Capítulo 6 Confirmación

Yvonne se sentía débil después de vomitar. Sus rodillas seguían temblando mientras levantaba la vista hacia el espejo. El rostro pálido y agotado que le devolvía la mirada le oprimió el pecho. Con un suspiro profundo, se echó agua fría en la cara y se aplicó una capa de maquillaje para disimular el cansancio antes de salir.

Lo que menos esperaba era encontrar a Julian esperándola en la puerta. Estaba recostado contra la pared con una elegancia perezosa, con los brazos cruzados, como si hubiera estado allí todo el tiempo. Un nudo de inquietud se le apretó en el pecho.

Antes de que pudiera decidir qué decir, él le ofreció un pañuelo limpio, cuyo tenue aroma sorprendentemente fresco la tomó por sorpresa.

Sorprendida, lo aceptó con vacilación. "Gracias".

Los ojos de Julian, oscuros e indescifrables, se clavaron en ella. "¿Estás enferma? Oí que también tuviste náuseas durante la fiesta de ayer. Ya he concertado una cita para que vayas al médico esta tarde".

Yvonne contuvo la respiración por instinto. Quiso negarse, pero su tono no dejaba lugar a elección: no era una sugerencia, sino una orden.

Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se alejó, dejándola clavada en el sitio, con la mente dando vueltas.

Ahora no era el momento adecuado para revelar su embarazo. Rita ya esperaba un hijo de Julian y, con el afecto de la familia inclinado hacia esa mujer, estaba segura de que él elegiría a Rita en lugar de a ella.

Sumida en una neblina de preocupación, Yvonne salió del baño y deambuló por el pasillo. Ralentizó el paso al escuchar las voces de Jordy y Sharon que provenían del estudio. La tensión que flotaba en el aire era tan palpable que la detuvo en seco.

No tenía intención de escuchar a escondidas, pero la frustración de Jordy resonaba en el pasillo y era imposible de ignorar.

"¿Por qué tenías que traer a Rita justo hoy? ¿Acaso quieres humillar a Yvonne a propósito?", preguntó Jordy.

La voz de Sharon sonaba frágil, con la voz quebrada. "¿De verdad crees que yo quería esto? Rita me confesó que... está esperando un bebé".

El silencio que siguió fue pesado. Cuando Jordy finalmente habló, su incredulidad era palpable: "¿Acaso el padre es Julian?".

La voz de Sharon se convirtió en un susurro, pero cada palabra estaba cargada de certeza. "Julian la llevó al hospital hace solo unos días. Si el bebé no fuera suyo, ¿por qué se tomaría tantas molestias?".

Un suspiro de resignación escapó de los labios de Jordy. "Jamás imaginé que Julian y Rita volverían a cruzar sus caminos, y mucho menos que se reconciliarían. Y pobre Yvonne... siento lástima por ella".

La respuesta de Sharon fue inmediata y firme: "Nos guste o no, Rita lleva el hijo de Julian. A él nunca le ha importado Yvonne, y dudo que quiera tener un hijo con ella. Tenemos que proteger a ese bebé".

El tono de Jordy se endureció, sin dejar lugar a discusión. "Yvonne no puede enterarse. Si lo descubre ahora, solo será una humillación mayor para ella".

Lo que ninguno de los dos sabía era que Yvonne ya lo había escuchado todo.

Paralizada junto a la puerta del estudio, sintió que el corazón se le hundía en el pecho al confirmar que Rita realmente esperaba un hijo de Julian.

Aterrada de que la descubrieran, se secó las lágrimas y huyó por el pasillo, con el pecho oprimido por la angustia.

Cuando logró recomponerse y regresó a la sala, Jordy y Sharon ya estaban allí. Las conversaciones cesaron de golpe y todas las miradas se clavaron en ella. El aire se volvió denso, cargado de una incomodidad palpable.

El rostro de Rodger se contrajo en un gesto de preocupación mientras le preguntaba con suavidad: "Yvonne, no te ves bien. ¿Quieres que llame a mi médico para que te revise?".

Ella negó rápidamente con la cabeza. "No es necesario, Rodger. Es solo un ligero malestar estomacal por el cambio de clima".

Cerca de allí, Rita la observaba con una mirada afilada. Una sonrisa fugaz y fría apareció en sus labios. Ya había investigado y conocía la verdad: Yvonne estaba embarazada. Era una noticia que, juró, la familia Powell jamás descubriría.

Su regreso tenía un único objetivo: tomar el lugar de Yvonne y convertirse en la esposa de Julian, costara lo que costara.

Con Yvonne ocultando su embarazo, ella no sería tan tonta como para no aprovechar esa oportunidad.

Con ese plan en mente, sacó de su bolso un pequeño frasco de pastillas y se acercó a Yvonne, adoptando un aire de suave preocupación. Le dijo con una dulzura calculada: "Yvonne, deberías probar esto si te sientes mal. Lo desarrolló el equipo del doctor Carter. Yo solía tener problemas de estómago, pero desde que empecé a tomarlo, apenas he sentido malestar".

Sharon esbozó una sonrisa mientras añadía con calidez: "Si es del equipo del doctor Carter, entonces debe ser confiable".

Los ojos de Rita se abrieron con fingida inocencia, pero su voz tenía un matiz sutil. "Solo tiene una contraindicación: no es seguro para embarazadas. Podría provocar un aborto. Pero, por supuesto, tú puedes tomarla sin problema, Yvonne... no estás embarazada, ¿verdad?".

Un denso silencio se apoderó de la sala mientras todas las miradas se clavaban en Yvonne. Con una sola frase, Rita la había acorralado por completo.

Fuera de la vista de los demás, Yvonne apretó los dedos en la palma de la mano, pero en su rostro se dibujó una sonrisa serena al aceptar el frasco. "Gracias, Rita. La tomaré más tarde".

La aludida insistió, diciendo: "No deberías esperar, tómala ahora para que te sientas mejor de inmediato. Deja que te traiga un poco de agua". Se apresuró a servir un vaso y lo colocó frente a Yvonne con un cuidado exagerado.

Para los demás, los gestos de Rita eran un acto de pura bondad. Para Yvonne, sin embargo, los ojos de Rita contaban otra historia: afilados por el desafío, brillando con malicia.

Yvonne entrecerró ligeramente los ojos, aunque sus labios se curvaron hacia arriba. "Está bien, entonces. La tomaré ahora".

Bajo la atenta mirada de todos, sacó una pastilla y se la llevó a la boca.