Cinco Años, Un Corazón Roto
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Capítulo 3

Cuando me desperté, Ricardo ya había vuelto. Estaba sentado en la única silla decente que teníamos, mirándome con una expresión extraña.

"¿Estás enojada?" preguntó.

Negué con la cabeza.

"¿Entonces por qué estás actuando así de raro?"

"No estoy actuando raro. Solo estoy cansada."

Él frunció el ceño, no convencido. "¿Es por lo de Lucía? Sofía, ya hemos hablado de esto. Ella es como una hermana para mí. Está sola y no tiene a nadie. Solo la estoy ayudando."

Como una hermana. ¿Le das la mitad de tu sueldo a tu hermana? ¿Sacrificas tu propia carrera por tu hermana?

Una vez, en pleno invierno, caí enferma con una fiebre terrible. Le rogué que se quedara conmigo, pero se fue porque Lucía le había dicho que tenía miedo de la oscuridad.

En mi cumpleaños, me trajo un pastel, pero a mitad de la celebración, recibió un mensaje de Lucía diciendo que se había torcido el tobillo. Dejó el pastel en la mesa y salió corriendo.

Esos recuerdos, que antes me causaban un dolor agudo, ahora se sentían lejanos, como si le hubieran pasado a otra persona. El dolor se había acumulado tanto que se había vuelto insensible.

"Entiendo," dije, y lo decía en serio. Finalmente entendía que yo no era su prioridad, y nunca lo sería.

Mi calma pareció enfurecerlo más que mis gritos.

"¡No, no entiendes!" espetó, levantándose. "Anoche unos borrachos intentaron meterse a su casa. ¡Todo porque tú me hiciste sentir culpable y no fui a verla! ¡Si algo le hubiera pasado, sería tu culpa!"

Lo miré fijamente. La lógica era tan retorcida que era casi cómica.

"Ricardo," dije, mi voz tranquila. "Si te preocupa tanto su seguridad, ¿por qué no te mudas con ella y la proteges tú mismo? Así ambos estarían más tranquilos."

Se quedó sin palabras, mirándome como si me hubiera vuelto loca.

"Estás siendo ridícula," murmuró finalmente.

"Puede ser," respondí, encogiéndome de hombros. "Pero estoy cansada de discutir. Haz lo que creas correcto."

Esa noche, me dormí profundamente, por primera vez en mucho tiempo. No esperé a que él volviera. Soñé con el aroma del mole de mi tía y el sonido de las olas en la playa de mi pueblo.

Cinco días más.

            
            

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