Capítulo 5 En realidad, es su exesposa

"Qué gracioso, Brice. No parecías tan amable hace un momento, cuando estabas molestando a mi amiga, ¿verdad?", comentó Ryland, con una sonrisa en el rostro, aunque su mirada era gélida.

"¿Su... amiga?", tartamudeó el aludido, girando la cabeza hacia Eleanor. Incrédulo, se arrodilló y suplicó: "¡Señor Brooks, me equivoqué! Le juro que no sabía que era cercana a usted. Si lo hubiera sabido, jamás me habría atrevido a tocarla. Fue una estupidez de mi parte. Por favor, deme otra oportunidad. Le prometo que no volveré a cometer el mismo error".

Siguió inclinando la cabeza una y otra vez, rogando como un hombre desesperado por salvarse.

"Está bien. Es tu día de suerte, porque estoy de buen humor, así que lo dejaré pasar. Ahora, sal de mi vista", lo despidió Ryland con un gesto de su mano, sin ocultar su desprecio.

"Gracias, señor Brooks", respondió el otro, avanzando a trompicones hasta la puerta, antes de salir prácticamente huyendo del club.

Justo cuando él desapareció, Lillian llegó corriendo. Con el rostro tenso por la preocupación, preguntó: "Eleanor, ¿estás bien?".

"Sí, no te preocupes", respondió su amiga, sacudiendo la cabeza.

La otra suspiró aliviada y, volviéndose hacia su hermano, dijo: "Ryland, gracias a Dios que llegaste. Realmente te debemos una".

Él se rio suavemente mientras le acariciaba la cabeza y le decía: "Lo que te importa a ti, me importa a mí. No hace falta que me agradezcas".

"Gracias, señor Brooks", intervino Eleanor, inclinando la cabeza con cortesía.

"No hace falta ser tan formal. Derramaste mucho vino. Lo mejor sería que vayas a limpiarte, antes de que esa mancha se impregne".

"De acuerdo", contestó la chica, levantándose y yendo hacia el baño, pero a medio camino se topó con Jonny y Lainey, quienes avanzaban agarrados de la mano.

"Señorita Warren, qué agradable sorpresa", la saludó esta última, con una sonrisa radiante.

Eleanor contestó con un ligero asentimiento, pues no tenía ninguna intención de alargar la conversación.

El silencio dejó a la otra rígida e incómoda, así que volteó a ver a Jonny con una expresión de dolor y le dijo: "¿Hice algo que molestara a la señorita Warren?".

"¿No puedes ni siquiera devolverle el saludo? Solo intentaba ser amable", espetó el hombre, con el ceño fruncido.

"¿Y desde cuándo somos cercanas?", preguntó su exesposa, ladeando la cabeza.

"No te enojes con ella por mi culpa", intervino Lainey de inmediato, agarrando la mano de Jonny con una dulzura empalagosa.

'¡Puras tonterías!', pensó Eleanor.

Decidió que no valía la pena discutir y se dio la vuelta para irse, pero la voz cargada de irritación de su exesposo la detuvo: "Si lo que buscas es llamar mi atención, no tienes por qué humillarte. Mi corazón le pertenece a Lainey. No importa lo que hagas. Todo es inútil".

Con eso, Eleanor confirmó que él había perdido por completo el contacto con la realidad. Volteó a verlo y, con una expresión serena, aunque cortante, espetó: "No estoy aquí por ti. Vine a divertirme. Y déjame recordarte algo: estamos divorciados. Ya no tienes ningún derecho a regañarme".

Jonny se quedó desconcertado ante su tono gélido. No podía entender cómo la mujer dulce y sumisa con la que se casó se había vuelto tan tajante.

"Señorita Warren, ¿cómo puedes hablarle así? Jonny solo se preocupa por ti", intervino Lainey, saliendo en defensa de su hombre.

Eleanor los recorrió con una mirada cargada de desprecio y espetó: "Por favor. No son más que un adúltero y su descarada amante. ¿De verdad creen que tienen el derecho de pararse con orgullo frente a mí? Fuera de mi camino. No tengo tiempo para sus estupideces".

Con sus tacones repiqueteando con fuerza contra el suelo, pasó junto a ellos. Su vestido rojo carmesí fluía a su alrededor como una rosa en plena floración.

Jonny apretó los puños mientras la veía alejarse, experimentando un ardor en el pecho. No entendía cómo pudo vivir tanto tiempo con ella sin darse cuenta de lo afilada que era su lengua.

"No dejes que te afecte, Jonny. Volvamos, Emma nos está esperando", le dijo Lainey con suavidad, agarrándolo de la mano.

La expresión de Jonny se ensombreció, pero no respondió.

Mientras su primer amor estuvo en el extranjero, no hubo un solo día en que no la extrañara. Sin embargo, ahora que la tenía a su lado, encontraba su presencia sorprendentemente hueca. Se dijo que quizás la nueva actitud desafiante de su exesposa le estaba nublando el juicio.

Ambos se dieron la vuelta y se marcharon.

Ryland, quien estaba dentro del salón privado, lo había observado todo a través del amplio ventanal.

"Nunca imaginé que fuera la esposa de Jonny. Esto lo hace todo más interesante", comentó.

"En realidad, es su exesposa", lo corrigió Nolan con firmeza.