Capítulo 6 ¿Acaso Natalie tuvo sexo

"Señorita Dawson, tu empleada acaba de agredirme. Esto es indignante. ¡No tengo más opción que cancelar el contrato! Además, llamaré a las autoridades y demandaré a tu empresa por permitir que una de tus empleadas dañara intencionalmente a un cliente. ¡Tu compañía está en serios problemas!", soltó Caleb, enfureciéndose de repente.

En el acto, Vera se puso pálida e instintivamente trató de desescalar la situación. "Natalie, ¿no vas a disculparte con el señor Bailey? No importa lo que haya pasado, sigue siendo un cliente. ¿Cómo pudiste tratarlo así?".

"¿Disculparme con él? Señorita Dawson, quizás primero deberíamos revisar las grabaciones de seguridad para entender lo que realmente sucedió antes de culpar a alguien", respondió la aludida, mirando con sorpresa a su superiora.

"Independientemente de la situación, el señor Bailey es nuestro cliente. Como empleada, ¡es tu responsabilidad ofrecerle una disculpa!", rechazó Vera la sugerencia, visiblemente frustrada.

El rostro de Connor se oscureció ligeramente. En ese momento, la habitual vivacidad en los ojos de Natalie parecía apagada, reemplazada por un aire de resignación, lo que le causó un inesperado dolor en el pecho.

"¡No se molesten con sus disculpas!", bufó Caleb. "Señorita Dawson, incluso si esta mujer suplicara por mi perdón, no cambiaría nada. Si deseas que tu empresa siga, será mejor que controles a tu personal. ¡No envíes a una salvaje a negociar!".

Acto seguido, le lanzó otro escupitajo a Natalie y se dio la vuelta para irse. Justo entonces se encontró con la fría mirada de Connor y se dio cuenta de que se había pasado de la raya, por el vínculo que tenía ese hombre con Vera.

Rápidamente tragó saliva e intentó salvar la situación.

"Señor Hughes, no quise decir eso. No es culpa de la señorita Dawson; es solo que esa salvaje...".

¡Pum!

Connor impactó su puño con fuerza sobre la mejilla de Caleb, quien salió volando hacia atrás antes de estrellarse en el suelo.

Al momento siguiente, clavó su bota de diseñador en la cara del joven Bailey, presionándole la cara contra el suelo y haciéndolo aullar de dolor.

"Señor Hughes, lo siento, estaba equivocado. No debí haberle dicho eso a la señorita Dawson. Lo que pasa es que su empleada, esa perra, me enfureció y... ¡Ahh!".

Connor lo pisó con más fuerza, haciéndolo gritar de agonía. "Si te atreves a dañar a alguien de esta empresa...", empezó. Luego remató con voz helada: "La familia Bailey desaparecerá de Valeford".

El hombre apenas había pronunciado esas palabras en un susurro, pero causaron escalofríos en todos los presentes.

"¡Vaya, el señor Hughes es tan valiente!".

"¡Eso sí que es proteger a tu pareja! ¡Realmente está cuidando a la señorita Dawson y al equipo!".

"Sin duda, todo esto es gracias a la influencia de la señorita Dawson. Sin ella, ¿por qué alguien como el señor Hughes se molestaría en ayudar a gente común y corriente como nosotros?".

Los chismes afuera de la sala de juntas sonaban fuertes y claros, así que se filtraban en el recinto.

Vera no podía ocultar su satisfacción, que contrastaba con la incomodidad de Natalie.

Esta última había fantaseado con que Connor había intervenido por ella, pero la realidad era dura. El verdadero interés amoroso del hombre estaba allí, dejándola como una mera suplente, abandonada en las sombras.

Mientras Natalie se aferraba a su desgarrado cuello e intentaba irse, Kaitlin, siempre observadora, se percató de las marcas en su piel.

"¡¿Madre mía, eso que tiene en el cuello es un chupetón?! ¿Acaso Natalie tuvo sexo?", resonó su voz en la habitación, captando la atención de todos.

En un instante, todas las miradas se volvieron hacia la aludida: algunas eran curiosas, otras críticas y unas despectivas.

"¿Quién lo hubiera imaginado? Siempre pensamos que Natalie era una santa, ¡pero parece que lleva una vida promiscua!".

"¿No son siempre las que parecen puras las que resultan ser las más salvajes?".

Esos comentarios la lastimaron profundamente.