Qué quieres perder
img img Qué quieres perder img Capítulo 2 La boda de Alex y Lina-parte II
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Capítulo 6 Morder la lona img
Capítulo 7 Noe img
Capítulo 8 Encubierta img
Capítulo 9 Estás problemas img
Capítulo 10 Visitas img
Capítulo 11 Compañeros img
Capítulo 12 Borracha img
Capítulo 13 Seamos profesionales img
Capítulo 14 Soria img
Capítulo 15 La cita img
Capítulo 16 Alex y Lina img
Capítulo 17 ¿Por qué estás aquí img
Capítulo 18 Bienvenida img
Capítulo 19 ¿Por qué no me tomas img
Capítulo 20 Elefante img
Capítulo 21 Chipre img
Capítulo 22 Estás enamorado img
Capítulo 23 Honestidad img
Capítulo 24 Ya no más juegos img
Capítulo 25 Tony y Soria img
Capítulo 26 Segunda ronda img
Capítulo 27 Ocupándome de ti img
Capítulo 28 Mi princesa img
Capítulo 29 Rescate img
Capítulo 30 Cuido de ti img
Capítulo 31 La viuda negra img
Capítulo 32 Inocente img
Capítulo 33 Adiós al nidito de amor img
Capítulo 34 Cree img
Capítulo 35 Corazones rotos img
Capítulo 36 Confesiones img
Capítulo 37 Tony img
Capítulo 38 El miedo es nuestro peor consejero img
Capítulo 39 Negación img
Capítulo 40 Euge y Cristobal img
Capítulo 41 Fantasías img
Capítulo 42 Erik img
Capítulo 43 La cita img
Capítulo 44 Lucas img
Capítulo 45 Choque img
Capítulo 46 Fuera de sí img
Capítulo 47 Recuerdos img
Capítulo 48 Cristobal img
Capítulo 49 Perdón img
Capítulo 50 Russel img
Capítulo 51 Entregados img
Capítulo 52 El padre de Aye img
Capítulo 53 Miedo img
Capítulo 54 No tomarás el trabajo img
Capítulo 55 Fernando img
Capítulo 56 Pedacito de cielo img
Capítulo 57 Sé quién lo hizo img
Capítulo 58 Zeus img
Capítulo 59 Donovan img
Capítulo 60 Yummy img
Capítulo 61 Lina img
Capítulo 62 Malditos cuerpos traicioneros img
Capítulo 63 7 años después img
Capítulo 64 Epílogo img
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Capítulo 2 La boda de Alex y Lina-parte II

Al llegar el momento de los votos, el joven es el primero en hablar, sus manos sudan y su corazón está a punto de salir disparado, pero hace caso omiso y comienza su voto de amor.

-Hoy es unos de esos días que más feliz me has hecho, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasas a mi lado, me haces un poquito más feliz, no tienes ni idea del hombre en que me conviertes compartiendo tu vida conmigo. Amo todo de ti, tus silencios, tus palabrerías, tus arrebatos; tus enfados son los que más amo, como te pones roja y tus ojos cambian de grises a azules, como se te arruga la frente y la nariz cuando estas concentrada o como tuerces la boca y tus ojos brillan cuando estas pensando en alguna maldad -Esto hace reír a más de uno-. Amo las sorpresas que siempre tienes para mí. Soy tuyo, Ángel, como te dije hace un momento con esa guitarra, que debo aclarar me costó más de un mes aprender a tocar esa sola canción. Soy tuyo. Soy tuyo desde el primer día que me atropellaste en el aeropuerto de Alemania y ni siquiera te habías dado cuenta que ya te pertenecía y cuando te acercaste a mi enfurecida por pagarte el almuerzo, yo... en ese momento me entregue a ti a ciegas. Así fue desde el comienzo y así va a hacer hasta el final -concluye extendiéndole el anillo, un anillo de oro blanco con formas de pequeños pétalos de orquídeas a su alrededor y una orquídea de color azul en su frente-. Mira dentro -le susurra. Ella hace lo que dice y lee "Ojitos de hotel" grabado en su interior. A Lina se le llenan los ojos de lágrimas y él besa su frente. Toma el anillo y suavemente se lo coloca en el dedo anular-. Te amo -murmura dándole un beso en la boca.

-Todavía no puede besar a la novia -canturrea Gaby haciéndose pasar por el cura arrancando carcajadas de los presentes.

Los novios se acomodan de nuevo frente al cura siendo es el turno de Lina de dar su voto de amor. Tras suspirar ella comienza.

