Capítulo 5 Lo Pagarás

El rostro de Alexander se endureció al instante. "¿Estás loca? ¡Pídele perdón ahora mismo!", espetó.

Al principio, creyó que la tranquila aceptación de Florrie significaba que de verdad estaba dispuesta a cederle el proyecto a Suzanne, pero ahora se daba cuenta de que seguía haciéndose la difícil.

En lugar de responder, la muchacha se agachó y comenzó a recoger los fragmentos rotos con manos firmes.

Eso solo oscureció aún más la expresión de Alexander, quien se acercó, la agarró de la muñeca y le espetó: "¡¿No me oíste?!".

Un dolor agudo le atravesó el brazo a la joven, tan intenso que sintió como si se le fueran a romper los huesos.

Pero levantó la cara y lo observó con frialdad: "¿Y por qué debería disculparme?".

Él apretó los puños ante su desafío.

En el pasado, la más mínima muestra de ira por su parte siempre había sido suficiente para hacerla retroceder. Pero hoy se mantuvo firme.

"Cometiste un error, así que discúlpate", contestó con dureza. "¿Crees que el Grupo Jenkins no tiene normas y que puedes hacer lo que te dé la gana?".

El peso de su autoridad se apoderó de la habitación y pareció como si el aire se hubiera enfriado.

Sin embargo, Florrie solo esbozó una leve sonrisa. "Entonces saque las grabaciones y llame a la policía".

El hombre frunció el ceño y espetó: "¿A qué estás jugando, Florrie?".

Ella no apartó la mirada mientras respondía: "Señor Jenkins, estoy aquí como empleada, no como alguien que le debe obediencia. Si quiere defender a su novia, hágalo siguiendo las reglas. Si la policía dice que soy culpable, me disculparé. Si no, no lo haré".

Su desafío lo golpeó más fuerte de lo que esperaba, encendiendo su ira. "¡Bien! ¡Si eso es lo que quieres, te tomaré la palabra!".

Dándose la vuelta bruscamente y le gritó a su secretaria: "¡Aidan, revisa las cámaras y llama a la policía! ¡Denúnciala por agresión intencional!".

Fue entonces cuando Suzanne perdió la compostura, porque si se revisaban las imágenes de las cámaras de seguridad, todos sabrían que había roto adrede la taza de Florrie, y su imagen cuidadosamente construida se vería empañada.

Cuando Aidan Marsh tomó su celular, Suzanne intervino con prisas: "Alex, solo dejémoslo así. Florrie ha sido una empleada leal que ha estado a tu lado durante años, así que, ¿por qué convertir esto en algo más grande de lo que es?".

En lugar de suavizarse, la expresión de Alexander se endureció aún más. "Cruzó la línea", dijo con voz gélida. "Y los errores se pagan".

La tensión seguía siendo patente en la habitación mientras Aidan dudaba, aunque finalmente sacó su celular a regañadientes.

El rostro de Suzanne cambió y el pánico se reflejó en sus rasgos.

Justo antes de que él pudiera hacer la llamada, ella se agarró la cabeza y soltó un grito de dolor, desplomándose en el suelo con un golpe sordo.

"¡Suzanne...!". Alexander entornó los ojos, sorprendido; empujó a Florrie a un lado y se agachó para levantar a su amante en brazos.

Su esposa perdió el equilibrio y cayó sobre los pedazos rotos, cuyos bordes afilados le hicieron profundos cortes y la sangre se extendió rápidamente por las pálidas baldosas.

Aun así, Alexander ni siquiera la miró. Sosteniendo a Suzanne de forma protectora, salió a grandes zancadas de la oficina.

Al salir, lanzó una mirada gélida en dirección a Florrie. "Si a Suzanne le pasa algo por esto, Florrie, lo pagarás".

Sus palabras cortantes resonaron en sus oídos, pero la muchacha no reaccionó. En cambio, recogió en silencio los fragmentos manchados de sangre del suelo.

Una vez creyó ingenuamente que, como Alexander llevaba el corazón de Alexis, podría llegar a parecerse al hombre que amaba, tal vez podrían vivir juntos, aunque no fuera como amantes. Pero allí de pie, comprendió cuán descabellada era esa esperanza.

Alexander y Alexis eran como el día y la noche, y ella nunca debió haber esperado lo contrario.

Uno por uno, apartó los pedazos ensangrentados y luego regresó a su escritorio. En la pantalla, comenzó a escribir tres palabras: "Carta de renuncia".

"Florrie, espera...". La voz de Adalyn llegó desde atrás. Vio las palabras en la pantalla y su rostro se tensó con alarma. "Sé que eres inocente... Lo has dado todo por esta empresa; marcharte ahora sería tirar todo por la borda".