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Capítulo 8
Vanessa
Ya había caído la noche y me encontraba mirando por la ventana del despacho de mi padre sin saber como voy a enfrentar esto que se me viene encima. Sabía mejor que nadie que Dante no era un hombre de quedarse de brazos cruzados y de seguro ahora que sabe que las niñas son suyas va a tratar por todos los medios de estar cerca de ellas. Cosa que obviamente no pensaba permitir porque él nos alejó de su lado sin importarle absolutamente nada aquella noche. Además, era más que obvio que ahora su madre y Lisandra harían hasta lo imposible por volver a hacerme daño como en el pasado. Lástima que para ellas las cosas no serán tan sencillas como la última vez y yo se los dejaría claro.
Nunca he sido mujer de tomar más alcohol del que debía y ahora me encontraba bebiendo en el despacho de mi padre que es el único lugar donde hay. Solamente podía observar las estrellas desde la ventana y las envidiaba un poco. Ellas estaban a cientos de kilómetros de aquí y no tenían problemas que resolver o situaciones de las cuales preocuparse.
– Pensé que te encontrarías haciendo cualquier cosa menos bebiendo. Tú no eres de ingerir alcohol hija – dijo mi padre detrás de mí.
– Si pensabas que me escondería en mi cuarto a llorar estás equivocado papá. En estos momentos no me puedo permitir soltar ninguna lágrima y menos cuando la tormenta que se avecina es grande.
– Me parece bien que quieras mantenerte fuerte ante esta situación, pero no creo que el alcohol sea el mejor aliado para ti ¿Dónde están las niñas?
– Ambas duermen plácidamente en sus habitaciones, el doctor dijo que solamente era una gripe pasajera y Grisel está con ella en estos momentos. Además le recomendó un jarabe por si les daba fiebre en la madrugada y espero que no te moleste el hecho de que pasemos aquí unos días.
– Me alegro de que no sea nada grave y claro que pueden quedarse ¿Qué piensas hacer ahora? Es más que obvio que ese hombre es el padre de las niñas y no se quedará quito.
– ¿Padre? ¿De qué me estás hablando papá? Ese hombre no es el padre de mis hijas, él solamente es el donador de espermas porque yo he sido madre y padre a la vez. A él no le importo mi bebé cuando estaba en mi vientre, así que ahora que no me venga a joder la vida queriendo algo que no obtendrá – digo con el resentimiento marcado en cada palabra.
– Entiendo lo que me dices y yo soy testigo de todo lo que has pasado con ellas tu sola. Sin embargo, hay algo que debes saber y es que le di una carpeta con los análisis toxicológicos que se te hicieron hace ocho años. Lo hice para que supiera que no lo engañaste como le hicieron creer.
– ¿Papá por qué hiciste eso? – pregunto alzando la voz más de lo debido – No tenías ningún derecho a darle nada a él. Dante no se merece saber la verdad, él no se merece nada y menos después de no haber confundido en mí.
– Sé que estás molesta y que tal vez ahora estás hablando desde la rabia que sientes hacia ese hombre, pero mañana tal vez veas las cosas desde otra perspectiva. No te digo que lo perdones y salgas corriendo a sus brazos, pero con esto que hice ahora él se sentirá aún más culpable. Es ahora cuando de verdad comienza su martirio y la culpa se lo comerá vivo poco a poco.
– No voy a ver nada desde otra manera papá y mucho menos me importa si la culpa lo enloquece. Solamente quiero que todos se vayan cuánto antes para no tener que verlos más nunca en mi vida.
– No creo que las cosas sean así de fácil Vanessa, menos ahora que firmamos el contrato publicitario y estamos asociados por cinco años.
– Pues romperlo, has que Dante y su familia se vayan. Que busquen otra agencia donde le hagan las campañas porque no pienso trabajar con esas personas que tanto daño me han hecho.
– En primer lugar las cosas no son tan sencillas como parecen hija. No se puede romper un contrato así como así sin tener en cuenta las clausulas y las consecuencias. Perderíamos mucho dinero de nuestra empresa y podríamos irnos a la ruina, dejando a miles de personas sin trabajo.
– Pues entonces yo no regreso a la empresa, prefiero salirme del proyecto y que otros lo hagan. No quiero a nadie cerca de mí.
– Lamento decirte que eso no se va a poder. Tú como creadora de la primera muestra de la propuesta eres la encargada de todo el trabajo. No puedes abandonar por más que quieras porque específicamente te querían a ti, lo peor es que es por cinco años como ya te dije. Lo siento, pero no tienes escapatoria y te enseñé que ser profesional es lo primero.
Maldigo una y mil veces el no haber estado en esa sala de juntas desde que ellos llegaron. De haber sido así no se hubiera firmado ningún contrato y ahora esto no estaría pasando, ya que me hubiera negado a trabajar para ellos y así no pondría en riesgo el trabajo de años de mi padre.
