Las palabras de Héctor se repitieron en la mente de Sofía, cada una un golpe seco y doloroso. Así que eso era todo, conveniencia. Tres años de compañerismo, de risas, de supuestas confidencias, reducidos a una simple transacción. Ella le conseguía materiales y él le daba la ilusión de ser querida.
Un recuerdo fugaz la asaltó, una noche bajo un cielo estrellado de píxeles en el juego. Héctor la había abrazado y le había dicho: "No me importa cómo te veas en el juego, Sofía. Lo que veo es tu lealtad, tu talento. Eso es lo que amo." Todas esas palabras ahora se sentían como ceniza en su boca, una mentira cruel y calculada.
Con manos temblorosas, se quitó el casco. La realidad de su pequeño estudio la golpeó. Sobre su tableta de dibujo estaba el último encargo que había terminado, una serie de ilustraciones promocionales para la empresa de tecnología más importante del país, InnovaTech. El trabajo había sido exigente, el cliente increíblemente quisquilloso.
Recordó la llamada de esa misma tarde con el asistente del CEO. "El señor Héctor quiere los cambios para esta noche, sin falta. Es muy particular con la estética." Sofía había trabajado sin descanso para cumplir, sin saber que el hombre que la trataba como una simple empleada en la vida real era el mismo que le rompía el corazón en el mundo virtual. El CEO de InnovaTech era Héctor. Y ella, su ilustradora anónima.
No se lo podía creer. El hombre que la ignoraba en las videollamadas, que apenas la miraba a través de la pantalla, era el mismo que le había jurado amor eterno en el juego. La ironía era tan amarga que le quemaba la garganta. Él no tenía idea de que la ilustradora que contrataba y la jugadora "fea" con la que salía eran la misma persona. Para él, ella era dos piezas separadas y prescindibles en su vida.
Volvió a entrar al juego, con una nueva y fría determinación. Necesitaba ver la verdad con sus propios ojos. Se dirigió a la plaza principal de la ciudad, y allí estaban. Guerrero de Fuego, imponente con su armadura carmesí, y a su lado, una jugadora de belleza deslumbrante, con un vestido rosa y joyas brillantes, "Princesa Dulce". Era Ximena, su exnovia.
Los amigos de Héctor los rodeaban, riendo y celebrando. "¡Por fin ha vuelto la verdadera reina del gremio!", gritó uno. "Héctor, sabíamos que solo la esperabas a ella. Esa otra, la fea, nunca fue digna de ti."
Héctor no dijo nada para defender a Sofía. Simplemente sonrió, una sonrisa arrogante y satisfecha, mientras ponía un brazo alrededor de la cintura de Ximena. En ese momento, el chat del mundo explotó. Todos los jugadores del servidor estaban viendo el regreso de la famosa pareja. Las burlas y las especulaciones sobre la inminente ruptura con Puente del Sur de Bambú inundaron cada canal, convirtiendo el dolor privado de Sofía en un humillante espectáculo público.