El Secreto de La Esposa Torpe
img img El Secreto de La Esposa Torpe img Capítulo 1
2
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

El aire olía a cempasúchil y a copal quemado, una mezcla dulce y terrenal que siempre me había gustado, pero ese año se sentía diferente, se sentía como un presagio.

Estaba en la escuela de mi hija Luciana para el evento anual del Día de Muertos, un día para recordar a los que se han ido, un día para la familia.

Luciana, con su carita pintada de calavera, me apretaba la mano, sus pequeños dedos entrelazados con los míos.

"¿Papi va a venir, mamá?"

Su pregunta era inocente, pero para mí, era una pregunta cargada de una esperanza que yo ya había perdido.

Le sonreí, una sonrisa que no me llegaba a los ojos.

"Papi tiene mucho trabajo, mi amor. Un proyecto muy importante."

Iván, mi esposo, me había dicho que no podía venir, que el estudio de arquitectura lo necesitaba. Lo acepté, como siempre aceptaba sus excusas. Por amor, me decía a mí misma. Por la familia que tanto me había costado construir, lejos de la riqueza y el poder de mi propio apellido, un apellido que había escondido durante años: Ramírez.

Para Iván y para el mundo, yo era solo Sofía, una simple restauradora de arte que dependía completamente de él, el exitoso arquitecto.

Mientras ayudaba a Luciana a colocar las flores de cempasúchil en nuestro pequeño altar familiar, una risa familiar me hizo girar la cabeza.

Mi corazón se detuvo.

Allí estaba Iván.

No estaba solo. A su lado, con una sonrisa radiante, estaba Scarlett Salazar, su joven interna. Y agarrado de su otra mano, un niño pequeño que reconocí de las fotos que Scarlett publicaba a veces: su hijo, Mateo.

Los tres estaban de pie frente a un altar mucho más grande y elaborado que el nuestro, posando para una foto. Iván tenía un brazo alrededor de los hombros de Scarlett, y su otra mano descansaba protectoramente sobre la cabeza de Mateo. Parecían la familia perfecta.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo. Era un mensaje de Iván.

"No hagas una escena, Sofía. Te lo explicaré más tarde."

Mis manos temblaron mientras leía el mensaje. No era una disculpa, era una orden, una advertencia. Miré a mi hija, que seguía concentrada en su altar, ajena a la traición que se desarrollaba a pocos metros de distancia. Sentí un frío glacial recorrer mi cuerpo. El olor a cempasúchil de repente se volvió sofocante.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022