La novia sustituta despertó convertida en una heroína de leyenda
img img La novia sustituta despertó convertida en una heroína de leyenda img Capítulo 1 Un trato amargo
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Capítulo 7 Una oferta asquerosa img
Capítulo 8 ¿Realmente importa quién es el padre img
Capítulo 9 Kolton fue violado img
Capítulo 10 Casa de Subastas Grandview img
Capítulo 11 Las redes estallaron de indignación img
Capítulo 12 Gente que se mete en asuntos ajenos img
Capítulo 13 Una sacudida en la opinión pública img
Capítulo 14 El plan completo se había derrumbado sobre sí mismo img
Capítulo 15 Farmacéutica Starshine img
Capítulo 16 El legendario hacker, Q img
Capítulo 17 La puerta cerrada img
Capítulo 18 ¿Una fiesta de bienvenida img
Capítulo 19 ¿Un beso sería cruzar la línea img
Capítulo 20 Della Lloyd img
Capítulo 21 Solo quiero que Isla haga el ridículo img
Capítulo 22 Infiltración en la Torre Sky img
Capítulo 23 Lanzamiento de producto img
Capítulo 24 ¿Quién eres img
Capítulo 25 Disfraz img
Capítulo 26 Juego de sombras img
Capítulo 27 Bien merecido img
Capítulo 28 Un beso fingido img
Capítulo 29 No tenía malas intenciones img
Capítulo 30 Comentarios al pasar img
Capítulo 31 Falsa generosidad img
Capítulo 32 ¡Tú eres tan malagradecida! img
Capítulo 33 Hoy no es algo que olvidaré img
Capítulo 34 Qué casualidad img
Capítulo 35 Malentendidos img
Capítulo 36 Emilia Carter img
Capítulo 37 Tú considéralo un regalo img
Capítulo 38 Stan Frederick img
Capítulo 39 La maestra de mi maestro img
Capítulo 40 El veredicto img
Capítulo 41 Un giro inesperado img
Capítulo 42 Primer Encuentro img
Capítulo 43 La única opción img
Capítulo 44 ¿Demasiado tarde img
Capítulo 45 Tal vez no sobreviva img
Capítulo 46 La sanadora milagrosa img
Capítulo 47 Podía usarla img
Capítulo 48 ¡Deja de difamarla! img
Capítulo 49 Una mentira al descubierto img
Capítulo 50 ¿Dónde está Stan ahora img
Capítulo 51 El primo de Theodore img
Capítulo 52 Alfredo Castillo img
Capítulo 53 Incidente inesperado img
Capítulo 54 Tú estás equivocada img
Capítulo 55 ¿Cómo pudiste saber cuál era el hospital más cercano img
Capítulo 56 Una pulla inesperada img
Capítulo 57 ¿Cómo va la misión img
Capítulo 58 Cocinando img
Capítulo 59 El Pasado img
Capítulo 60 Le dio una patada a Kolton img
Capítulo 61 Llevando a Alfredo a ver a Theodore img
Capítulo 62 ¡¿Quién está aquí ! img
Capítulo 63 Vitae Reflux img
Capítulo 64 Averiguando cómo despertar a Theodore img
Capítulo 65 El incendio img
Capítulo 66 Hemorroides img
Capítulo 67 Qué casualidad encontrarte aquí img
Capítulo 68 Le debes una disculpa img
Capítulo 69 La confrontación img
Capítulo 70 Marvin Olson img
Capítulo 71 No lo pierdas de vista img
Capítulo 72 La noche de la subasta img
Capítulo 73 El primer artículo de la subasta img
Capítulo 74 Regalo de cumpleaños img
Capítulo 75 El plan de Emilia img
Capítulo 76 Polvo Calmante img
Capítulo 77 La voz de Ian img
Capítulo 78 Negociar está bien img
Capítulo 79 Una costumbre especial img
Capítulo 80 La escena no era nada menos que surrealista img
Capítulo 81 Rodeada por un grupo de acompañantes masculinos img
Capítulo 82 Perseguir hombres no es mi estilo img
Capítulo 83 Lo encontró img
Capítulo 84 La penalización img
Capítulo 85 La oración del pavo real img
Capítulo 86 Stan apareció img
Capítulo 87 La súplica de Stan img
Capítulo 88 Bomba de relojería img
Capítulo 89 Solo tres segundos img
Capítulo 90 Herido de gravedad img
Capítulo 91 Un milagro img
Capítulo 92 En Cirugía img
Capítulo 93 Saldrá de esta img
Capítulo 94 La preocupación de una madre img
Capítulo 95 La tía abuela Allyson img
Capítulo 96 La sombra de los Garrett img
Capítulo 97 ¿Cómo conseguiste mi número img
Capítulo 98 ¡Apártate! img
Capítulo 99 ¿Novia img
Capítulo 100 El despertar img
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La novia sustituta despertó convertida en una heroína de leyenda