– No sé como le harás papá, pero encuentra una solución cuanto antes. Mientras esas personas estén cerca nada bueno puede pasar y no estoy dispuesta a dejarme lastimar otra vez.
– Vanessa, conozco a Saulo desde hace años y sé que él es un hombre íntegro. No pensé que esto pasaría, ni tampoco me imaginé que su hijo fuese aquel hombre que te lastimó.
– Acepto que el señor Saulo y la nana, la señora Isabel, son personas de buen corazón. Sin embargo, su esposa es toda una arpía, una reina de la manipulación y acompañada de Lisandra son un peligro. Aquella dos mujeres hicieron mi vida un verdadero infierno y estoy segura de que ellas me drogaron para que Dante creyera que lo engañaba.
– No dejaré que esas dos locas te lastimen de nuevo, hablaré con Saulo y él tendrá que hacer algo. Puede que esas dos hayan sido las que te drogaron como dices y si Dante comienza averiguar estoy seguro de que las descubre.
– Te pido que no hagas nada de eso, no tengo pruebas en contra de ellas aunque yo también crea que fueron las responsables. Además, no sirve de nada hablarles de las cosas que me hicieron. Dante siempre le creyó a su madre antes que a mí y estoy segura de que lo volvería a hacer.
Un silencio se hizo en aquella oficina y lejos de sentirme tranquila toda mi vida estaba de cabeza una vez más. Por lo que salgo del despacho de mi padre sintiendo mi cabeza un poco pesada por el alcohol y decido que será mejor acostarme. Necesito descansar y dejar de pensar en todo, solo así volveré a poner todo en su lugar.
...
– ¿Qué demonios haces aquí? ¿Cómo tienes el descaro de volver luego de lo que me hiciste? ¿Es que acaso no tienes vergüenza?
– Por favor no me sigas hablando así. Te juro que me tendieron una trampa yo ni siquiera conocía a ese hombre y me he estado sintiendo muy mal.
– Eres una cualquiera y quiero que te largues de mi casa ya mismo – dijo tomándome fuertemente del brazo – No voy a volver a creer en ninguna de tus mentiras.
– Dante por favor escúchame, me estás lastimando mi amor.
– No me digas así ramera – dice mientras me deja en la parte de afuera de la casa – Jugaste conmigo, pero esto no se queda así, volverás a pertenecer a la calle donde es tu lugar.
– Maldición, yo no te he traicionado nunca había visto a ese hombre ¡Escúchame!
– No le haré y si no quieres que pierda la paciencia mejor lárgate. No quiero volverte a ver en mi vida, ni siquiera me importa que pase con tu bastado.
No más, no me iba a seguir humillando por algo que yo no hice. Nunca lo había traicionado y me sacaba de su casa y de su corazón como si yo no valiera nada. Solamente me insulta y me humilla mientras todas las personas que pasan se me quedan mirando. Desde aquí puedo ver como esas dos arpías se burlan de lo que está pasando, pero no les daré el gusto.
Me seco las lágrimas que no han parado de salir de mis ojos y mirándolo de frente me atreví a decir aquellas palabras. Palabras que algún día se volverían realidad.
– No sabes el error tan grande que estás cometiendo, pero algún día lo verás. Verás como la verdad sale a la luz y como todo a tu alrededor estaba podrido desde el inicio. Juro que algún día te vas a arrepentir de lo que nos estás haciendo y te veré de rodillas pidiéndome perdón. Te juro que ese día te voy a sacar el alma y la voy a tirar a la basura para que veas lo que se siente Dante Santos.
Con un sobresalto en el corazón me despierto después de haber soñado con lo sucedido aquella noche. Aquella había sido la última vez que había visto a Dante y conserve la esperanza de que recapacitara, sin embargo, todas esas esperanzas las perdí cuando aquellas fotos me llegaron a mi teléfono dos días desde. Se veía claramente como no se había tardado ni dos segundos en olvidarme y debido a eso caí en depresión.
Afortunadamente para mí, tuve a mi padre y a Grisel para apoyarme y no dejarme sola. De no haber sido así no imagino de lo que hubieras sido capaz de hacer y me agradaba que ambos estuviesen juntos.
Me levanto de mi cama porque no creo poder conciliar el sueño una vez más y mirando el cielo me hago una promesa. Una en donde pase lo que pase, no dejaré que nadie más arruine mi vida otra vez y mucho menos la de mis hijas.
– Para mí estás muerto, Dante. Moriste el día en el que casi pierdo a mis hijas por no querer confiar en el amor que decías tenerme. Te juro que cada gota de amor las voy a convertir el odio hacia ti.