Furia
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Capítulo 3 Furia 2

Chloé

No sabría decir si fue la situación o el miedo, pero me subí a su moto y cuando arrancó sin esperar a que me aguantara, me tuve que prender de su cuerpo como koala.

No sé cuantas calles después, dejé de oir las sirenas de las patrullas y me comencé a dar cuenta de la realidad.

Me había ido con un desconocido. Había dejado a mi amiga tirada. Estaba en medio de un oscuro garaje de sótano, dios sabe dónde y a merced de quién.

Cuando detuvo la moto, esperó a que bajara, pero yo no reaccionaba.

Me había quedado traspuesta.

- !Baja! - me dijo con un poco de ira.

Obedecí asustada.

Cuando estuve sobre el suelo y el se quitó el casco, se bajó y me miró directo a los ojos, me sentí perdida en la furia de su expresión.

- Necesito salir de aquí. Tengo que encontrar a mi amiga.

Hablaba casi que más para mí que para el. De hecho no siquiera me respondía, solo me observaba. Miraba cada paso desesperado que iba dando. Yo giraba en círculos y medio desesperada y el, solo veía lo que yo hacía sin emitir sonido alguno.

- Tu te quedas conmigo. Ella se fue con mi amigo y mañana vendrán por tí. Trata de estar callada, no me gusta el parloteo.

Dicho eso, se giró y caminó hacia el elevador dejándome, entre la desolación y el desconcierto.

A pesar de no saber muy buen que hacer, caminé detrás de el. Estaba muy oscuro aquel sitio y finalmente, el había dicho saber algo sobre mi amiga.

Sor pepita nos matará. Es la única monja que apoya a Sofie en su locura de ver a este hombre y sin embargo, la hemos hecho quedar mal.

En el convento, tenemos la libertad de irnos cuando queramos, a fin que ya somos mayores de edad, pero eso significa irnos para siempre.

Sofie quiere que nos vayamos a vivir juntas y busquemos un trabajo para empezar a sostenernos solas, pero es que me da miedo salir al mundo. Estoy muy a gusto con las monjas y la verdad, no quiero ni creo que pueda asumir mi vida así d pronto y solas. Tengo miedo.

Y por otra parte, Sofie no se iría sin mí. Somos lo único que tenemos . Ella a mí y yo a ella.

El viaje en el ascensor fue demasiado incómodo.

El me daba la espalda y yo, no sabía si hablar o no. Se veía que no quería que dijera nada, le incomodaba todo, por su apariencia se podía ver. Pero es que yo no sé estar callada. Me ponía nerviosa tanto silencio y no sabía cómo podía estar con este hombre hasta mañana, en silencio.

- ¿Cómo se llama tu amigo? - pregunté de pronto. Justo cuando estábamos en el umbral de su piso y no sabía si entrar.

Podía ser un psicópata que me mataría si me encerraba en su casa. Necesitaba al menos una información que me diera algo de confianza.

Se giró hacia mí y con molestia dijo...

- No me apetece hablar, ni oírte, ni traerte a mi casa, ni pasar la noche respirando junto a tí, no me apetece responder preguntas y ni siquiera me apetece follarte. Así que decide si entras y esperas a que vengan por tí en la mañana o vete y sal sola, a la oscuridad de la noche y búscate la vida. Pero no vuelvas a preguntarme nada, que no me gusta que me hablen.

Fue tan directo y tan cruel, el estilo agresivo en el que me habló, que sentí que temblaba.

Me quedé estática, sin saber que hacer.

Si soy sincera, le tenía miedo.

Me daba miedo y no sé si era mejor irme o entrar.

Murat

Los malditos chinos habían saboteado la pelea.

La policía había irrumpido allí y todo se había ido a tomar por saco en cuestiones de segundos.

Sus ojos, sus malditos ojos me traían recuerdos que no quería recordar y no pude evitar buscarla con la vista cuando sentí el peligro.

La ví salir corriendo como un cervatillo asustado y el idiota de Roklan tomó a su amiga de la mano y se la llevó sin pensar en la morena de ojos grises.

Subí a mi moto y salí de allí, por la puerta lateral, justo el sitio por dónde iba ella corriendo sin rumbo.

Las patrullas llegaban mientras yo esperaba tranquilo a que pasaran para salir.

En la otra esquina la ví y juro por mi vida que me sentí demasiado protector con ella. Nunca he tenido ese sentimiento tan incrustado en mí, como en ese momento.

¡Sube!... Fue todo lo que dije cuando me paré a su lado y verla, tan menuda y frágil, detrás de mí, fue un efecto en reverso y me enfadé conmigo mismo por estar haciendo aquello.

Aceleré a posta, estaba muy molesto y eso hizo que ella se aferrara a mi cuerpo, provocando que sus senos pequeños se apretaran contra mi espalda y me enloquecieron de deseo.

Sumando a eso, sus piernas detrás de mí cuerpo y sus manos en mi abdómen, sentía que estaba quemandome en el infierno.

Cuando por el camino ví en la pantalla de mi moto un mensaje de Roklan, le dije que la amiga de su chica estaba conmigo y el muy idiota, me dijo que mañana la buscarían, que hoy estaba ocupado. Que me la follara.

Ojalá pudiera hacerlo, pero es que la miro y mi furia crece. No quiero pensar en lo tierna que es, la criatura que tengo aferrada a mí.

Llegar a mi casa y verla indecisa de que hacer, me supo a demasiado.

Estaba ya a tope con ella. Definitivamente no estoy hecho para tener compañía.

Justo, cuando por fin creía que se iría y me dejaría en paz, en mi loft, porque no la había llevado a mi casa, la traje al departamento; no llevo a nadie a mi casa con mi perro y a mi vida, eso nunca, me asustó la expresión de miedo que tenía y alguna que otra cosa más.

Quería librarme de ella y la puse contra la pared para que se fuera, pero verla tan perdida me hizo tomar su mano y obligarla a entrar en mi loft.

Dando un traspiés, ella entró de mi mano y dí un portazo cerrando la puerta, justo antes de que me llegara un mensaje, que nunca pensé que recibiría de alguien que no quería saber ni por un recuerdo.

* Ya te tengo hermanito. No podías huir para siempre. Linda tu novia.*

            
            

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