Livia
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Capítulo 1 Un trato amargo

"¡Si valoras la vida de tu madre, Isla, te casarás con Theodore y harás lo que te digan!".

Isla Wright clavó la mirada en la pantalla de su celular, sintiendo la rabia hervir al ver a su padre, Archie Wright, sonreír de esa manera exasperante que lo caracterizaba.

En la videollamada, su madre, Skylar Palmer, yacía indefensa. Le habían arrancado el tubo de oxígeno y todas las máquinas que podrían haberla salvado estaban apagadas. El monitor cardíaco a su lado chillaba una línea plana y mortal. Junto a la cama, Archie permanecía impasible, con el rostro impasible por la fría indiferencia. No le importaba en absoluto.

Ni siquiera podía considerarse asesinato.

Isla apretó el celular con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos, luchando contra el impulso de lanzarlo contra la pared. En su mente, planeaba una docena de formas de hacer pagar a Archie.

"¡Lo haré! Me casaré con él", respondió Isla, con cada palabra temblando de rabia. "¡Pero si mi madre sale herida, jamás verás un centavo de mí!".

Theodore Harris, miembro de la familia más rica de Asophia, no había despertado desde que sufrió un accidente automovilístico. La familia Harris había prometido mil millones de dólares a la mujer que pudiera darles un heredero.

Archie tenía los ojos llenos de dólares. Ni loco enviaría a su hija predilecta, Leah Wright, a semejante calvario. En su lugar, no dudó en usar a su propia madre como carnada, sacándola de la cama del hospital para forzarla a aceptar el trato.

Ese era el tipo de padre que tenía.

Y para hurgar más en la herida, Leah decidió que ambas se casarían el mismo día. Quería verla humillada.

Mientras Leah se casaba con Aaron Carter, el rompecorazones y el niño de oro de Asophia, Isla estaba prometida a un hombre que yacía en silencio, atrapado en su propio cuerpo.

Risas y música brotaban de la celebración de su hermana. Sus damas de honor y el cortejo la rodeaban mientras Aaron se la llevaba en una limusina reluciente. Todos los seguían con la mirada, cargados de envidia ante su felicidad de cuento de hadas.

Mientras tanto, Isla esperaba sola en la acera, frente a la casa de los Wright. No había multitudes para ella, solo un mayordomo de rostro solemne y un chofer de la Mansión Harris que la aguardaban.

Desde la ventanilla de la limusina, Leah cruzó una mirada con ella y le dedicó un saludo burlón, con los labios curvados en una sonrisa de suficiencia.

El momento la golpeó con fuerza, arrastrándola de vuelta a aquel día horrible en que la hija ilegítima de su padre y su amante aparecieron por primera vez, destrozando para siempre la familia que alguna vez tuvo.

La presión incesante llevó a su madre al límite, provocándole un derrame cerebral que la dejó parcialmente paralizada y conectada a un soporte vital.

Ambas intercambiaron una mirada cargada de odio. La de Isla era tan afilada como un puñal.

Se juró a sí misma que el matrimonio de su hermana con los Carter sería su perdición, mientras una fría determinación se apoderaba de ella.

