Venganza Perfecta: Amor Falso
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Capítulo 3

La primera vez que vio a Alejandro, tuvo que arrodillarse.

La llevaron a una mansión enorme, tan grande y silenciosa que parecía un mausoleo.

Un hombre la empujó hacia una habitación donde él estaba sentado en un sillón de cuero, bebiendo whisky.

"Arrodíllate" , le ordenaron.

Ella obedeció, sintiendo la suavidad de la alfombra de lana bajo sus rodillas, sus manos temblaban y no se atrevía a levantar la vista del suelo.

Podía sentir sus ojos sobre ella, examinándola como si fuera un objeto, un pedazo de carne.

Él se levantó y caminó a su alrededor, en silencio.

Luego, se agachó frente a ella y le levantó la cara con dos dedos.

La estudió durante un largo rato, su mirada era intensa, casi dolorosa.

"¿Te has hecho alguna cirugía plástica?" , preguntó de repente, su voz era grave y sin emoción.

Ella negó con la cabeza, confundida.

"No, señor" .

Él le dio una bofetada, no fue fuerte, pero fue tan inesperada que la hizo jadear de sorpresa, las lágrimas brotaron de sus ojos al instante.

"No me mientas" .

Luego, sacó una tarjeta bancaria de su cartera y se la metió en el escote del vestido.

"Esto es tuyo, si eres obediente" .

Ella no entendía nada, estaba paralizada por el miedo y la confusión.

Él volvió a tomar su rostro entre sus manos, esta vez con una extraña suavidad.

Limpió una lágrima de su mejilla con el pulgar.

Y entonces, se inclinó y la besó.

Fue un beso duro, posesivo, que le supo a whisky y a poder, le mordió el labio inferior hasta que sintió el sabor metálico de su propia sangre en la boca.

Cuando se apartó, sus ojos tenían un brillo extraño, una mezcla de dolor y deseo.

En ese momento, Camila entendió.

Entendió que no la quería a ella.

Quería a alguien a quien ella se parecía.

Esa noche, mientras él dormía a su lado, borracho, murmuró un nombre en sueños.

"Eva..." .

Eva.

Su hermana.

Su hermana mayor, la que había desaparecido hacía un año.

La hermana a la que Alejandro había amado, a la que había perseguido con una obsesión que la había asustado.

Y ahora, Camila estaba en su cama, convertida en un reemplazo, en un fantasma viviente.

El dolor por la pérdida de su hermana se mezcló con un odio helado, un odio dirigido al hombre que dormía a su lado y a toda su maldita familia.

Supo entonces cuál era su propósito.

No estaba allí para ser amada, no estaba allí para ser un juguete.

Estaba allí para vengar a Eva.

Y para lograrlo, se convertiría en la mujer más devota, más loca y más enamorada que Alejandro hubiera conocido jamás, actuaría su papel a la perfección, hasta que llegara el momento de hacerlos pagar a todos.

            
            

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