Las dimensiones de un amor
img img Las dimensiones de un amor img Capítulo 4 Redada
4
Capítulo 6 Novia img
Capítulo 7 Ascensor img
Capítulo 8 Parejas img
Capítulo 9 Departamento img
Capítulo 10 Sometida img
Capítulo 11 Casi un encuentro img
Capítulo 12 Ascenso img
Capítulo 13 Malos tratos img
Capítulo 14 Tatuajes img
Capítulo 15 Matrimonio concertado img
Capítulo 16 ¿Bodas img
Capítulo 17 Las mentiras crecen img
Capítulo 18 Despedidas de solteros img
Capítulo 19 Hacen el amor img
Capítulo 20 Sin despedirse img
Capítulo 21 Dudas img
Capítulo 22 Esa noche no se olvida img
Capítulo 23 Casamientos img
Capítulo 24 Desastre img
Capítulo 25 Salvada img
Capítulo 26 Se confirmó el embarazo img
Capítulo 27 Alejandro descubre todo img
Capítulo 28 Frente a frente img
Capítulo 29 Nunca hubo un embarazo img
Capítulo 30 Es un varón img
Capítulo 31 El divorcio de Alejandro img
Capítulo 32 Margarita Venegas img
Capítulo 33 Gabriel Alejandro img
Capítulo 34 ¿Camilo vuelve con Isabel img
Capítulo 35 Periodista img
Capítulo 36 Comodidad img
Capítulo 37 Terapia img
Capítulo 38 Profesional img
Capítulo 39 Hechizo img
Capítulo 40 Perplejos img
Capítulo 41 Olas de fuego img
Capítulo 42 Retenerla img
Capítulo 43 Recital img
Capítulo 44 ¡El beso! img
Capítulo 45 ¡Es ella! img
Capítulo 46 Mi jefa se llama Margarita img
Capítulo 47 ¿Jano Maca img
Capítulo 48 Golpes y abandono img
Capítulo 49 Rescatada img
Capítulo 50 Estrategias img
Capítulo 51 ¿Te parezco bella img
Capítulo 52 ¿Encontraste a Rebeca img
Capítulo 53 Estás en una misión img
Capítulo 54 Ataque img
Capítulo 55 Conclusiones img
Capítulo 56 Confesiones img
Capítulo 57 Amantes img
Capítulo 58 Tiempo dividido img
Capítulo 59 Siente celos img
Capítulo 60 Fórmula perfecta img
Capítulo 61 Cuñada img
Capítulo 62 Obligaciones img
Capítulo 63 Existe otra dimensión img
Capítulo 64 Detalles img
Capítulo 65 La magia del amor img
Capítulo 66 Visita img
Capítulo 67 Cobarde img
Capítulo 68 Asalto img
Capítulo 69 Cebo img
Capítulo 70 Predeterminados img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Redada

El camión frenó frente a un estadio de fútbol ¿?

En ese momento se abrieron las puertas y comenzó a salir una batahola de gente.

Allí no hubo un partido de fútbol, hubo un recital de rock y a juzgar por la vestimenta, casi toda negra, de todos los jóvenes que salían empujándose unos a otros, era de música tipo Hard Rock.

Sus peinados eran raros, pero él entendía que la mayoría eran adolescentes.

Sus compañeros comenzaron a pedir identificaciones a los jóvenes que pasaban a su lado.

De pronto todo se descontrolo, hubo cánticos contra ellos, y hubo quién no aguantó esa especie de provocación, hubo muchas corridas y los militares parecían tener premio por quién cazaba la mayor cantidad de personas.

Dejó de ver a Germán, ninguno de los dos estaba para eso.

Nuestro psicólogo no iba a detener a nadie, menos por no tener documentos, porque se sabía que en los recitales de ese tipo, se lleva la mínima cantidad de cosas posibles, es que entre tanto salto, bailes y apretones, se perdía todo.

Caminó unos cuantos metros, para alejarse del centro de la

Las corridas seguían, había gente que se caía por correr, y Alejandro, vio con horror, como algunos de sus camaradas, golpeaban a los adolescentes que estaban completamente desarmados.

-Esta no es la misión para conocer a la dichosa mujer.

Pensó, sin poder hacer nada para salvar a las "víctimas" de tal abuso de autoridad militar.

Aunque eso se veía en todas partes, incluso en su propio mundo.

¿Ya había asumido que estaba en otra dimensión?

