Capítulo 10 Ataque de ira

Y agradezco mucho tu apreciación en cuanto a mi relación con Javier, pero eso es algo que no te incumbe, ¡yo soy quien decide lo que acepta y lo que no! Es obvio que hay una diferencia muy grande entre ustedes dos y también reconozco el tipo de "respeto" que tú me has dado. El problema es que no me interesa ¡No me casaré contigo, no iré a casa de tu abuelo, no usaré la maldita ropa que me compraste, no quiero tener nada que ver contigo, ni hoy ni mañana ni nunca!

Y si para eso tengo que irme de la maldita ciudad lo haré, pero me tienes harta, estoy cansada, ¿tú crees que me puedes tratar a mí como si fuera una muñeca de trapo? ¡Pues no! Yo soy quien decide lo que hace con su vida, así que adiós, caminé hacia la puerta, cuando la iba a abrir escuché un fuerte estruendo, Iván había lanzado la mesa de centro contra la pared, me congelé en ese preciso instante, pero él no lo hizo siguió destrozando todo el lugar.

Dejé salir todos mis demonios cuando Mia se dio la vuelta, ya no me importaba que viera el ogro que soy, porque era eso o ir tras ella y encerrarla en la habitación. No haría eso, juro por Dios que si ella quería marcharse en este momento la dejaría, porque nunca he sido un hombre de rogar y creo que me he comportado con ella lo mejor que he podido, así que lo único que qué hice fue descargar mi frustración de la mejor manera que sabía.

-era la primera vez en la vida que estaba ante un hecho tan primitivo, era asombroso ver la fuerza que tenía este hombre, literalmente arrancó el televisor de la pared y lo destrozó contra uno de los ventanales. Lo mismo hizo con los muebles y cada cosa que encontró en su camino.

En este momento estaba conociendo su oscuridad, pero lo peor fue que no temí, sé que muchos considerarán que estoy loca, pero algo dentro de mí me decía que no me haría daño. Así que después de un largo rato fui acercándome preocupada, porque veía como bajaba la sangre por sus manos, él estaba de espalda golpeando el mesón de la cocina con sus puños y yo lo abracé por detrás. En ese momento sentí que era lo único que podía hacer para calmarlo, él se tensó bajo mi tacto y yo me quedé esperando sus gritos. Pero no sucedió... por el contrario, sentí como hacía ejercicios de respiración y se fue calmando mientras yo pasaba mis manos por su pecho hasta que se relajó, pero no era capaz de voltearse. Me imagino que se sentía avergonzado por todo lo que había sucedido, así que tomé una de sus manos y lo guíe hasta el piso en silencio, él observaba el suelo para evitar mi mirada, aunque yo tampoco era capaz de tratar de ver su rostro. Lo dejé allí y fui a su habitación para tratar de encontrar algo con qué curarlo, gracias a Dios había un botiquín en el baño.

Me arrodillé entre sus piernas y tomé sus manos, las cuales tenían trozos de vidrio, y comencé a hacer mi trabajo en silencio... Sus heridas eran bastante profundas y vi que había marcas viejas, eso quiere decir que él suele tener este tipo de arranques, ahora sí, entiendo las palabras de su abuelo. Iván es una persona difícil y no se quejó, ni se movió en ningún momento, pero podía sentir como me observaba mientras yo lo curaba, vende sus manos porque no tenía cómo coser las heridas. Pero eso lo solucionaríamos en un rato porque iría a conseguir lo necesario -¡Esto necesita sutura, así que iré a la farmacia a comprar!

-toma el teléfono y presiona el número uno, te atenderá mi chofer, el cual vive en el piso de abajo, pídele lo que necesites porque él fue a comprar la cena.

-está bien, me levanté e hice lo que él me indicó y el señor me dijo que estaba muy cerca de casa y me traería todo lo necesario, así que colgué, comencé a tratar de recoger un poco.

-¡déjalo así, hay personas que se encargan de eso!

-mi intención era preparar la mesa para colocar la cena, pero como tú has decidido hacerla añicos nos tocará comer en el piso, espero que la próxima vez te vayas al gimnasio a descargar toda esa ira contenida, porque yo no podría estar redecorando cada vez que tú quieras ser Hulk - dije eso para aligerar el ambiente lo cual pareció funcionar porque él soltó una fuerte carcajada.

-ja, ja, ja, no había querido hablar, de hecho, no me atrevía a mirar a Mia a la cara después de lo que había sucedido, esta es la primera vez que alguien extraño a mi círculo social me ha visto estallar y no sabía cuál sería su reacción. Lo primero que pasó por mi mente es que ella saldría corriendo despavorida pensando que yo podría hacerle daño. Pero no había nada más alejado de la realidad, prefiero destrozar la casa entera antes de colocarle un dedo encima a cualquier persona, ha sido así desde que tengo uso de razón.

-¡no tenías que hacer todo este destrozo para que yo mostrara lo buena enfermera que soy!

-ja, ja, ja, me había relajado completamente cosa que nunca me sucedía, ya que suelo estar estresado por cualquier cosa, pero todo se esfumó cuando entró el chofer, puesto que ella volvió a su pose seria y se dedicó a curar mi mano, mientras él se encargaba de dejar todo en perfectas condiciones como siempre lo hace.

-terminé de curar sus manos y luego saqué la comida, pero noté que iba a ser difícil que él pudiese picar la carne, así que me tomé la tarea de hacerlo.

-esta era la primera vez que me había lastimado las manos de este modo, porque siempre eran cicatrices que sanaban solas, pero ahora no podía ni siquiera picar mis propios alimentos, pero ella lo hizo por mí, le agradecí con la mirada, luego nos dedicamos a comer en absoluto silencio.

-la casa se veía completamente vacía, después de que el chofer levantara todos los destrozos que hizo Iván, yo por mi parte recogí todo lo de la cena y ahora estaba muy incómoda porque no sabía que tenía que hacer. El ambiente seguía cargado porque yo no cedería... por nada del mundo me casaría con él, ese era un hecho que no podía cambiar nadie.

-puedes tomar una de mis camisas e irte a dormir a la habitación que desees, buenas noches, Mía, di la vuelta y me fui a descansar, pero en realidad no dejé de reflexionar en todo lo que estaba haciendo y llegué a la conclusión de que ella no va a acceder, así que al llegar a la casa de mi abuelo le diré lo que ha sucedido aquí y pondré eso como excusa para anunciarles nuestra separación.

-me sentí más aliviada cuando estuve fuera de su presencia y fui a una de las habitaciones a dormir, apenas toqué la cama caí rendida como un bebé...