Seducción irresistible: casada por engaño, amada de verdad
img img Seducción irresistible: casada por engaño, amada de verdad img Capítulo 4 Era la voz de Brinley
4
Capítulo 7 Ajuste de cuentas img
Capítulo 8 Otra mujer img
Capítulo 9 Un golpe accidental img
Capítulo 10 La última celebración img
Capítulo 11 El rastro ajeno img
Capítulo 12 Un cambio de planes img
Capítulo 13 El descaro de aferrarse img
Capítulo 14 Heridas ignoradas img
Capítulo 15 Al borde del colapso img
Capítulo 16 ¿Dónde estabas tú img
Capítulo 17 La paciente de la cama treinta y dos es mi esposa img
Capítulo 18 Una foto inoportuna img
Capítulo 19 Mi esposa no necesita trabajar img
Capítulo 20 No disponible img
Capítulo 21 Fisuras irreparables img
Capítulo 22 Una trampa calculada a la perfección img
Capítulo 23 Él perdió la cabeza por mí img
Capítulo 24 En esta habitación, no img
Capítulo 25 Me entregas a otra mujer img
Capítulo 26 Quizá el problema sea tu hijo img
Capítulo 27 Has perdido la práctica img
Capítulo 28 No me toques img
Capítulo 29 La acusación img
Capítulo 30 Solo quería una disculpa img
Capítulo 31 Un gesto inútil img
Capítulo 32 La última palabra img
Capítulo 33 El hijo que nunca conoció img
Capítulo 34 El precio de la indiferencia img
Capítulo 35 Una súplica calculada img
Capítulo 36 Bienes conyugales img
Capítulo 37 Una noche de tregua img
Capítulo 38 Un maquillaje delicado para otro hombre img
Capítulo 39 Lágrimas de cocodrilo img
Capítulo 40 Acusaciones sin pruebas img
Capítulo 41 La condena img
Capítulo 42 La cazadora cazada img
Capítulo 43 La trampa se cierra img
Capítulo 44 El peso del silencio img
Capítulo 45 El precio de la impunidad img
Capítulo 46 ¿Crees que has ganado img
Capítulo 47 Alguien como ese img
Capítulo 48 El precio del silencio img
Capítulo 49 La fotografía del beso img
Capítulo 50 La mujer detrás de Victoria Hale img
Capítulo 51 Es nuestro yerno img
Capítulo 52 La hija que criamos img
Capítulo 53 Quiero escucharlo de él img
Capítulo 54 Quiero volver antes img
Capítulo 55 Una invitación forzada img
Capítulo 56 ¿Por qué no estás con Hannah img
Capítulo 57 ¿Qué tipo de vida había llevado realmente img
Capítulo 58 La furia de una madre img
Capítulo 59 El asiento vacío img
Capítulo 60 Vincent y Brinley en un restaurante para parejas img
Capítulo 61 Un regalo voluntario img
Capítulo 62 El valor de ser señora Jones img
Capítulo 63 Un encuentro inoportuno img
Capítulo 64 Una identidad robada img
Capítulo 65 El vestido de novia img
Capítulo 66 El vestido equivocado img
Capítulo 67 La impostora img
Capítulo 68 Campanas de boda img
Capítulo 69 La prueba de identidad img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Era la voz de Brinley

Durante varios días, Vincent regresó a casa todas las noches, justo a tiempo para cenar con Hannah. Y cada noche, en cuanto terminaban, él se iba de vuelta a la oficina.

Esa noche, Hannah se acostó temprano. A la mañana siguiente, la despertó la luz del sol y la sensación de un brazo rodeándole la cintura. Vincent había entrado en la habitación de huéspedes y se había dormido a su lado. Ella no recordaba la última vez que él había pasado la noche en casa.

Cuando intentó levantarse, él la sujetó con más fuerza. Su cercanía le aceleró el corazón.

"¿Estás despierta?", murmuró él con voz ronca y adormilada.

"Sí".

"Tengo algo para ti". Se incorporó y tomó una elegante caja que reposaba sobre la mesa de noche.

"Este collar de gema púrpura... es una pieza única", dijo en un tono más suave. "¿Quieres que te lo ponga?".

Hannah asintió y se apartó el cabello mientras él abrochaba el cierre alrededor de su cuello. Él siempre había sabido qué le favorecía. El color acentuaba sus facciones.

