Capítulo 8 Divorciémonos

Nadine se preguntó si estaba en una habitación de hospital.

"¿Caden?" Miró el rostro frente a ella, desconcertada.

Caden, recuperando la compostura, habló suavemente. "Estás sudando. ¿Pesadilla?"

Considerando la sugerencia de Milly de usar a Nadine como enlace con Warren, Caden decidió ser más amable.

Dejó de lado su ego y le limpió suavemente el sudor de la frente.

Esta inesperada ternura dejó a Nadine sorprendida.

Su año de matrimonio había sido distante, sus interacciones mínimas. Caden solía mantenerse alejado, interactuando solo cuando era necesario.

Vivían como extraños bajo el mismo techo. De hecho, parecía más cercano a Milly que a su esposa.

"¿Por qué tan callada? ¿Te sientes bien?" La preocupación de Caden parecía genuina mientras sostenía su rostro con ternura.

Necesitaba la conexión de Nadine con Warren, así que fingir amabilidad era un movimiento estratégico, su sonrisa convincente.

Nadine, imperturbable, declaró: "Caden, quiero el divorcio".

La sonrisa de Caden desapareció.

La mención del divorcio, especialmente después de su infidelidad, lo dejó atónito. ¿Cómo podía ser tan atrevida?

Replicó: "¿Divorcio? ¿Te has vuelto loca? ¿De qué estás hablando?"

No era propio de él hablar de esa manera. Nadine, sin inmutarse, respondió: "¿Fuiste infiel, verdad? ¿Con esa mujer en el hotel?"

¿Cómo se enteró? ¿Lo había deducido todo esa mañana?

Caden, al darse cuenta de que ella sabía, rió nerviosamente.

"Nadine, ¿desde cuándo te volviste tan sospechosa? ¿Acaso te aburres?"

Tras una pausa, su tono cambió. "¿O tal vez eres tú la que anhela a alguien más?"

Su sonrisa burlona reveló su incredulidad.

Imperturbable ante las burlas de Caden, Nadine respondió con calma: "No necesitas explicarme nada. Tu afirmación de impotencia fue una excusa conveniente para evitarme, pero no te impide tener aventuras. Si prefieres la compañía de otra persona, no tengo interés en ser parte de esta farsa".

La risa de Caden se apagó.

Su afirmación de disfunción eréctil había sido un ardid para alejarse de Nadine, a quien encontraba aburrida. Sin embargo, el divorcio nunca había sido su intención.

Nadine continuó: "También has visto las noticias, ¿verdad? Tú te desviaste y yo también. Vamos a terminar esto. Sería más fácil para ambos".

La expresión de Caden se contorsionó. "Sé de las noticias. Tu padre dijo que Warren limpió tu nombre, afirmando que no eras la mujer de la foto. Pero sé que estuviste con Warren. ¿Me traicionas y ahora quieres divorcio?"

Se inclinó, su mirada llena de desprecio.

"Entonces, ¿Warren te encontró satisfactoria? No te defendería sin razón. Parece que te has aficionado, incapaz de soportar la soledad sin un hombre."

Nadine enfrentó sus provocaciones con una serenidad inesperada.

"Ya me cansé de este jueguito contigo. El proyecto conjunto de nuestras familias concluye en tres meses. Mañana, presentaré la solicitud de divorcio e informaré a mi familia después de la finalización del proyecto", declaró Nadine con firmeza, inquietando a Caden.

Él esperaba que sus palabras la avergonzaran y la obligaran a aferrarse al matrimonio. Pero la calma con la que Nadine propuso el divorcio lo tomó por sorpresa.

¿Podría haber desarrollado sentimientos por Warren?

¿Cómo era posible?

El pensamiento lo enfureció. ¡Ella era su esposa! ¿Cómo podía enamorarse de otro hombre?

Caden explotó, "¿Crees que puedes engañar y luego simplemente marcharte en paz? ¡Ni hablar!"

En un ataque de ira, le agarró el cabello, tirando de ella hacia él.

Nadine, dolida y furiosa, exigió: "Caden, ¿estás loco? ¡Suéltame!"

"No te dejaré ir, ni siquiera en la muerte. Eres mi esposa. ¡Solo yo decido si me voy! ¡No tienes derecho a dejarme!"

Con estas duras palabras, Caden salió furioso, dando un portazo.

Sola, Nadine se enfureció ante su audacia y falta de remordimiento. "¡Estás mal de la cabeza!" murmuró, su enojo palpable.