Capítulo 3 Tres

Durante la semana había estado viendo a los chicos Dahal como los llamaba Mely, me los encontraba en la cafetería, una que otras veces en los pasillos y el fin de semana los llegué a ver de reojo en el bar, pero cuando salí ninguno de ellos estuvo afuera como Aiden aquel día.

Me había dado cuenta de que el de cabello rizado se llamaba Aiden y el de cabello lacio era Aidan, eran mellizos ya que no eran totalmente idénticos. Por lo que conocía el nombre de tres Dahal, dos de ellos me habían subido a sus autos, Madow y Aiden, tres habían solo hablado conmigo y desconocía el nombre de dos y me faltaba uno de ellos por conocer.

Lo había visto de reojo en la cafetería aquel día, pero ninguna imagen clara pasaba por mi cabeza, por lo que el rostro del sexto Dahal era un misterio para mí.

-No voy -aseguré en dirección a la rubia de mi amiga.

-Pero es la fiesta del año -dijo desesperada.

-No lo es, hacen más fiestas -ella negó como cachorro degollado -además, no sé qué haces aquí en mi cutre habitación si tanto asco le tienes.

-Es limpia, solo que el edificio me da grima -yo rodé los ojos.

Mi casa consistía en una sola habitación con una cama pequeña en una esquina, un escritorio junto a él y un pequeño refrigerador que no me llegaba ni a las caderas, el baño era pequeño y la única ventana se encontraba en el baño. Gracias a Dios el ventilador se encontraba en el techo.

-Además me da claustrofobia -yo rodé los ojos por segunda vez.

-Iré -dije después de pensármelo -pero no tengo un solo centavo para nada, voy a lo justo este mes -ella asintió eufórica.

Yo me levanté de mi lugar y me quité la remera quedando en ropa interior.

-Debes aprovechar que Mails no abrirá hoy -yo tomé de mi pequeñito closet un vestido negro de cuello y mangas largas, pero que era sumamente ajustado y hasta medio muslo. Por suerte no se subía cada que caminaba.

En mis pies coloqué unas converses negras sabiendo a la perfección que si me ponía el único par de tacones que tenía terminaría con ampollas.

Mi cabello lo solté dejándolo caer hasta media espalda y lo peiné quitándole los nudos que tenía. En mis labios coloqué labial rosa de brillitos y un par de pulseras terminando con el outfit.

Mely se encontraba desparramada en mi cama revisando su móvil perezosamente, si guardaba silencio por un tiempo más estaba segura de que se dormiría. Pero como yo quería ir a la fiesta la llamé para que nos fuéramos.

La llave de mi casa se encontraba en un costado enganchado a mi sostén y mi móvil estaba en mis manos.

-Presiento que será una excelente noche -aseguró la rubia cerrando la puerta de mi casa y yo no pude evitar sonreír porque ciertamente las fiestas junto a Mely eran lo mejor.

Nunca te dejaba sola y se encargaba de que si ella disfrutaba tú también lo hicieras.

Al salir del edificio tomamos un taxi que nos llevó directo al lugar de la fiesta, parecía que todo el mundo los conocía, porque Mely solo pidió que la llevaran a la casa Dahal de la ciudad, probablemente ella ni sabía dónde quedaba.

La casa quedaba en uno de los barrios más lujosos de la ciudad, mi mandíbula literalmente fue a parar al suelo al ver la enorme casa de color blanco.

-Madre mía -susurró Mely.

Ella le pagó al taxista y ambas bajamos observando la cantidad de autos aparcados a lo largo del camino de entrada. Ambas nos sostuvimos de las manos y recorrimos el camino de piedra hasta llegar a la entrada que se encontraba abierta de par en par y un montón de adolescentes salían y entraban.

Mely me sostuvo con fuerza cuando cruzamos la entrada y vimos lo abarrotado que estaba el lugar, madre mía, esta era una auténtica locura.

La casa poseía candelabros que se encontraban encendidos y luces de colores chocaban con la pared dándole un aspecto más de fiesta a la sofisticada mansión.

Mely me arrastró entre el mar de gente mientras movía sus caderas acoplándose al ritmo de la música. Yo sonreí y comencé a moverme de un lado a otro hasta que llegamos a la barra en donde me encontré con Laia.

-Dinero extra -dijo tranquila y yo le sonreí tomando el vaso con bebida que desconocía, pero yo confiaba en la morena para este tipo de cosas.

Mely y yo nos movimos hasta estar en la sala y nos pegamos de una pared bailando suavemente mientras nos bebíamos el contenido de nuestro vaso. En cuanto lo terminamos este fue a parar al suelo y Mely sostuvo mis manos arrastrándome hasta el centro de la sala que servía como pista improvisada.

-Mueve esas caderas -gritó por encima de la música la cual se encontraba taladrando mis oídos.