De pronto, Vincent se inclinó y sus labios rozaron el costado de su cuello, provocándole un escalofrío. "La abuela dijo que deberíamos pensar en tener un bebé, ¿no?". Su mano se deslizó lentamente hasta el borde de su camisón. "¿Por qué no lo intentamos ahora?".

Su aroma familiar la envolvió y su cuerpo reaccionó por instinto. Ocho años de amarlo habían dejado una marca imborrable en ella. Cada reacción de su cuerpo la delataba. Pero ya no era la misma joven de ocho años atrás. La razón ahora pesaba más que el deseo. El divorcio se cernía sobre ellos. No podía imaginarse traer un hijo a un matrimonio a punto de terminar.

Con suavidad, Hannah apoyó una mano en el pecho de él y lo apartó. "Hoy no estoy de humor".

Vincent insistió. "¿Pasa algo?".

Respondió en voz baja: "No, solo estoy cansada".

Él notó la firmeza en su voz y comprendió que hablaba en serio. La soltó a regañadientes. Aún inquieto, decidió tomar una ducha fría. Pero antes de entrar al baño, su celular vibró. Era una llamada de Brinley. Frunció el ceño. Murmuró una excusa sobre el trabajo y salió de la casa.

Hannah no tuvo duda de con quién iba a encontrarse en realidad: Brinley. En cuanto él se fue, ella se levantó de la cama y sacó los documentos que Felix le había entregado. Pasó horas revisando cada página. Llenó los márgenes de anotaciones, dobló esquinas, subrayó pasajes y garabateó preguntas con trazo firme.

Tomó su celular y le envió un mensaje a Felix. "¿Estás libre? Tengo algunas preguntas sobre la empresa".

La respuesta fue inmediata. "Hablemos mañana en la cena. Tú invitas".

Al día siguiente, se encontraron en el restaurante Gilded.

Durante gran parte de la cena, Felix le explicó las dificultades que la empresa había enfrentado en los últimos años. Hannah escuchaba con atención, con un gesto de preocupación en el rostro.

Tamborileaba con los dedos sobre la pila de documentos que tenía frente a ella. "¿Te has dado cuenta de que nuestros productos de seguridad para mujeres han empezado a parecer todos iguales? Falta innovación".

Felix asintió. "Intentamos incorporar nuevas ideas, pero ninguna pareció funcionar".

"¿Has pensado en usar inteligencia artificial? Podríamos desarrollar un asistente inteligente que transforme por completo la línea de productos".

Felix se reclinó en su asiento y respondió con franqueza: "La idea se propuso, pero con la situación actual de la empresa, nadie quiere asociarse con nosotros".

Una chispa de esperanza se encendió en su voz. "Escuché que el CEO de VitraMind está por volver al país. Quizás podríamos...".

Antes de que pudiera terminar, una voz familiar los interrumpió. "Vaya, qué coincidencia. Qué sorpresa verlos por aquí".

Brinley se acercó a la mesa, sonriendo.

En cuanto Hannah la vio, su buen humor se esfumó. "Ahórrate la familiaridad".

Entonces, sus ojos se posaron en el collar que llevaba Brinley: el mismísimo collar de gema púrpura que Vincent le había asegurado que era "una pieza única". Se burló para sus adentros. Vaya pieza única. Les había regalado a ella y a Brinley collares idénticos. Debió haber sabido que no podía confiar en su palabra.

Habiendo conseguido su objetivo, Brinley se dio la vuelta y se alejó, pero no sin antes tomarles casualmente una foto a la distancia.

Mientras tanto, Vincent le estaba enviando un mensaje a Hannah. "Llegaré a casa para la cena". Creía que, después de lo de la noche anterior, las cosas habían vuelto a la normalidad. No se había tomado en serio lo que dijo sobre el divorcio; asumió que era solo otro de sus arrebatos. En su mente, ella lo amaba demasiado como para dejarlo.

De pronto, su celular vibró. Recibió una foto. Mostraba a Hannah cenando con otro hombre. Amplió la imagen y notó de inmediato que no llevaba el anillo de bodas. Un músculo se le tensó en la mandíbula y su mirada se endureció.

