Bajo dos lunas
img img Bajo dos lunas img Capítulo 5 El Despertar del Destino
5
Capítulo 6 El Encuentro Inesperado img
Capítulo 7 La Doble Carga img
Capítulo 8 Ecos del Pasado img
Capítulo 9 Los Susurros de la Noche img
Capítulo 10 El Encuentro del Destino img
Capítulo 11 La Prueba del Corazón img
Capítulo 12 Ecos del Pasado img
Capítulo 13 La Sombra del Futuro img
Capítulo 14 La Llama de la Decisión img
Capítulo 15 El Costo de la Paz img
Capítulo 16 La Doble Cara del Poder img
Capítulo 17 La Sombra de la Venganza img
Capítulo 18 No quiero nada que no sea tu paz img
Capítulo 19 Esto no se detendrá sin lucha img
Capítulo 20 La Llama del Conflicto img
Capítulo 21 La guerra no terminará nunca img
Capítulo 22 La Promesa Rota img
Capítulo 23 Las Sombras del Pasado img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 La guerra, el amor, el odio img
Capítulo 26 La Prueba del Corazón img
Capítulo 27 La Alianza Sellada img
Capítulo 28 El comienzo de lo que podemos ser. img
Capítulo 29 Una chispa que aún podía iluminar el camino img
Capítulo 30 Hacia su oscuro final img
Capítulo 31 El Fuego que Quema img
Capítulo 32 El Encuentro del Destino img
Capítulo 33 La Alianza Inesperada img
Capítulo 34 La Marca del Pasado img
Capítulo 35 La Ruta del Destino img
Capítulo 36 La Búsqueda de la Verdad img
Capítulo 37 El Despertar de la Magia img
Capítulo 38 El Vínculo del Sacrificio img
Capítulo 39 Ecos de un Nuevo Amanecer img
Capítulo 40 La Marca del Destino img
Capítulo 41 La Despedida del Pasado img
Capítulo 42 El Eco de los Vientos de Guerra img
Capítulo 43 Sombras del Pasado img
Capítulo 44 Ecos de Traición img
Capítulo 45 Sombras del Pasado img
Capítulo 46 La Fragilidad del Alma img
Capítulo 47 El Juego de Sombras img
Capítulo 48 La Sombra del Pasado img
Capítulo 49 Entre Sombras y Promesas img
Capítulo 50 Las Ruinas del Futuro img
Capítulo 51 El Amanecer de una Nueva Era img
Capítulo 52 Entre el Fuego y la Sangre img
Capítulo 53 La Llama de la Redención img
Capítulo 54 La Larga Marcha hacia la Paz img
Capítulo 55 El Despertar de Viejas Sombras img
Capítulo 56 Sombras del Pasado img
Capítulo 57 El Ecos del Pasado img
Capítulo 58 La sombra de la traición img
Capítulo 59 El peso de la verdad img
Capítulo 60 La caída de la oscuridad img
Capítulo 61 El Último Refugio img
Capítulo 62 La Marca del Destino img
Capítulo 63 El Despertar del Enemigo img
Capítulo 64 La Oscuridad Despierta img
Capítulo 65 La Resistencia de la Luz img
Capítulo 66 El Renacer de la Esperanza img
Capítulo 67 La Llegada del Alba img
Capítulo 68 El Reflejo de la Sombra img
Capítulo 69 La Llama Interior img
Capítulo 70 La Confrontación img
Capítulo 71 La Revelación Final img
Capítulo 72 Los Ecos del Pasado img
Capítulo 73 El Precipicio del Abismo img
Capítulo 74 La Fuerza del Lamento img
Capítulo 75 El Despertar del Abismo img
Capítulo 76 El Precio de la Oscuridad img
Capítulo 77 El Límite de la Redención img
Capítulo 78 Los Ecos del Pasado img
Capítulo 79 La Decisión Final img
Capítulo 80 La Revelación del Corazón img
Capítulo 81 El Reflejo del Poder img
Capítulo 82 La Elección de la Oscuridad img
Capítulo 83 El Despertar del Legado img
Capítulo 84 La Larga Noche img
Capítulo 85 El Desafío de la Oscuridad img
Capítulo 86 La Revelación del Alma img
Capítulo 87 El Eco de las Promesas img
Capítulo 88 La Última Alianza img
Capítulo 89 Sombras del Pasado img
Capítulo 90 La Alianza img
Capítulo 91 La Sombra del Pasado img
Capítulo 92 El Encuentro Inesperado img
Capítulo 93 La Alianza Fragil img
Capítulo 94 Los Ecos del Pasado img
Capítulo 95 Las Sombras del Alma img
Capítulo 96 La Promesa Rota img
Capítulo 97 La Tormenta de Decisiones img
Capítulo 98 Entre Sombras y Juramentos img
img
  /  1
img