Fue cuando una joven adolescente, no tendría más allá de 17 o 18 años, por correr sin mirar, quizás muerta de miedo, se lo llevó por delante.

Alejandro, instintivamente, la atrapó en sus brazos, lo hizo para que no se cayera.

-¡Señor, no hice nada! ¡Déjeme ir, por favor!

El joven psicólogo olió el cabello de la joven, era una mezcla de aromas, olía a coco y vainilla, a humo de cigarrillo y a marih**a, posiblemente se le había pegado dentro del recital.

Sin embargo no pudo evitar preguntar, aún sin soltarla.

-¿Te drogás?

Su tono fue grave, pero no la quiso acusar.

-Yo... no... no lo hago.

Alejandro negó con la cabeza, porque se dio cuenta de la mentira de ella.

-Sos muy joven para drogarte.

-¡No me drogo!

Insistió, haciendo un puchero y con los ojos llenos de lágrimas.

Los tenía bastante colorados.

-Linda, la marih**a termina siendo un vicio que no te lleva a ningún lado.

-¡No hice nada!

-¡No te acusé de nada!

Dijo perdiendo la paciencia, eso era muy raro en él, ya que como psicólogo aprendió a controlarse, para manejar, los sentimientos de sus pacientes.

En ese instante, pasaban cerca suyo dos de los uniformados que estaban con él en el camión.

La intención de Alejandro, era dejarla ir, porque él también sabía que ella no había hecho absolutamente nada, a lo sumo le debe haber dado un par de pitadas a uno de esos "cigarrillos" y si la detenía, eran muchos los problemas que le traería a esta adolescente.

-Tengo que registrarte.

Le dijo cuando sus dos compañeros pasaron a su lado.

-Señor...

La chica seguía conteniendo sus lágrimas.

-¡Contra la pared!

Ordenó con voz alta y firme, viendo que la mayoría de los colegas estaba diciendo eso.

Comenzó a palparla, con cuidado para no acosarla, pero al sentir la estrechez de su cuerpo, Alejandro sintió un fuerte sacudón y posó sus manos en la pequeña cintura de la chica.

Un incontrolable deseo de besarla, se adueñó de él.

Sus manos subieron por el costado del cuerpo de la chica, hasta chocarse con sus pechos.

Me desconozco, esta mujer me está volviendo loco y es casi una criatura... Hace bastante que no tengo sexo y a eso se le suman todas las presiones de esta misión.

Es una excusa...

Seguía pensando Alejandro.

Lo cierto es que se veía a sí mismo descontrolado y sin voluntad para alejar sus manos de la adolescente que en principio lo miraba aterrado y en ese momento, parecía retarlo a que la besara.

Alejandro estaba tratando de encontrarle sentido a lo que le estaba sucediendo.

No pensó que eso podía ser una señal...

Sin ánimo de hacer uso de su voluntad, sus manos siguieron su camino y se encontró estrujando el pecho de esa muchacha, con ansias desconocidas.

Siguiendo con su incoherencia, asaltó los labios de la desconocida y con hambre, le buscó hasta el último hueco de su deliciosa boca.

Tardó unos cuantos minutos en dejar de besarla.

Estaba encendido como nunca antes lo había estado en su vida.

Se separó de la joven, porque se dio cuenta de que no estaba allí para divertirse, no para pasar un momento más que agradable con ella.

No era una conquista, ni siquiera una amiga.

-Perdón.

Murmuró mirándola a los ojos, fue cuando se dio cuenta de lo atrayente de su mirada, del paraíso que le parecía el color de sus ojos.

-¿Perdón?

Murmuró ella.

-Te lo pido de verdad.

-Sí, claro.

Le contestó con sarcasmo.

-¿Cómo te llamás?

Ella lo pensó por un momento antes de decir su nombre, primero barajó la posibilidad de dar un nombre falso, esa idea la descartó, porque si llegaban a averiguar su verdadera identidad, sus problemas iban a ser mayores.

-Rebeca.

Susurró.

Al hacerlo, sus alientos se confundieron nuevamente y Alejandro volvió a besarla, disfrutando de la miel de esos deliciosos labios.

-Nena...

Le dijo en un gemido, mientras sus manos no podían alejarse del cuerpo de Rebeca.

La diferencia es que ella, en esta ocasión, sí le devolvió el beso.

A Alejandro le hervía la sangre que corría por sus venas.