El restaurante Gilded era conocido por reunir a la élite de la ciudad. Esa tarde, además de cruzarse con Brinley, Hannah también se topó con varias personas de su círculo social.

A sus espaldas, escuchó los ecos de una conversación, con palabras afiladas como cuchillas.

"Parece que Hannah ya se consiguió un nuevo patrocinador".

"¿No te enteraste? Brinley regresó. Seguro Vincent ya la dejó".

"Dicen que Vincent se llevó a Brinley a su casa anoche, después de que ella se emborrachara".

"¿En serio? ¿Y Hannah simplemente lo dejó pasar?".

"Seguro él lo arregló con dinero. Hannah no pierde el tiempo, ¿eh? Ya tiene a alguien nuevo a su lado".

"Si te soy sincero, Hannah está buenísima. Ese cuerpo, esa cara... yo pagaría solo por manosearla. ¿Cuánto estará cobrando ahora?".

Los hombres soltaron una carcajada vulgar y ruidosa, sin la menor intención de bajar la voz.

Hannah miró a Felix y esbozó una leve sonrisa. "Discúlpame un momento. Tengo que encargarme de un asunto".

Luego, se dirigió hacia el grupo de hombres, aún con la sonrisa en el rostro. "¿Estaban hablando de mí?".

Algunos de los hombres retrocedieron, pero uno de ellos respondió, tan insolente como siempre. "¿Y qué? No dijimos ninguna mentira. Nunca fuiste su novia, solo una mantenida. Ahora que te dejó, ¿ni siquiera se puede comentar?".

La sonrisa de Hannah se hizo más cortante. "De hecho, están muy equivocados. Cuando yo estaba con Vincent, Brinley ni siquiera figuraba. Fui yo quien se aburrió y lo descarté. ¿Quedó claro?".

Luego, clavó la mirada en el hombre que había hecho el comentario vulgar. "¿Y tú?". Lo recorrió con la mirada de pies a cabeza, con una sonrisa gélida. "Pareces un cerdo embutido en una camisa cara. Preferiría suicidarme antes de dejar que te me acercaras".

Sin dudar, tomó una copa de vino tinto y se la arrojó al pecho.

El hombre se puso de pie de un salto, con el rostro desfigurado por la furia, e intentó sujetarla. Pero Felix fue más rápido. Se interpuso y agarró la muñeca del hombre. "¿Intentando ponerle una mano encima a una mujer? Muy elegante", dijo con voz serena.

"¡Ay! ¡Maldita sea, suéltame!", gritó el hombre, retorciéndose de dolor.

Felix apretó un poco más el agarre. "Si aprieto un poco más, acabarías con el brazo en cabestrillo". Lo miró con dureza. "Ahora, lárgate".

El hombre se marchó a toda prisa, rojo de humillación.

Hannah le sonrió a Felix, con un tono ligero. "Te lo agradezco. Pero me temo que tendremos que dejar la conversación para otro momento".

Felix se encogió de hombros. "No hay problema. La continuamos la próxima vez". Se detuvo un momento a estudiar su expresión. "Si no me equivoco, tú y Vincent estaban casados, ¿no es así?".

Ella respondió sin dudar: "Sí. Pero estamos en proceso de divorcio".

Un destello de alegría brilló en los ojos de Felix, pero fue reemplazado al instante por la preocupación. "¿Te trataba mal?".

Tras una pausa, Hannah respondió: "Simplemente, lo nuestro no funcionó". Desvió la mirada y soltó una risa amarga. "Es curioso, ¿no? Cuando dejé la empresa hace cinco años, creí que iba a ser feliz. Qué equivocada estaba".

Felix negó con la cabeza. "No hay nada de malo en eso. Uno se casa buscando la felicidad. Y se divorcia por la misma razón".

Una leve sonrisa se dibujó en los labios de ella. "Es verdad".

Empezaron a caminar lado a lado. Al pasar junto a un salón privado, una voz femenina, aguda y entrecortada, resonó en el pasillo. "Vincent... no pares... Ah, justo ahí... Sí, así... Es perfecto... Increíble...".

Hannah se detuvo en seco. Era, sin duda, la voz de Brinley. Quiso marcharse, pero las piernas no le respondían. Las lágrimas asomaron a sus ojos y rodaron por sus mejillas antes de que pudiera contenerlas.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022