Capítulo 5 Malestares matutinos

La repentina aparición de Rodger y Jordy interrumpió la tensa discusión entre Julian e Yvonne.

El rostro de Julian cambió al instante, esbozando una cálida sonrisa mientras rodeaba a su esposa por los hombros con un brazo.

"Abuelo, Yvonne está molesta conmigo porque piensa que el regalo que elegí no es lo suficientemente impresionante", dijo con suavidad calculada.

Él la miró con una aguda y silenciosa advertencia.

Yvonne tuvo que seguir el juego a su actuación impecable. A su lado, se sintió como una novata torpe, apenas capaz de forzar una sonrisa tensa y un ligero asentimiento.

La carcajada sonora de Rodger llenó el lugar, y cuando sus ojos se posaron en Yvonne, brillaron con una calidez juguetona. "¿Qué más podría desear que verlos tan armoniosos? Pero si de verdad quieren darme el mejor regalo, entonces denme pronto un bisnieto sano".

Involuntariamente, Yvonne se llevó la mano al vientre. Bajó la mirada y una sombra de tristeza la envolvió.

Llevaba a ese niño en su vientre, pero en el fondo dudaba que Julian quisiera que existiera.

Al notar el cambio en su expresión, Julian intervino de inmediato, ansioso por desviar el tema. "No nos quedemos aquí. Nos deben estar esperando adentro".

El grupo se dirigió a la suntuosa sala de estar, donde los más jóvenes de la familia Powell ya se habían reunido.

Apenas entraron, Nadine Powell, la tía de Julian, se acercó con una cálida sonrisa, tomó la mano de Yvonne y la observó con preocupación. "¿Cómo te has sentido, querida? Estás más delgada que antes. ¿Te ha cuidado bien Julian?".

"¿Tía Nadine, cómo podría descuidarla?", respondió Julian, fingiendo indignación y rodeándola con un brazo por la cintura.

Aunque Yvonne sabía que todo era una farsa, sintió un leve aleteo en el pecho. Levantó la cabeza justo cuando él bajaba la suya, y lo miró. Por un brevísimo instante, algo más suave pareció asomarse en los ojos de Julian.

En ese momento, una voz delicada se escuchó desde la entrada. "Julian".

Todas las miradas se volvieron hacia la entrada, revelando a Rita de pie tímidamente detrás de Sharon Powell, la madre de Julian.

El ambiente se volvió tenso de inmediato. La alegre charla se convirtió en un silencio incómodo.

La expresión de Rodger se endureció, entrecerrando los ojos hacia Sharon, y su voz resonó por toda la sala: "Esta es una reunión familiar. ¿Por qué trajiste a una extraña?".

Sorprendida, Sharon se sonrojó de vergüenza. "Solo me encontré con Rita en una clase de yoga. Dijo que quería felicitarte por tu cumpleaños...".

Rodger la interrumpió con una mirada fulminante. "No necesito los saludos vacíos de una mujer superficial como ella, que solo persigue la riqueza. ¿Acaso han olvidado la desgracia que nos causó?".

Nadie se atrevió a responder. Los Powell intercambiaron miradas cómplices en silencio. Solo Yvonne permaneció desconcertada, con la mente a mil.

¿Qué desgracia? ¿Qué había pasado en aquel entonces? ¿No había sido Rodger quien había empujado a Julian a casarse con ella en primer lugar?

Los ojos de Sharon se desviaron brevemente hacia Yvonne, pero rápidamente se apartaron. Su tono se suavizó al decir: "Hubo un malentendido antes. Además, Rita no vino solo a felicitarlo. Es amiga cercana del doctor Jarrod Carter, el renombrado cirujano cardíaco. Su equipo ha estado desarrollando un nuevo medicamento que podría aliviar su afección cardíaca crónica".

Ante esas palabras, las expresiones de Nadine y Jordy cambiaron al instante. Su frío desdén se convirtió en una ansiosa expectación, mientras sus miradas se fijaban en Rita. Incluso el gesto reservado de Julian vaciló; la sorpresa brilló en sus ojos al mirarla.

El corazón debilitado de Rodger había sido durante mucho tiempo una pesada carga para la familia, una sombra que ningún médico había logrado levantar. La edad no hacía más que empeorar la enfermedad, robándole las fuerzas y dejando a los Powell ansiosos con el paso de los años.

Para ellos, la promesa de un nuevo medicamento especializado era más valiosa que el oro. Si realmente existía, pagarían cualquier precio por asegurarlo.

Al instante, la familia rodeó a Rita, con la esperanza brillando en sus ojos.

Julian dio un paso adelante, su voz urgente. "Rita, ¿cómo conoces al doctor Carter? ¿Puede este medicamento especializado funcionar realmente para mi abuelo?".

Rodeada por la multitud, Rita esbozó una sonrisa tímida y respondió con voz suave, lo que solo profundizó la sensación de Yvonne de estar sola y apartada de todos los demás.

Se mordió el labio mientras los observaba. Para Yvonne, parecía que Rita era quien realmente pertenecía a ese lugar, mientras que su propio lugar en la familia Powell existía solo porque llevaba el título de esposa de Julian.

La idea la atormentaba. Si alguna vez descubrían que Rita estaba esperando un hijo de Julian, estaba segura de que la familia acogería a Rita mucho más que a ella.

Rodger, sin embargo, no se dejó influir por hablar de medicinas ni por promesas de curas. Al contrario, su expresión se oscureció y golpeó el reposabrazos de su silla de ruedas con un fuerte golpe para silenciar la sala.

Fijando a Rita con una mirada severa, preguntó: "Basta, ¿cuál es tu verdadera razón para volver esta vez?".

La mujer se estremeció ante sus palabras, agarrándose a la manga de Julian mientras las lágrimas asomaban a sus ojos. "Solo quería ver a Julian de nuevo. No tengo otros motivos...".

Julian le puso una mano en el hombro, y su voz se suavizó mientras se inclinaba para consolarla.

La escena hizo que a Yvonne se le revolviera el estómago. Se tapó la boca con una mano y salió corriendo de la habitación hacia el baño, luchando por contener el vómito.

La familia Powell se sorprendió, y Nadine se inclinó para susurrar suavemente: "Parece que la condición de Yvonne es la de un embarazo temprano, con esos síntomas de náuseas matutinas".

Julian entrecerró los ojos de inmediato, con una expresión impenetrable, mientras una tormenta de pensamientos cruzaba por su mente.