Él no supo cuánto tiempo estuvo besándola, se separó cuando alguien tocó su hombre.

-Terminamos.

Le indicó uno de sus compañeros.

-¿La llevás?

Le preguntó refiriéndose a que iba a hacer con Rebeca.

Él la miró, pero sin dudas le contestó a su par.

-No, no, dejala ir.

El otro soldado se adelantó unos pasos y Alejandro aprovechó para preguntarle su apellido.

Ella, sin contestarle, se alejó corriendo.

Nuestro psicólogo emparejó sus pasos con el otro soldado.

-Me gusta tu estilo, es una belleza esa mocosa.

Por un momento se sintió avergonzado por su actitud, pero lo disimuló.

-Gracias, sí, era bonita.

Dijo con cierta indiferencia.

Subieron al camión y dando por cumplida esa tarea, a la que Alejandro no le encontró sentido, se retiraron del lugar.

Más tarde se enteró que lograron dar con dos distribuidores de droga, bastantes importantes.

Tal vez esa era la misión, pero él al no estar enterado, pretendió mantenerse al margen, hasta que se cruzó con esa belleza de mujer.

Tampoco quiso hacer abuso de poder, pero no estaba arrepentido de haber saboreado esos labios de miel.

Pasaron unos días y Alejandro seguía recordando a Rebeca, pero sin pensar en que esa atracción fue un shock imposible de detener, siguió adelante con su nueva vida.

Adaptándose a sus nuevas tareas y compartiendo la mayoría de sus actividades con Germán.

Por su parte, Rebeca, entró a su hogar con mucho sigilo.

Abrió con cuidado la puerta de la calle y al no ver a nadie, respiró con tranquilidad.

Distinta fue la situación cuando abrió la puerta de su dormitorio.

-Te estaba esperando.

Le dijo su hermana Alicia, se asustó por un momento, pero en el fondo sabía que con la única persona con la que contaba, era precisamente, Alicia.

-No voy a acusarte, pero sabés las consecuencias si te descubren.

-Solamente fui a un recital de rock.

-Guardá tu rebeldía para usarla en momentos más comprometidos.

La adolescente pensó que todos sus momentos eran comprometidos.

Siempre sintió que salvo Alicia, los demás integrantes de su familia, la odiaban y nunca supo porqué...

Hasta qué, por casualidad, se enteró del porqué de tanto odio y desprecio.

Sin querer escuchó una conversación, que le aclaró todas sus dudas.

Flash Back

-¿Podés creer? Se peleó con ese novio que tenía, que es lo único bueno que hizo en su vida.

Escuchó la voz de su madre y supo que se refería a ella.

-Es verdad, al menos hubiésemos sacado algo de provecho si se casaban.

Contestó su Aldana, a Rebeca no le asombraron las palabras de ninguna de las dos.

-Te juro que repaso mil veces la situación y siento que alguien nos traicionó.

Rebeca comenzó a prestar atención, porque no sabía de qué estaba hablando su madre.

-Fue fácil en el momento, porque ella tomó la mano de Alicia.

-¿Nos habremos equivocado de niña?

¿Equivocarse de niña? ¿De qué estaba hablando su madre?

-Oliver desapareció, no cobramos los servicios y nos quedamos con el clavo que es Rebeca.

Un frío espantoso recorrió la espalda de Rebeca.

¿La habían raptado?

¿Ellas no eran su familia?

¿Por eso tanto odio?

-¿Pensás que mataron a Oliver porque nosotras extrajimos a una niña equivocada?

Esa palabra llamó la atención de Rebeca, pero estaba seguro que la usaron como sinónimo de rapto.

-No sé qué pensar, pero nos jugamos en ese momento, porque no sabíamos si íbamos a poder volver, no cobramos nada y nos quedamos con el clavo.

Se dirigían a ella como un clavo.

Comprendió todo el desprecio y la falta de amor.

-Y encima desperdicia la oportunidad de escalar socialmente.

-Esa es la influencia de la estúpida de Alicia, que cree en la dignidad y la estupidez del amor ¡Cómo si existiera el amor y la dignidad sin dinero!

Las palabras de su "hermana mayor" a esta altura, las esperaba.

Rebeca pensó que en algún lado tenía una familia de verdad, que la debe haber llorado toda la vida, la angustia, el resentimiento y sobre todo, un dolor muy fuerte, se apoderó de su alma.

Fin del Flash Back.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022