pedí y él sonrió ante mi desesperación.

-Tienes veintitrés semanas de embarazo -Nath junto a mi contó con su mano libre de cuatro en cuatro.

-Cinco meses y dos semanas -aseguró en voz alta luego de su conteo.

Al darse cuenta llevó su mano hasta su boca y yo solté una carcajada relajándome por unos segundos.

-El feto se encuentra bien -lo escuché decir.

El alivio me recorrió completa ante esa afirmación.

-No parece haber daño y sus latidos van a un ritmo normal.

Él continuó explicando un sinfín de cosas a las que le presté total atención, pero la verdad es que yo me había quedado en la primera parte: que estaba bien.

Una vez finalizada la ecografía me indicó medicamentos, vitaminas y algunas otras cosas más.

Nath a mi lado anotó en su móvil cada recomendación, mientras que yo solo podía asentir emocionada.

Por Dios, nunca había pasado por mi cabeza quedar embarazada, porque yo no podía y el que me estuviesen dando semejante noticia me dejaba fuera de juego.

Pero lo más importante y que me hacía sentir feliz, en paz y armoniosa, era que estaba bien, que yo no lo había dañado con mis excesos, porque nunca me hubiese perdonado haber dañado algo como eso.

Había hecho pedazos mi vida y estuve a punto de hacer pedazos la de los demás, no quería imaginar que también dañara algo que era mío, parte de mi y que dependía al cien por ciento de mí.

-¿De cual de los tres crees que sea? -yo miré hacia Nath mientras íbamos en el taxi con dirección hacia nuestro departamento.

-No lo sé, es complicado, porque, aunque las cosas estaban difíciles y permanecía más borracha que otra cosa, siempre les pedía que me cogieran en esos momentos de sobriedad y ellos siempre lo hacían. Recuerdo que la última vez fue una semana antes de que se fueran y fue con los tres -susurré sintiendo mis mejillas teñirse de rojo.

Nath junto a mi suspiró pesadamente.

-En conclusión, tiene tres papás, dejémoslo ahí, la cuestión siguiente es ¿Cuándo les dirás?

Justo en ese momento el taxi estacionó frente al edificio y yo al estar del lado que daba hacia la acera, salí, para dejar que Nath pagara ya que ella llevaba mi bolso.

En cuanto ella salió yo comencé a caminar hacia la entrada y pasé de largo hacia el ascensor. Paciente esperé a que Nath entrara y cuando lo hizo dejé que presionara el botón hacia nuestro piso.

Con una sonrisa de oreja a oreja llevé mi mano hacia mi vientre para acariciarlo.

Imaginar que ahí dentro ya había una semillita de cinco mes me hacía sentir eufórica en todos los sentidos.

-En un rato iré a comprar todo para la dieta que te indicó el nutricionista y de paso traigo las pastillas que faltaron -yo asentí.

Una vez el elevador abrió sus puertas ambas salimos hacia el pequeño departamento e ingresamos en él y yo me dejé caer en el sofá feliz.

-Te hice una pregunta -me recordó la castaña y yo rodé los ojos.

-Cuando nazca -dije suavemente.

-¿He? -cuestionó sorprendida.

-Aja -dije tranquila mirando el techo.

-El bebé no es solo tuyo -dejó en claro -no puedes no dejarles ver el proceso -yo sonreí abiertamente.

-Le haré videos, que lo vean luego.

Nath sin poder evitarlo comenzó a reír.

-Es más -dije segura -pásame tu móvil -pedí.

Ella sin rechistar me tendió el aparato y yo accedí a cámara antes de ponerlo en la mesita de los sofás recostado del florero, luego me senté correctamente y le di a grabar.

-Bueno, amm -yo reí de forma nerviosa -es extraño hablar con una cámara, pero realmente les hablo a ustedes -yo sonreí -estoy embarazada y es de alguno de ustedes, obvio, tengo cinco meses y dos semanas. Se supone que no podía suceder esto, me habían dicho que era estéril, pero pasó y estoy tan feliz de que si haya podido pasar -yo sonreí maravillada -quisiera decir que tras saber esta noticia iré hacia ustedes, pero no es así, porque recuerdo claramente cuando me dijeron que debía brillar y que cuando estuviese en lo más alto, volviera a ustedes y sé que está mal que me aferre a eso sabiendo que un bebé en ese entonces no estaba en la ecuación, pero, no puedo volver, no ahora cuando parece que el mundo se me cae encima, porque creerán que lo hago porque los necesito y realmente no es así, no lo hago, así que apenada por hacer algo que realmente no debería, me despido dejando este video guardado para el día en el que vuelva a ustedes.

Dicho esto, me incliné para detener la grabación.

-No soy nadie para contradecirte, además sabes que esta mal, pero después de todo tu eres la que ha pasado cuatro meses en un centro de rehabilitación tratando de levantarte, sola, sin ayuda de nadie y aunque el bebé realmente no es solo tuyo, es tu cuerpo, de haber decidido abortar era tu decisión, así que tenerlo también es tuya y ay... ya no sé ni lo que digo -se quejó -yo te apoyo -dijo olvidándose del discurso -no soy buena para las palabras motivacionales.

Yo reí nuevamente.

-Volveré antes de que sepa hablar -susurré.

-¿No era después de que naciera? -yo reí.

-Nunca especifiqué cuanto tiempo después.

Ella negó con una sonrisa.

-Bueno, a comprar lo que necesitas, porque debemos hacer crecer esa pancita.

-Necesito que pases también por los requisitos para poder entrar a la universidad -pedí -para ambas -aclaré -si llevo más materias de las que debo termino en ocho meses y tú en seis, no trabajarás e irás dos tandas a la universidad de forma presencial, yo lo haré virtual y solo tomaré presencial las materias que sean estrictamente necesarias -ella asintió -¿lo anotaste? -cuestioné al saber que todo se le olvidaba.

Ella soltó una ricita antes de inclinarse hacia el móvil para tomarlo y anotar lo que le había pedido.

-Y me traes sopa de ramen por favor -pedí -de esas de bolsitas que le echas agua caliente y ya están.

Ella anotó lo que le había pedido y comenzó a caminar hacia la puerta.

-Nath ¿y las tarjetas? -ella se regresó avergonzada y yo reí al ver como tomaba el bolso para irse casi corriendo.

Nath era un toda una fichita, pero aun así la quería.

Porque después de todo la única que estuvo en los momentos difíciles de mi vida en un ladito fue ella. No me ayudó a levantarme, solo me impulsó y eso siempre se debe agradecer, porque no todo el mundo se molesta en inspirarte a ser mejor sin siquiera conocerte.

                         

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