El Regreso de la Reina: consentida por sus tres poderosos hermanos
img img El Regreso de la Reina: consentida por sus tres poderosos hermanos img Capítulo 2 La versátil Rylie
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Capítulo 8 La apuesta de una vida img
Capítulo 9 Nuestros caminos volverán a cruzarse img
Capítulo 10 Prometido img
Capítulo 11 La pareja perfecta img
Capítulo 12 La sombra de la duda img
Capítulo 13 Jaque mate img
Capítulo 14 La última apuesta img
Capítulo 15 El color de la verdad img
Capítulo 16 La confusión de Leland img
Capítulo 17 Un malentendido img
Capítulo 18 El cliente siempre tiene la razón img
Capítulo 19 Eres demasiado buena img
Capítulo 20 Melodía del destino img
Capítulo 21 Dejar a todos sin aliento img
Capítulo 22 Cortar el último lazo img
Capítulo 23 El peso del apellido img
Capítulo 24 El regreso a la familia Owen img
Capítulo 25 El orden de las cosas img
Capítulo 26 Un regalo inesperado img
Capítulo 27 Un regalo inesperado img
Capítulo 28 El sabor de la menta img
Capítulo 29 El último relevo img
Capítulo 30 La apuesta final img
Capítulo 31 Muere, Rylie img
Capítulo 32 El abismo img
Capítulo 33 Intentó matarme img
Capítulo 34 Su Gloria img
Capítulo 35 ¿Aún sigues fingiendo img
Capítulo 36 La ira de Rylie img
Capítulo 37 Revelación en el quirófano img
Capítulo 38 No sin una cita img
Capítulo 39 Llegas justo a tiempo img
Capítulo 40 Un golpe demoledor img
Capítulo 41 Un apellido es la llave img
Capítulo 42 El origen del dinero img
Capítulo 43 La tarjeta negra img
Capítulo 44 Los problemas de la familia Kirk img
Capítulo 45 ¿Cómo es posible img
Capítulo 46 Visitando a la familia Owen img
Capítulo 47 El peso de un apellido img
Capítulo 48 El precio de la arrogancia img
Capítulo 49 Un espectáculo a punto de comenzar img
Capítulo 50 El collar de la discordia img
Capítulo 51 ¿Quién tiene el collar auténtico img
Capítulo 52 Hay un asesino img
Capítulo 53 Juegos en la sombra img
Capítulo 54 Nadie decide por mí img
Capítulo 55 Tocando el piano img
Capítulo 56 La compositora fantasma img
Capítulo 57 La invitación img
Capítulo 58 Atente a las consecuencias img
Capítulo 59 El peso de la reputación img
Capítulo 60 Un solo ganador img
Capítulo 61 La enfermedad del tercer paciente img
Capítulo 62 Duelo de diagnósticos img
Capítulo 63 ¿Quién es el primero img
Capítulo 64 La farsa img
Capítulo 65 La caída de los Wilde img
Capítulo 66 Juicio público img
Capítulo 67 Apuestas amargas img
Capítulo 68 Un espectador inesperado img
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Capítulo 2 La versátil Rylie

Con una pesada mochila al hombro, Rylie abandonó la residencia de los Kirk sin mirar atrás. Se dirigió al estacionamiento, donde la esperaba su motocicleta de edición limitada.

Los años de reprimir su talento y ocultar su inteligencia para mantener la frágil paz de la familia Kirk quedaron atrás. Por fin era libre.

Su motocicleta rugió por las calles, rasgando el aire de la tarde hasta detenerse frente a la imponente entrada de una urbanización privada, adyacente a un complejo militar.

En la garita de seguridad, el protocolo era estricto, como de costumbre. Sin embargo, en cuanto el guardia reconoció la motocicleta, le dedicó una amplia sonrisa y abrió la barrera de par en par. "Señorita Kirk, siempre es una grata sorpresa tenerla por aquí".

Con un gesto experto, Rylie levantó la visera del casco y asintió con cortesía.

En el interior, el aroma de los cerezos en flor impregnaba la brisa. Varios oficiales retirados que paseaban bajo las ramas se le acercaron en cuanto la vieron.

"¡Miren quién ha vuelto! Rylie, justo iba a buscarte. Se me acabaron las pastillas que me preparaste la otra vez".

Ella detuvo la motocicleta y se quitó el casco. Sus delicadas facciones provocaron gestos de aprobación entre los presentes. "Puedes pasar mañana por la clínica. Estaré allí todo el día, si necesitas reponerlas".