Capítulo 5 El Despertar del Destino

La madrugada llegó silenciosa, como un susurro en las montañas lejanas de Artheon, pero Selene no encontró consuelo en el silencio. La conversación con la reina resonaba en su mente, una y otra vez, mientras los ecos de sus palabras parecían envolverla en una maraña de incertidumbre. La profecía. El artefacto. La unión de las dos lunas. Todo aquello pesaba sobre sus hombros como una carga que nunca había esperado. El destino parecía haberse tejido a su alrededor sin que ella pudiera evitarlo, como un hilo invisible que la conectaba con algo mucho más grande de lo que podía comprender.

En la quietud de la mañana, la luz tenue de las dos lunas entraba por la ventana de su habitación, iluminando la fría piedra del castillo. Selene se levantó de la cama con movimientos lentos, su cuerpo cansado, pero su mente aún corriendo a toda velocidad. Miró hacia afuera, observando el horizonte, donde las montañas se alzaban como guardianes de su mundo. Todo parecía en su lugar, pero en su interior, algo se había quebrado.

Decidió salir de su habitación y caminar por los pasillos del castillo, buscando algo de claridad. Mientras avanzaba por los corredores vacíos, un suspiro se escapó de sus labios. En su mente se agolpaban recuerdos y preguntas sin respuestas. Aric, el príncipe que había jurado destruir. ¿Cómo podía ser que su destino estuviera ligado al suyo? ¿Cómo podía ser que el hombre que había deseado su muerte fuera el mismo con quien estaba destinada a casarse para traer la paz? Su corazón se llenaba de dudas.

Caminó sin rumbo, sin saber a dónde ir. Sus pasos la llevaron hasta los jardines del castillo, un lugar que, en su juventud, había sido su refugio. Los árboles se alzaban altos y frondosos, sus hojas susurrando con el viento, mientras el agua de una fuente caía suavemente, creando una melodía tranquila. Pero hoy, el jardín no la acogía de la misma manera. El aroma de las flores parecía ahogarse en la pesada carga de sus pensamientos.

En ese instante, una figura apareció a lo lejos, avanzando en su dirección. Selene la reconoció al instante. Era Kieran, el capitán de la guardia, su presencia firme y controlada. Con cada paso que daba hacia ella, su corazón se aceleraba ligeramente. Sabía que Kieran era uno de los pocos en el castillo que aún no la veía como una princesa que debía cumplir con una obligación. Había algo en él que le daba la sensación de que, aunque nunca lo admitiera, él también luchaba con el peso del destino.

-Princesa -saludó Kieran, deteniéndose a una distancia respetuosa.

-Kieran -respondió Selene con una ligera inclinación de cabeza. A pesar de la formalidad, su voz sonaba cansada, como si llevara días sin descansar. No solo su cuerpo, sino también su alma parecía agotada. Sin embargo, Kieran no parecía hacerle preguntas sobre su estado.

-¿Estás bien? -preguntó él, con su tono usualmente serio, pero con una suavidad que Selene no había escuchado antes. No esperaba esa preocupación de alguien como Kieran.

Selene no sabía cómo responder. No estaba bien, no podía estarlo, pero tampoco podía mostrar vulnerabilidad. En el fondo, su rol de princesa siempre la había obligado a ser fuerte, a llevar una fachada que escondiera su duda y su dolor. Pero con Kieran frente a ella, algo en su interior deseaba compartir lo que sentía, lo que estaba rompiéndose dentro de ella.