-¿Ahora como hago para igualar lo que has dicho? -Todos se ríen y ella vuelve a suspirar-. No lo sabía, o al menos no quería reconocerlo en ese momento. Pero yo también soy tuya desde ese día en el aeropuerto de Alemania, cuando alcé la vista y te vi directo a esos poderosos ojos azules, me perdí en ellos, fue como si me hipnotizaras y eso que dicen de las mariposas en el estomago, yo... creo que sentí una estampida de elefantes en mi estómago -Vuelven a reírse y Alex le roba otro beso-. Era tan terca que...

-Eres -se escucha a una de las damas de honor por detrás de ella y Lina las fulmina con la mirada.

-Como decía. Era tan terca que no quería reconocer lo que me pasaba contigo, por eso el enfado ese día del almuerzo -confiesa mirándolo a los ojos-. Pero mi hermana de corazón, Sole, se dio cuenta antes que yo de lo que pasaba y no se inhibió al decírmelo, una y otra vez. Hasta que me di por vencida y dejé de luchar por lo que en verdad sentía por ti y decidí entregarme por completo a ti, sin ningún reparo. Yo también soy tuya desde el comienzo y lo seré hasta el final -Ella toma el anillo que le tendía Erik para ponérselo a Alex, era igual al de Lina, aunque, sin la orquídea completa al frente. Pero antes de ponérselo al novio, al igual como hizo con el suyo, mira en el interior, en este decía "Ángel". Ella sonríe y se lo coloca con cuidado-. Te amo -le dice, mirándolo a los ojos. Ambos sin esperar a que el cura los declare marido y mujer, aproximan sus bocas y se besan perdidos en la pasión y el amor que sienten el uno por el otro. El cura revolea los ojos divertido, ya todos habían comenzado a aplaudirlos y el pobre cura solo hizo acto de presencia, dijo dos palabras al principio y después no trabajó. No porque no quisiera, sino porque no lo dejaron.

-Lo que hizo el cura lo podría haber hecho yo -socarrona Gaby.

-Si sostuvieras una biblia en tus manos se prendería fuego -bromea Ian.

-Por eso estamos en un crucero y no en una iglesia -acota Erik.

-Mejor vayamos a saludar a los novios que tanto se hicieron de rogar -elude Gaby, los dos hombres asienten y caminan hacia los novios.

Después de la ceremonia, pasan a otro salón donde se puede visualizar el mismo estilo que en el salón anterior. Las mesas todas con manteles de flecos en un azul claro, las sillas vestidas en una tela del mismo color del mantel. Cada mesa tenía en el centro un ramo, imitando el ramo de la novia con una base en forma, solo que más pequeño que este, a un shapó blanco. La mesa de la torta estaba a un lado, contaba con la torta de la boda, una torta de tres pisos dando la imagen de tres dados puesto sin cuidado uno encima del otro. El dado de abajo era de color rojo y sus lunares negros, el dado del medio era negro con sus lunares blancos y el de arriba del mismo color que el primero. Arriba los muñequitos de unos novios tangueros y se podía ver como el novio llevaba una rosa en la boca. De cada lado había otra torta de dos pisos, ambas iguales con la forma del crucero el cual se llamaba (en la torta, no el crucero de verdad) "Ángel"

Los primeros acordes del Tango "Yo no sé que me han hecho tus ojos" de Carlos Gardel comienza a sonar en el espacio del crucero. Era la canción que su padre le cantaba a su madre y la que ella bailó en la calle, en el barrio de la Boca. Él se acordaba y se lo estaba haciendo saber. Todos se hacen a un lado dejando un círculo en medio de la pista. Alex toma la mano de Lina para llevarla al centro, no iban a bailar el típico vals, iban a bailar un tango para comenzar con la celebración.

-¿No me digas que también estuviste practicando Tango? -indaga Lina asombrada mientras se deja llevar al centro por su, ahora, marido.

-Así es, señora Betanckurt -contesta divertido, colcándose en posición para bailar en cuanto llegaron al centro.

-Vaya, me has hecho un striptease, has cantado y tocado la guitarra y ahora vas a bailar Tango. Estas hecho un artista. Solo te falta retratarme en una calle -comenta fascinada y Alex se carcajea.

-¿Estás lista? -susurra en su oído.

-Para ti, siempre -entona, provocando que él inspire fuerte y se controle por no llevarla al camarote.

