No dudé y le dije: "Carson, debes admitir que sigo siendo la mejor opción para sucederte".
Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, seguido por la risa sarcástica de Carson Brooks. "Isabella, eres demasiado creída".
Apreté los dedos, manteniendo mi voz firme. "Es confianza. Sin esa confianza, nunca te habría buscado".
"Muy bien". El tono de Carson gradualmente adquirió un matiz serio. "Puedo ayudarte en eso, pero debes aceptar mi prueba y demostrar con tus habilidades que eres digna de ser la verdadera sucesora del Grupo Brooks".
Mi corazón se apretó dolorosamente. Sabía que ese era el precio de hacer un trato con alguien que era prácticamente igual que un demonio. "Estoy de acuerdo".
Carson pareció satisfecho con mi franqueza y su voz profunda resonó lentamente. "Te daré el número de teléfono de Walter. Él te proporcionará lo que necesites. No me decepciones, Isabella".
No mucho después de colgar, mi celular volvió a sonar. Eva envió una grabación y la reproduje.
"¿No se supone que deberías estar con tu prometida?". La risa de Eva era seductora.
"¿No me extrañabas?". Richard respondió sin aliento.
Luego se escucharon sonidos de besos y el crujir de la tela. La grabación terminó abruptamente.
Miré la pantalla, temblando y cada respiración iba acompañada de una punzada de dolor.
Mi estómago se revolvía, y hasta quería ir y destrozar su fachada hipócrita. Pero tenía que aguantar, ya que ese no era el momento para hacerlo.
El cazador paciente debe evitar convertirse en presa.
La pantalla se iluminó con un número desconocido. "Señorita Brooks, soy Walter Saunders, el secretario del señor Carson Brooks". La voz era clara y serena. "El equipo de transmisión en vivo está listo. ¿Cuándo le gustaría proceder?".
Respiré profundamente y le dije claramente: "Dentro de una semana, en mi boda".
"Entendido". Él hizo una pausa. "Además, esta noche representará al Grupo Brooks en la Gala Benéfica Real de la familia Douglas. He enviado la invitación y la lista de invitados a su correo electrónico. El vestido y las joyas estarán listos para que usted los use".
Sabía que eso era arreglo de Carson. No tenía poder para negarme, ni tampoco la intención de hacerlo.
"Entiendo".
Después de colgar, estaba a punto de inventar una excusa para evitar a Richard, pero él me envió un mensaje primero. "Cariño, hay una emergencia en el trabajo esta noche. Regresaré más tarde".
Miré el mensaje, siendo incapaz de reprimir una sonrisa burlona. Conocía los horarios de los proyectos del Grupo Ahmed mejor que él. No había ningún trabajo extra planificado para esa noche. Ya yo estaba muy clara de adónde había ido.
A veces incluso me torturaba preguntándome si cada noche que se quedaba fuera, estaba en la cama de Eva.
La Gala Benéfica Real se llevó a cabo según lo previsto. Como representante del Grupo Brooks, firmé una donación de 300 millones de dólares, dejando el bolígrafo al compás de los aplausos. Era un evento prestigioso donde las donaciones significaban influencia y estatus.
Me moví entre la multitud con una copa de champán, manejando la escena con facilidad, aunque en mi interior se me hacía completamente aburrido.
Hasta que escuché una voz familiar.
"Señor Sanderson, permítame presentarle, esta es la señorita Eva Marsh, la planificadora principal del Grupo Ahmed. Ella está a cargo del proyecto AO3 en colaboración con su empresa".
Me quedé congelada por un momento y luego me giré.
Eva llevaba un vestido color nude, sosteniendo cariñosamente el brazo de Richard y su sonrisa era tanto arrogante como dulce.
Mi respiración se detuvo, y luego reí. ¿El proyecto AO3? Ese proyecto yo lo había construido desde cero, pero Eva se había llevado todo el crédito. ¿Y Richard tuvo el descaro de llevarla a tal evento?
Levanté mi copa de champán con una mirada clara y un tono de aparente sorpresa e inocencia.
"Vaya, Richard, ¿qué te trae aquí?".