Mi Dulce Venganza: Amor y Dolor
img img Mi Dulce Venganza: Amor y Dolor img Capítulo 1
2
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 1

La noche se sentía fría y pegajosa en las calles de la ciudad, un par de ladrones nos habían acorralado en un callejón oscuro y apestoso.

Uno de ellos me sujetaba por el cuello, su navaja brillaba peligrosamente cerca de mi cara.

Mi corazón latía con una fuerza descontrolada, un tambor salvaje en mi pecho que ahogaba cualquier pensamiento.

"¡Dame todo lo que tengas, cabrón, o aquí te quedas!"

Su aliento a alcohol y tabaco barato me golpeó la cara.

Cerré los ojos, esperando lo peor, pero entonces escuché la voz de Sofía, mi novia.

"¡Suéltenlo, hijos de puta!"

Sofía, siempre tan menuda y delicada, se lanzó contra el otro tipo, el que vigilaba la entrada del callejón.

Lo golpeó con su bolso con una furia que nunca le había visto, lo tomó por sorpresa y el ladrón trastabilló.

El que me tenía sujeto se distrajo un segundo, solo un segundo, pero fue suficiente.

Aproveché para darle un codazo en el estómago con toda la fuerza que pude reunir, el hombre se dobló, soltando un quejido y aflojando su agarre.

Sofía no perdió el tiempo, pateó al otro tipo en la entrepierna y los dos delincuentes, humillados y adoloridos, salieron corriendo del callejón, perdiéndose en la oscuridad.

Me quedé ahí, temblando, tratando de recuperar el aliento.

Sofía corrió hacia mí, sus ojos llenos de una preocupación que me derritió por dentro.

"¿Estás bien, mi amor? ¿Te hicieron algo?"

Me revisó de pies a cabeza, sus manos suaves tocando mi cara, mis brazos.

"Estoy bien", logré decir, mi voz todavía temblorosa. "Gracias, Sofía. Me salvaste."

Me abrazó con fuerza, y yo me aferré a ella, sintiendo una gratitud inmensa, un amor que creía inquebrantable.

En ese momento, Sofía era mi heroína, mi todo.

Ya en casa, el temblor de mis manos por fin había cesado.

Sofía me preparó un té caliente y se sentó a mi lado en el sofá, sin soltar mi mano.

"No puedo creer lo valiente que fuiste", le dije, mirándola a los ojos.

Ella sonrió, una sonrisa dulce y tranquilizadora.

"Haría cualquier cosa por ti, José Luis. Lo sabes."

Me sentía el hombre más afortunado del mundo, protegido y amado.

Fue entonces cuando mi celular vibró sobre la mesita de centro.

Lo ignoré al principio, pero vibró de nuevo, insistente.

Con un suspiro, lo tomé. Era un número desconocido.

Un mensaje de texto.

Lo abrí por pura curiosidad.

"El 'desafío de conquista' de Sofía va excelente. Ricardo acaba de ganar 5,000 pesos por tu muestra de 'profundo afecto' después del susto. Cada caricia, cada palabra de amor tuya, es dinero en su bolsillo. Ella no te ama, solo está jugando contigo."

Leí el mensaje una vez.

Luego otra.

Y otra más.

Las palabras no tenían sentido, eran un conjunto de letras absurdas y venenosas.

Miré a Sofía, que me sonreía con ternura.

No podía ser verdad. Era una broma de muy mal gusto, un error.

"¿Qué pasa, amor? Pusiste una cara muy rara."

"Nada", mentí, forzando una sonrisa. "Solo es spam."

Pero el veneno ya estaba dentro, una gota de duda que comenzaba a extenderse por mis venas, enfriando la gratitud y el amor que sentía hace apenas unos minutos.

¿Ricardo? ¿Mi mejor amigo? ¿Ganando dinero con mi relación? Era una locura.

Mi celular vibró de nuevo. Mismo número.

Dudé un segundo antes de abrirlo.

"Tu hermana Elena tampoco es el pilar que crees. Cada vez que te 'apoya' y te acerca más a Sofía, Ricardo gana estatus social. Su imagen de 'chico cool con amigos leales' se fortalece gracias a la manipulación de tu hermana. Para ella, eres solo una escalera para que su amigo Ricardo suba."

Sentí que el suelo desaparecía bajo mis pies.

Elena. Mi hermana mayor, mi confidente, la persona que siempre me había cuidado desde que nuestros padres murieron.

¿Ella también?

Un frío glacial me recorrió la espalda. De repente, la habitación se sentía como una jaula.

El té caliente que sostenía en mis manos ahora se sentía helado.

La cara preocupada de Sofía ya no me parecía tierna, sino una máscara perfectamente construida.

¿Y si no fue una coincidencia? ¿Y si...?

Mi mente se aceleró, conectando puntos que antes no veía.

Mi celular vibró por tercera vez. Ya sabía lo que venía, pero la necesidad de confirmar la horrible verdad era más fuerte que el miedo.

"El asalto de esta noche no fue una casualidad. Fue orquestado por Sofía y Elena. Necesitaban que te sintieras vulnerable, que mostraras una dependencia y un afecto extremos. Tu miedo y tu posterior gratitud fueron el mayor bono que Ricardo ha cobrado hasta ahora. Bienvenido al juego, José Luis. Eres la pieza principal y ni siquiera lo sabías."

La taza se resbaló de mis manos y se hizo añicos en el suelo, salpicando el té por todas partes.

Sofía saltó, asustada.

"¡José Luis! ¿Qué te pasa?"

Pero yo no la escuchaba.

Solo podía ver las palabras en la pantalla de mi celular, quemándome los ojos.

El callejón, los ladrones, la valentía de Sofía, la llamada de Elena que seguramente recibiría en cualquier momento para "consolar a su hermanito".

Todo era una farsa.

Una obra de teatro cruel y elaborada donde yo era el único espectador que no sabía que estaba en un escenario.

Me sentía atrapado, un títere cuyas cuerdas eran manejadas por las tres personas en las que más confiaba en el mundo.

Mi novia, mi hermana y mi mejor amigo.

Y lo peor de todo, es que ellos se estaban enriqueciendo con mi dolor, con mi amor, con mi puta vida.

Me levanté del sofá, sintiendo náuseas.

"Necesito tomar aire", dije, mi voz sonando hueca y lejana.

"Pero, mi amor, acabas de sufrir un trauma..."

La oí decir mientras caminaba hacia la puerta.

Su voz, que antes era música para mis oídos, ahora sonaba como el chirrido de unas uñas en una pizarra.

Cada palabra de preocupación era una mentira calculada.

Salí del departamento y me recargué contra la pared del pasillo, tratando de respirar.

Mi celular vibró una vez más.

"Ricardo acaba de recibir una bonificación de 10,000 pesos por la 'profunda conmoción y trauma' que estás experimentando. Sofía está actuando su papel a la perfección. Sigue así, campeón."

Sentí una oleada de rabia y asco tan intensa que tuve que contenerme para no gritar.

Apagué el celular y lo guardé en mi bolsillo.

No necesitaba más mensajes.

Ya lo sabía todo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022