Con cuidado toma el velo de ella, lo desengancha del shapó y se lo pasa a Erik, que se encontraba cerca de ellos observándolos a la espera que comience su baile. Luego sin que ella se diera cuenta, toma el lazo azul que rodea su cintura y con un movimiento rápido tira de él sacándolo junto con el tul que le llegaba a los pies. Ella mira hacia abajo asombrada, mientras él se lo pasa a también a Erik, luego mira a su hombre sonriendo. Ahora entendía a la perfección la forma de su vestido, no era solo por la temática, era también para bailar.

-Sigo contando las sorpresas -susurra cuando Alex la toma en posición para ahora si comenzar a bailar.

Con una mano toma la de ella y la eleva hasta la altura de sus hombros, la otra mano la coloca en la espalda alta femenina. La respuesta de él fue dada con un suave beso en sus labios. Los acordes vuelven a empezar del principio.

-Sígueme -murmura a un centímetro de su boca.

-Siempre -responde ella.

Alex le dedica una sonrisa y comienza a llevarla a su danza. La lleva como un auténtico bailarín de Tango. Ella se deja llevar por él, siguiéndole cada paso. Alex la hace girar con una mano en la espalda baja, para luego tirarla hacia atrás, Lina tira la cabeza hacia atrás y él aprovecha la oportunidad para regalarle un beso rápido en la clavícula. La pone de nuevo derecha y hace que la joven pase una pierna por el medio de las suyas con velocidad, luego la quita, Lina hace un círculo en el suelo con la punta de uno de sus pies, después agacha y pone toda la pierna bien derecha por entre las piernas de él, se levanta con lentitud hasta quedar frente a su marido y comenzar un nuevo paso. En medio de la canción el padre de Lina lleva a su mujer al centro de la pista y empiezan a moverse solo como ellos saben, mostrándole a todos que los años hacen la perfección, con un estupendo baile. La canción terminó dejando a Lina con una pierna rodeando la cintura de Alex, la otra estirada elásticamente hacia el suelo, un brazo en el hombro de él y el otro tomándole el rostro deteniéndolo a centímetros de ella. Alex termina con ambos pies rectos al suelo, una mano en la pierna que Lina le rodea y la otra en la espalda baja apretándola a su cuerpo. Con un beso devorador dan por terminada la danza.

El siguiente Tango se hace lugar, mientras ellos seguían besándose. Se entregaron a ese beso hasta que sus pulmones gritaron por aire y tuvieron que separase. Lo hicieron, pero sus frentea se juntaron, sus ojos se entrelazaron y sus labios formaron una sonrisa cómplice.

Ese momento de intimidad y complicidad fue interrumpido por el padre de Lina, quien reclamaba la siguiente pieza para bailarla con su hija. Alex le concede el permiso y se acerca a Gloria para sacarla a bailar.

-¿Cómo la estas pasando? -se interesa él.

-Muy bien. Me siento especial.

-Eres especial -le asegura el padre.

-Eso depende como se mire -broma haciendo reír a su padre.

-En unas horas con tu madre nos iremos a casa -le anuncia.

-¿Cómo van a hacer para irse? Estamos en medio del puto océano.

-Lina, esa boca -le gruñe el padre.

-Perdón -musita, agachando la cabeza.

-Nos iremos en un helicóptero -le avisa y Lina abre los ojos-. Tu, ahora marido, puso a disposición para varias personas, para aquellas que no se van a quedar mucho aquí, un helicóptero -Se eleva de hombros-. No, uno para cada uno, sino, hay dos, van hasta Buenos Aires. De ahí cada uno toma su dirección.

-Vaya -musita.

-Sí; ustedes y sus amigos van a quedarse por cinco días -le enuncia.

-¿Qué? -jadea Lina y el padre se carcajea.

-Otra de las sorpresas de tu marido.

-No puedo creerlo -murmura atónita.

-Todos los que quieran y puedan quedarse estos cincos días, lo van a hacer y los que no, van... Vamos -se corrige- a salir por la mañana, temprano para Buenos Aires.

-Mi marido está loco.

Su padre se ríe de nuevo y le besa la frente deteniéndose unos segundos más con sus labios pegados en ella.

-Te brillan los ojos -señala su padre.

-Me siento muy feliz.

-Lo sé -Le besa la mejilla-. Y tanto que te resistías. Mira lo que te hubieras perdido si seguías con tu terquedad.

-Jamás le hubiera dicho que no. Al menos no de verdad -termina diciendo cuando notó que el padre iba a hablar.

-¿Puedo? -se escucha una voz masculina no muy conocida para ellos.

Se giran y ven al padre de Alex detrás de ellos.

-Claro -concede Roberto, el padre de Lina y le tiende la mano de su hija al hombre.