Se volvió hacia otro rostro conocido, un anciano que todavía llevaba un collarín. "Y usted, ya le advertí que ese collarín solo le va a empeorar el estado del cuello", le dijo.

El viejo sonrió, avergonzado, y se lo quitó. "¿Tengo permitido realizar al menos unos ejercicios sencillos?".

"Sí, pero con calma y sin imprudencias", le aconsejó Rylie antes de entrar en un edificio de apartamentos.

Su vínculo con esa comunidad había comenzado tiempo atrás de la forma más inesperada. Durante una de sus visitas al Hospital General Militar para comprar medicinas, se encontró con un anciano que sufría un ataque de epilepsia. Le recetó un tratamiento que se enfocaba en la raíz del problema, proporcionándole un alivio que ningún otro médico había conseguido.

Ese desconocido resultó ser un célebre especialista clínico ya retirado. Asombrado por el talento de Rylie, insistió en que ella era su salvadora y, en gratitud, le ofreció un apartamento en la urbanización.

El ambiente cordial de la comunidad y su ubicación privilegiada hacían de ese lugar un refugio tranquilo y práctico. Con el tiempo, Rylie había llegado a considerar ese apartamento su verdadero hogar, el que siempre había necesitado.

Apenas entró, las luces se encendieron y una voz robótica, suave y familiar, la saludó. "Bienvenida a casa, Rylie. Has estado fuera tres días. Tienes dos mensajes de voz encriptados, nuevos correos en tu bandeja de entrada y el baño está listo".

Ella dejó caer la mochila al suelo con un golpe sordo. Con el impacto, el cierre se abrió y un grueso fajo de billetes se desparramó por el vestíbulo.

Calculó a ojo que allí había unos diez mil, y de sus labios escapó un sonido que era mitad risa, mitad mueca de desprecio. ¿Eso era todo lo que los Kirk creían que valía? ¿Le lanzaron un poco de dinero como a una mendiga?

"Reproduce los mensajes", ordenó.

La voz de Britton Davies, grabada la noche anterior, fue la primera en llenar el lugar.

"Hola, Rylie. La inscripción para la carrera de relevos está a punto de cerrar, ¡y ya hemos hecho dos prácticas! ¿Todavía sigues con los Kirk? ¿No piensas reconsiderar mi propuesta? ¡He estado dejando en ridículo a Phillip estos días!".

Rylie enarcó una ceja, recordando ese asunto.

Phillip Kirk, su tercer hermano, dirigía uno de los clubes de carreras más exclusivos del mundo, una cantera de campeones que acumulaba premios millonarios. El club debía su racha de victorias a una piloto que pasaba noches en vela al volante, guiando al equipo a un triunfo tras otro. Sin embargo, cada temporada, al acercarse las finales, Phillip la reemplazaba por Stacey, quien se llevaba toda la gloria y el dinero. Las habilidades de Riley impulsaron su éxito año tras año, pero era Stacey quien subía al podio bajo los focos, mientras ella permanecía en la sombra.

Los trofeos le importaban poco a ella. En aquel entonces, proteger el ego de su familia era más importante. Pero ahora...

Esbozó una sonrisa mientras marcaba el número de Britton. "Quiero la mitad del premio".

Cualquier atisbo de decepción que Britton pudiera sentir se desvaneció al instante. "¡Trato hecho! El equipo de Phillip no me intimida, tengo estudiados todos sus movimientos, pero cuando tú pilotas, nadie puede seguirte el ritmo. ¡Y eso demuestra que mi derrota es debido a ti, no a su equipo!".

A Rylie se le escapó una breve risa, seguida de un suave suspiro. "Veo que tú también te has dado cuenta. Es curioso que sea tan evidente y, aun así, ellos sean incapaces de verlo".

La curiosidad se apoderó de la voz de Britton cuando cambió de tema. "Por cierto, ha surgido otra cosa. Corren rumores en la red oscura sobre la familia Owen, los más ricos de Kouhron. Dicen que están aquí, en Crolens, buscando a su hija desaparecida. Ofrecen una fortuna por cualquier información. ¿Crees que deberíamos involucrarnos?".

Rylie respondió sin dudar: "No me interesa. Pronto tendré que presentar mis exámenes finales, así que paso. Voy a colgar, hablamos luego".

Al otro lado de la línea, la confusión de Britton era palpable. De todas las excusas posibles, los exámenes eran la última que habría esperado de Rylie. Por lo que él recordaba, ella ni siquiera se presentaba a los exámenes. La verdad, ella era quien los redactaba.

            
            

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