Sin volver a mirarla, se deslizó en el asiento trasero del auto, tragándose la amargura. Durante el trayecto, el mayordomo de los Harris le expuso las condiciones con una claridad glacial. "Señorita Wright, tiene un plazo de tres meses", dijo. "O le da un hijo al señor Theodore Harris o lo despierta de su coma. Si lo logra, la familia Harris le ofrecerá una boda digna de la realeza y nadie pondrá en duda tu título de señora Harris".

Isla asintió en silencio, aunque su mente ya trabajaba a toda máquina, calculando sus opciones.

Los rumores corrían por toda la ciudad. Innumerables mujeres habían intentado conseguir los mil millones cuando la oferta se hizo pública, pero ninguna se había atrevido a permanecer más de tres meses.

Una tras otra, huían para salvar sus vidas. Algunas perdían la razón; otras, simplemente, desaparecían. Nadie se atrevía a tentar al destino por una fortuna que jamás podrían disfrutar.

Nadie, excepto Archie, quien había vendido a su propia hija por la oportunidad de ganar ese premio gordo.

Isla respiró hondo, cerró los ojos y se obligó a reprimir el dolor.

No tardaron en llegar a la Mansión Harris. Al cruzar el umbral, sintió que el peso de tanta opulencia amenazaba con aplastarla.

El silencio reinaba en los amplios pasillos. El mayordomo la guio por la gran escalera. Justo cuando ella abría la boca para hablar, una figura despreciable se interpuso en su camino. Se acercó tanto que su brazo casi le rodeó la cintura.

"Algunos nacen con estrella", dijo Kolton Harris con una voz empalagosa. "Theodore está en coma y, aun así, consigue a una belleza como tú".

Una de sus manos lascivas le rozó el costado, mientras su mirada lujuriosa la recorría sin disimulo.

La reputación de Kolton lo precedía. Era primo de Theodore y un playboy despiadado que había arruinado la vida de incontables jóvenes. Algunas terminaron muertas, otras mutiladas, pero todo se arreglaba con dinero. Era un completo miserable.

Con un destello malicioso en los ojos, dejó que sus dedos se cerraran alrededor de la pequeña bolsa de polvo que ocultaba en su manga, lista para lo que fuera.

Era el momento perfecto para poner a prueba el polvo irritante que había preparado.

Kolton percibió el brillo en su sonrisa y lo interpretó como una invitación. Ignorando las protestas del mayordomo, le agarró la camisa con audacia.

Un instante después, Kolton lanzó un grito agudo. "¡Zorra...!".

Nadie supo exactamente qué había pasado. Un momento antes se mostraba arrogante; al siguiente, se llevaba las manos a la cara, escupiendo maldiciones que se ahogaron al perder la voz. Ciego y mudo, se agitaba, convertido en un desastre patético.

A Isla se le escapó una risa silenciosa. El polvo había funcionado mejor de lo que esperaba.

Con una confianza renovada, pasó junto al hombre que se tambaleaba y se dirigió a su suite. Antes de entrar, se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa maliciosa. "Guárdate tu envidia. Nunca le llegarás ni a los talones a tu primo. No eres más que un patético".

La rabia desfiguró el rostro de Kolton. Se abalanzó hacia ella, decidido a vengarse.

Su orgullo no podía soportar la derrota, y menos a manos de ella. Vivir a la sombra de Theodore ya era suficiente humillación. Que lo llamara "patético" fue la gota que colmó el vaso.

Ágil como una gata, Isla se deslizó dentro de la suite y echó el cerrojo justo antes de que él pudiera alcanzarla.

Algunas personas simplemente nacieron para perder.

Su mirada recorrió la lujosa suite hasta detenerse en el centro de la habitación, donde se encontraba una cama enorme y suntuosa.

Tendido sobre las colchas, yacía un hombre imponente, con rasgos afilados y definidos, y su piel era casi translúcida por los meses sin ver el sol. Tenía labios carnosos, un cuerpo escultural y una mandíbula marcada que acapararía todas las miradas. Isla sintió que sus rodillas flaqueaban.

La sospecha se apoderó de ella mientras observaba su pijama abierto, que revelaba unos músculos firmes.

¿Cómo era posible que un hombre que llevaba un año en coma siguiera pareciendo una escultura de mármol?

            
            

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