-No hemos tenido el placer de presentarnos como es debido. Soy Gerhard Betanckurt, el padre de Alex.

-Sé quién es, a pesar de que no nos hayan presentado como es debido, siempre supe quien era. Es un placer poder conocerlo, al fin.

-Sí, lo siento por eso. Mucho trabajo, sé que no es una buena excusa, pero me ha costado mucho hacer de lado el trabajo.

-No se preocupe, gracias por hacerse un lugar para venir aquí.

-No iba a perderme por nada la boda de mi hijo. Puedo perderme muchas cosas, pero no las más importantes -suspira y le echa una mirada a su hijo-. Ha cambiado mucho -fija la vista en Lina-. Lo has cambiado. Y para bien, se nota a leguas que ha madurado, ya es un hombre, un hombre de verdad -Mira a su alrededor-. Y si te soy sincero -Se acerca más a ella para que los demás no escuchen-. Nunca pensé que mi hijo podría llegar a organizar una boda de este estilo.

-¿No le gusta? -pregunta Lina un poco asustada por la opinión de su suegro.

-Me encanta -le sonríe y ella le devuelve la sonría-. Lo decía porque él siempre fue muy metódico y organizado, siempre correcto. Al menos en la mayoría de los aspectos -entona recordando sus carreras con respecto a las mujeres-. Es una boda muy original y tú hiciste que mi hijo mirara la vida de otra manera -vuelve a suspirar y esta vez con la mirada buscó a su mujer, que ahora estaba bailando con su hijo-. Yo era como él, metódico en el trabajo y en casi todo en mi vida, tenía que estar todo en su lugar. Eso terminó cuando conocí a Debora -Sonríe-. Ella... Ella dio vuelta mi vida, la puso patas para arriba -Se ríe la ver la cara de estupefacción de Lina. No te preocupes, niña, fue para bien, ella me demostró como es vivir de verdad. Y también hice cosas poco ortodoxas, por decirlo de alguna manera, por amor a ella, todavía hago cosas fuera de lo común por ella y sé que siempre voy a hacerlo. Así como Alex lo hace y hará por ti. Él está enamorado de ti y no pasa desapercibido para nadie -Le da un apretón en la mano-. Debo agradecerte por haberle demostrado como es realmente la vida.

-Él me ha demostrado a mí como vivir, señor...

-Gerhard -le interrumpe-. No me digas señor, soy Gerhard. Somos familia ahora.

-Gerhard -asiente ella-. Su hijo me dio más de lo que yo le di a él. Me hizo y me hace muy feliz cada día. Hemos tenido nuestros desencuentros, pero...

-Y lo van a seguir teniendo -interrumpe sonriendo.

-Seguramente -ríe ella.

-Cómo puede ser que otro hombre haga reír a mi mujer -esa voz que hace estremecer todo el cuerpo de ella-. Esa sonrisa es mía.

-Alex -se queja Lina.

-Hijo -regaña Gerhard.

-Es broma -Sonríe-. ¿Puedo robarte a mi mujer? -le pregunta al padre.

-¿Y yo a mi mujer? -pregunta de la misma forma mirando a su mujer al lado de su hijo.

Lina los observa y pudo darse cuenta que pusieron la misma mirada e hicieron la misma mueca con la boca cuando reclamaron por sus mujeres. No había duda que eran padre e hijo.

-Es toda tuya -entona divertido Alex.

-Siempre lo fue -afirma Gerhard tomando la mano de la madre de Alex. Y ahí estaba esa mirada arrogante que Lina se había a acostumbrado a ver en Alex. Ahora sabía a quién le debe esa mirada que más de una vez la hace sacar de quicio. Su suegro.

-Vaya, ya sé de quién heredaste tu arrogancia -articula Lina una vez que Alex la tomó en brazos.

-Pero es así como me quieres.

-Tendríamos que trabajar un poco más en tu egocentrismo.

-Puedes trabajar conmigo en lo que quieras -le hace saber con una doble intención bien marcada.

-Hay que empezar a trabajar cuanto antes -entona ella con voz seductora.

-Estoy de acuerdo -la toma de la mano y la obliga moverse para salir de ahí lo más rápido posible. Pero no llegan muy lejos.

-¿A dónde se creen que van? -la voz de Sole los hace derrapar.

-Tenemos un pendiente -responde Lina haciendo morritos.

-Nada de eso -ella mira a Alex-. Es hora.

-Bien.

-¿Hora de qué?

-Ya verás -le da un beso suave en los labios y la lleva hasta el salón donde horas antes se habían prometido amor eterno.

            
            

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