Y sin pensarlo mucho me sostuve de las suyas para comenzar un vaivén entre nuestros cuerpos bailando sin inmutarnos por los otros cuerpos sudorosos a nuestro alrededor.

-No quiero ponerte nerviosa, pero Madow te está mirando -yo no busqué desde donde miraba y solo seguí bailando.

-Deberías ir a felicitarlo -gritó más fuerte cuando la música cambió a una más atronadora.

En ese momento recordé que el día en que me llevó me dijo que cumplía años en una semana y ya había pasado una semana y algo.

-¿Dónde está? -cuestioné observando directo a sus ojos castaños.

-Barandal del segundo nivel.

-¿Vienes? -cuestioné y ella negó.

Tomó mi mano y nos encaminamos hasta las escaleras en el centro de la enorme sala, ella se quedó en el primer escalón y me señaló disimuladamente la parte en la que se encontraba el chico de ojos negros.

Con pasos rápidos comencé a subir las escaleras las cuales se encontraban despejadas de cualquier persona y cuando estuve arriba observé asombrada el mar de gente debajo. Armándome de valor recorrí la poca distancia que me separaba del pelinegro y me coloqué junto a él sintiendo desde la altura como las paredes vibraban con la música.

Sus ojos escanearon mi cuerpo en cuanto me coloqué junto a él.

-Feliz cumpleaños -dije algo fuerte para que lograra escucharme.

Él me dio una media sonrisa antes de asentir. Sin pensarlo dos veces me di la vuelta dando por terminado mi trabajo, pero su mano tomó mi cintura dándome la vuelta y llevándome contra su pecho para envolverme en un abrazo.

-¿Qué clase de felicitación sería si no me das un abrazo? -una sonrisa apareció en mi rostro y le devolví el abrazo aspirando su olor tan peculiar.

Era jodidamente adictivo.

Luego de unos minutos en donde permanecimos así me separé lentamente de él.

-¿Mejor? -cuestioné y él asintió.

-¿Te vas? -asentí sin pensarlo.

-No dejaré sola a mi amiga -le expliqué para luego darme la vuelta y dirigirme hasta las escaleras las cuales bajé rápidamente volviendo hacia Mely.

-Estoy tratando de parecer cuerda, pero justo ahora quiero gritar como loca -dijo con una sonrisa.

Su mano sostuvo la mía y nos movimos a través de las personas hacia la barra, esta vez la morena dejó un vaso pequeño y transparente con bebida azul. Mely y yo chocamos nuestros pequeños vasitos y le dimos hasta el fondo.

Joder, esa maldita cosa era jodidamente dulce.

Mely y nos miramos asombradas y dejamos el vaso sobre la barra esperando que la rubia nos diera otro, pero negó.

-Dense la vuelta y quemen lo que les acabo de dar, no pienso emborracharlas -con un puchero Mely y yo volvimos a la pista y bailamos un poco hasta que sentí unos brazos envolver mi cuerpo y me volteé furiosa sabiendo de quien se trataba.

Mi mano empujó su torso y él soltó un suspiro exasperado.

-Solo es un baile -dijo Raian y se veía considerablemente alcoholizado, pero no borracho.

-¡Suéltame! -él sostuvo con más fuerza mis caderas pegándome a su pecho.

Quise golpearme por admitir que olía bien. Su cabello castaño se encontraba revuelto y su piel blanca brillaba con lo que parecía ser una leve capa de sudor.

-Que la sueltes -impuso Mely tomando su brazo, pero él no cedía.

-Antes de conocerme no te molestó restregarte en mi polla ¿por qué ahora sí? -con rabia lo empujé más fuerte logrando que me soltara y sin pensarlo dos veces lancé mi puño impactándolo en su boca partiéndole en el proceso su labio.

-Vete al diablo -sin esperar las consecuencias tomé a Mely y salimos de la pista hacia el otro lado de la casa que parecía ser también una sala. Esta casa era enorme.

-De este lado está más tranquilo -medio gritó y yo asentí sentándome en un sofá.

Ella se sentó de mi otro lado y alguien más se sentó junto a mí.

Yo observé la cabellera negra que me observaba atento.

-Me alegra que lo hayas golpeado antes, estuve a punto de arruinar mi fiesta de cumpleaños -se recostó del sofá y me sonrió abiertamente -buen derechazo -alagó y yo sonreí pasando el mal rato.

-Nos vemos en un rato -gritó la rubia y yo la miré sin entender -me lo agradecerás -susurró en mi oído para luego desaparecer entre las personas.

Los ojos de Madow me escaneaban completamente logrando que me pusiera nerviosa, cosa que lo hizo divertirse en sobre manera ya que la sonrisa burlona no se quitaba de su rostro.

-Al fin te encuentro, ya te toca -delante de nosotros se encontraba Aidan, y lo diferencié de Aiden por su cabello lacio.

