El lugar de la boda resplandecía y estaba lleno de luces. Rosas y lirios se amontonaban a lo largo del pasillo, llenando el aire de un aroma floral empalagoso.
La presentadora, una mujer encantadora con pecas, hablaba con energía: "¡Queridos invitados, hoy somos testigos de este momento mágico! ¡Demos todos nuestras bendiciones a los recién casados, Isabella y Ricardo!".
Mucha gente dejó comentarios en el chat.
"¡La novia es tan hermosa!".
"¡Dios mío, esta es una auténtica boda de la alta sociedad!".
"¡Isabella está tan feliz que su sonrisa es radiante!".
Me senté elegantemente en el centro de una corona floral, sonriendo a la cámara con un aire de timidez, como una novia feliz.
"Gracias por todas las bendiciones", dije suavemente, mostrando ojos amables, y casi convenciéndome a mí misma de la farsa.
Pero fuera de la vista de la cámara, mi teléfono vibraba sin cesar.
Miré hacia abajo para ver el perfil de Eva parpadeando. Al abrir el chat, sus mensajes frenéticos llegaron sin parar.
"¡Maldita, cómo te atreves a ser la novia? ¡Él me ama! ¡Su esposa soy yo! ¡Lárgate de aquí!".
Mantuve una dulce sonrisa en mis labios, aunque por dentro estaba completamente indiferente a todo.
Eva finalmente estaba perdiendo la paciencia.
Justo entonces, un mensaje de Walter apareció. "Eva ha ido al salón de descanso de la novia".
Una sonrisa se insinuó en mis labios mientras le escribía rápidamente un mensaje a Ricardo.
"Mi vida, dejé mi chal en el salón. ¿Podrías ir a buscármelo?".
En menos de un minuto, Ricardo respondió: "Claro, espérame".
Miré el mensaje, sintiendo un placer malicioso crecer en mi interior. Estaban cayendo en su propia trampa.
Poco tiempo después, Walter envió otro mensaje. "Ambos están en la sala de descanso".
Levanté la vista justo cuando la presentadora se dirigía hacia la cámara: "¿Señores, les gustaría ver la sala de descanso de la novia? ¡Escuché que tiene una decoración hermosa!".
Los comentarios explotaron.
"¡Sí, sí, queremos verlo!".
"¡Llévanos allí!".
Di una sonrisa tímida y asentí suavemente. "No hay problema".
Los comentarios se llenaron de vítores y bendiciones, y la presentadora dijo llena de admiración: "Escuché que esta sala de descanso fue preparada especialmente por el novio para Isabella. Todo, desde las almohadas lumbares hasta los vasos de agua, fue elegido según sus preferencias".
Presioné mis labios, incapaz de ocultar mi sonrisa. "Sí, Ricardo dijo que quería que me relajara y estuviera cómoda el día de nuestra boda".
Murmuré: "Siempre le gusta prestar atención a estos pequeños detalles".
La audiencia estaba llena de jadeos llenos de admiración.
"¡Qué dulce!".
"¡Yo también quiero un esposo así!".
"¡Ricardo mima tanto a Isabella!".
Sonreí suavemente y caminé con gracia, aunque mi corazón se volviéndose cada vez más indiferente. Nadie notó que mis dedos estaban tensos detrás del ramo.
Pronto, nos detuvimos frente a esa puerta.
"¿Todos están listos?", pregunté con una voz dulce.
La sección de comentarios era un torbellino de emociones.
"¡Ábrela, ábrela!".
"¡La novia es tan amable!".
Extendí la mano mientras empujaba lentamente la puerta entreabierta.
De inmediato, el aire se llenó de respiraciones desiguales y agitadas.
"Oh... más rápido, Ricardo...".
"¿Esto es lo que quieres, verdad...".
Mi respiración se detuvo y las yemas de los dedos agarraban la puerta con fuerza.
Los espectadores de la emisión en vivo estallaron.
"¿Qué?".
"¡Dios mío!".
"¿Esto es un espectáculo de gente teniendo relaciones en vivo?".
Mi expresión permaneció rígida, pero mi mano empujó la puerta abriéndola más en un gesto descuidado.