-No lo sé -dijo, sin poder evitarlo. Sus palabras fueron una confesión, casi como si el peso de su alma se hubiera soltado por un instante. -No sé si puedo seguir adelante con todo esto. La reina... me ha dicho cosas sobre el matrimonio, sobre la profecía, sobre el artefacto que podría cambiarlo todo. Pero todo parece tan... ¿demasiado? Es como si mi vida no fuera mía.

Kieran la observó en silencio durante un largo momento. No dijo nada de inmediato, solo la miró fijamente con esos ojos grises que parecían leerla sin necesidad de palabras. Finalmente, habló.

-El destino es algo con lo que todos luchamos, princesa. Pero no todos tienen la oportunidad de decidir sobre su propio camino. En este mundo, a veces somos arrastrados por las circunstancias. Pero aún en medio de todo eso, siempre hay algo que podemos controlar. Nuestra voluntad. Lo que decidimos hacer con lo que tenemos en nuestras manos.

Selene lo miró, sorprendida por la claridad de sus palabras. Kieran nunca había sido de esos hombres que hablaban de sentimientos o aspiraciones. Siempre era directo, práctico, incluso algo distante. Pero hoy, algo en él parecía haber cambiado. Había una mirada que, por un breve instante, mostraba algo más que profesionalismo.

-¿Y qué debo hacer? -preguntó Selene, la desesperación y la duda en su voz. No sabía si se refería al destino, al matrimonio o a su lucha interna, pero algo dentro de ella le decía que Kieran era uno de los pocos que podía entender el peso de su situación.

Kieran dio un paso hacia ella, su postura más relajada pero aún firme. Su presencia era reconfortante, y aunque no había respuestas fáciles, su cercanía le dio un poco de consuelo.

-Debes recordar que tu vida no está completamente escrita. Si bien las estrellas pueden haber marcado tu camino, no está dicho que debas seguirlo sin más. El futuro, princesa, es algo que se forja día a día. Si este matrimonio es lo que se necesita para la paz, entonces lo cumplirás. Pero no olvides que, en el proceso, puedes ser más que una pieza en este juego. Puedes ser la mano que mueve las piezas, si decides actuar.

Las palabras de Kieran resonaron en el aire como un eco de esperanza, y por primera vez en mucho tiempo, Selene sintió que había una posibilidad de cambiar las reglas. No solo era una princesa atrapada en un destino impuesto. No solo era una pieza en un tablero de ajedrez. Podía ser algo más.

El silencio entre ellos se alargó mientras las palabras de Kieran se asentaban en su corazón. El sol estaba comenzando a elevarse, y los primeros rayos de luz comenzaban a iluminar los jardines. La luz dorada tocó su rostro, bañándola en una cálida luz que contrastaba con la frialdad del destino que la esperaba.

Finalmente, Selene asintió, como si tomara una decisión en su corazón. Aunque la incertidumbre seguía presente, algo dentro de ella había comenzado a cambiar. El futuro ya no parecía tan inquebrantable. No podía seguir huyendo de lo que le esperaba, pero tampoco iba a rendirse sin luchar.

-Gracias, Kieran -dijo en voz baja, su tono más firme. -Haré lo que debo hacer. Pero lo haré a mi manera.

Kieran la miró y, por primera vez, una ligera sonrisa apareció en su rostro. No era una sonrisa de alegría, sino de comprensión. Una sonrisa que decía que él entendía lo que había dicho, aunque las palabras de Selene no hubieran sido completamente claras.

-Entonces, buena suerte, princesa. A veces, la mayor batalla que libramos es la que tenemos dentro de nosotros mismos.

Selene lo observó mientras se alejaba, con la determinación comenzando a llenar su ser. Había tomado la decisión de que su destino no sería un peso que llevaría pasivamente. En este juego, ella también jugaría, y nadie podría detenerla. No importaba lo que dijeran las estrellas o la profecía; ella escribiría su propia historia.

Y mientras el sol se alzaba sobre el horizonte, las sombras del pasado comenzaban a desvanecerse lentamente, dejando paso a un nuevo día.

                         

COPYRIGHT(©) 2022