Madow se levantó de su lugar y pensé que se iría con su hermano de inmediato, sin embargo, me tendió su mano y yo la tomé levantándome de mi lugar. Ambos seguimos a Aidan a través del mar de personas hasta llegar a la barra la cual se encontraba totalmente despejada. Yo me quedé un poco alejada al verlo posicionarse frente a una gran cantidad de chupitos con un líquido cristalino.

Madow observó atento cada chupito hasta que su mirada se dirigió hasta a mí y me indicó con su cabeza que me acercara. Un leve empujón me hizo mirar atrás y me encontré con Mely la cual me giñó un ojo y yo con una sonrisa me acerqué.

La música bajó su intensidad y Aidan se subió en el taburete del otro lado de la barra y levantó sus manos al cielo.

-¡Los veinticinco chupitos de mi hermano! -gritó -¿los compartes o te los bebes solo? -Madow me observó.

-¿Me ayudas? -cuestionó y yo dudé.

-No creo que pueda tragarme más de cinco -él se encogió de hombros -sale -dije segura.

-Bien, antes de que acabe la música deben estar vacíos.

Una canción comenzó a sonar y Madow se enfrentó a los chupitos y yo hice lo mismo observando atenta la larga fila, madre mía, todo eso en menos de cinco minutos. Madow llevó el primero a sus labios y dejó el pequeño vasito sobre la barra boca abajo.

Yo tomé el primero y me lo bebí de un solo trago arrugando mi rostro levemente. Era vodka. Sintiendo mi garganta arder tomé el siguiente y me lo bebí de la misma forma y a ese le siguieron dos más. Me sostuve de la barra sintiendo la mirada de casi todas las personas sobre nosotros.

Una palmada fue dejada en mi trasero y yo di un respingo antes de mirar a Madow. Este llevó el pequeño vasito hacia sus labios con una sonrisa.

Yo negué algo divertida antes de llevar otro trago hasta mis labios y a ese le siguieron cuatro más. Cuando tomé el último Madow estaba junto a mí con el ultimo de su lado y nos lo bebimos al mismo tiempo dejando el recipiente vacío boca abajo en la barra.

Los gritos y los aplausos eufóricos se hicieron presente y la música atronadora volvió, todo el mundo comenzó a saltar de un lado a otro y yo me recosté de la barra digiriendo todo lo que me había bebido.

Madow tomó mi mano y me arrastró hacia las escaleras, subí deprisa detrás de él y nos perdimos en un pasillo completamente vacío repleto de puertas.

-Si no saco todo este alcohol terminaré en un coma etílico en cuanto llegue a mi cabeza.

Los malos pensamientos pasaron por mi cabeza, pero los alejé, este chico no tenía intención de coger conmigo. Él abrió una puerta y me dejó pasar primero, era un baño bonito con dos cubículos y un lavamanos doble.

-¿Qué harás? -cuestioné suavemente ya que la música me había dejado algo sorda.

-A meter dos dedos en mi garganta y sacar todo el líquido que aún no digiero -dijo simple entrando en un cubículo.

Yo me encogí de hombros y me metí en el otro. Levanté ambas tapas y me doblé en mi lugar llevando mis dedos hasta mi garganta. Casi de inmediato el líquido comenzó a salir de mi boca, definitivamente era una buena técnica.

Me incorporé en mi lugar bajando la palanca y fui hasta el lavabo. Abrí la llave y tomé jabón para lavar mis manos. Madow se colocó junto a mi haciendo todo lo que yo hacía. Me incliné para llevar agua hasta mi boca y enjuagarla, hice gárgaras y luego sequé mis manos y boca con la toalla junto a mí.

Madow de paso lavó su rostro y mojó un poco su cabello para controlar algunos mechones rebeldes.

-Gracias -yo le sonreí a través del espejo.

-No es nada.

Ambos salimos del baño tomados de la mano y bajamos las escaleras de la misma forma, él me arrastró hasta la cocina y se acercó al refrigerador sacando fresas de un empaque. La cocina estaba totalmente vacía y solo una bombilla estaba encendida iluminando muy tenuemente el lugar.

Él llevó una de las fresas hasta mis labios y yo la mordí comenzando a masticarla suavemente. Él llevó el resto de la fresa hasta sus labios y yo sonreí cuando sacó un jarrón de cristal repleto de un jugo rosado. Acercó el cristal a mi boca y yo comencé a tragar sintiendo un poco de líquido deslizarse por la comisura de mis labios.

Madow retiró el jarrón y luego su boca fue la que ocupó el lugar lamiendo el poco de jugo que se deslizó y luego subió hasta mi boca juntando sus labios con los míos envolviéndome con el sabor a fresa de nuestros labios.

Joder, Madow me estaba besando.

            
            

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