La Heredera Disfrazada: Seis Años de Sombra
img img La Heredera Disfrazada: Seis Años de Sombra img Capítulo 1
2
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

Durante seis años, sacrifiqué todo por Javier.

Mi nombre, mi familia, mi futuro.

Oculté que era Sofía Montenegro, la única heredera de una de las familias más ricas de México, para vivir como una simple restauradora de arte.

Todo para que él, un hombre de origen humilde, no se sintiera opacado por mi estatus.

Con mi ayuda anónima, usando los recursos de mi familia en secreto, lo impulsé hasta convertirlo en el curador jefe de la galería más prestigiosa de la Ciudad de México.

Hoy era mi cumpleaños, y por la mañana, mientras buscaba un pañuelo en su saco, mis dedos rozaron una pequeña caja de terciopelo.

Mi corazón se detuvo.

Era una caja de anillo de compromiso.

La ilusión me inundó, una calidez que no sentía en mucho tiempo. Seis años de sacrificio, de espera, finalmente iban a valer la pena.

Javier me había dicho que tenía una cena de trabajo importante, una reunión con un patrocinador. Me pidió que lo esperara en casa para celebrar mi cumpleaños juntos después.

"Te tengo una sorpresa, mi amor", me dijo con un beso rápido antes de salir.

Esperé con paciencia, como siempre.

Las horas pasaban. La cena que preparé se enfriaba sobre la mesa.

Cansada de esperar, abrí mis redes sociales para matar el tiempo.

Y entonces lo vi.

Una foto.

La amiga de una amiga había publicado una historia desde uno de los bares más exclusivos de Polanco, un lugar con una vista espectacular de la ciudad.

En la foto, en una mesa al fondo, estaba Javier.

Pero no estaba solo.

Frente a él, sonriendo, estaba Valeria, su amiga de la infancia. Una mujer que él siempre describía como un ángel, pura y frágil.

Mi estómago se revolvió.

No podía ser.

Sin pensar, tomé las llaves de mi auto y conduje hasta Polanco. El valet parking me miró con desdén, mi auto modesto desentonaba con los vehículos de lujo de la entrada.

Subí en el elevador, sintiendo un nudo de hielo en la garganta.

Al salir a la terraza, la música y las risas me golpearon.

Y los vi.

Estaban en el centro de la terraza, bajo un arco de luces.

Javier estaba arrodillado.

En su mano, sostenía la misma caja de terciopelo que yo había encontrado en su saco.

Le estaba proponiendo matrimonio a Valeria.

El mundo a mi alrededor se silenció. Solo podía escuchar el latido sordo en mis oídos.

No grité. No lloré.

Con una calma que me asustó, saqué mi teléfono.

No llamé a Javier.

Llamé a mi padre.

Cuando contestó, mi voz fue un susurro frío y firme.

"Papá".

"Hija, ¿qué pasa? ¿Estás bien?".

"Acepto la alianza con la familia Vega. Empiecen con los preparativos de la boda".

            
            

COPYRIGHT(©) 2022