Capítulo 5 Apenas califican como familia

"Madelyn, ¿de verdad le estás dando la espalda a tu propia sangre?". La voz de Nate rezumaba incredulidad.

Madelyn respondió con frialdad: "Quienes me ven como una simple pieza de ajedrez y me acusan sin fundamento con tanta arrogancia, no pueden ser considerados mi familia". Sus palabras indiferentes fueron como una estocada silenciosa.

Nate palideció, y su mirada se volvió penetrante. "¿Cómo te atreves a menospreciar a tu propia familia? Te hemos dado todos los privilegios de la alta sociedad. ¿Qué más podrías desear?".

Madelyn sonrió con desdén. "Lo que tú valoras no es necesariamente lo que otros aprecian. Y en cuanto a la supuesta alta sociedad de ustedes...".

Su risa se apagó, pero el desprecio en su tono lo decía todo.

La rabia se apoderó de Nate, y levantó la mano como si fuera a golpearla, pero se contuvo al recordar que estaban en un lugar público. En cambio, la empujó con fuerza en el hombro.

"¿Así nos pagas todo lo que hemos hecho por ti? Si tienes tantas ganas de cortar lazos, piénsalo dos veces. Haré que papá congele tus cuentas. Ya veremos hasta dónde te lleva ese orgullo tuyo".

Sin mirar atrás, Nate se fue furioso.

Para él, Madelyn nunca podría compararse con Rebeca. Si elegía la ingratitud, la dejaría probar lo que era vivir sin el respaldo de los Clark.

Madelyn trastabilló por el empujón, casi chocando contra el borde de una mesa. Daniel, rápido para actuar, la sujetó con una mano suave para que no cayera.

"Gracias", dijo Madelyn, con una cálida sonrisa mientras recuperaba el equilibrio.

Sin que ellos lo supieran, al otro lado de la calle, una cámara hacía clic furiosamente, capturando cada uno de sus movimientos.

"¿Estás bien?", preguntó Daniel con voz cargada de preocupación, aunque rápidamente la enmascaró con resolución. "Únete a nuestro equipo y, cuando tengas éxito en tu carrera, nadie volverá a atreverse a ponerte un dedo encima".

La sonrisa de Madelyn se ensanchó, conmovida por la rara calidez del cuidado genuino. "Estaré bien. Me dejarán en paz muy pronto".

Daniel frunció el ceño. "Cuando supimos que habías vuelto a la Familia Clark, pensamos que habías encontrado por fin una buena vida. ¿Quién podría haber imaginado que te tratarían tan mal?". Su indignación estalló. "No te preocupes. El profesor Howard consiguió fondos suficientes para la seguridad del equipo. Incluso podríamos asignarte un guardaespaldas para que no vuelvas a correr peligro".

Ansioso por aliviar las preocupaciones de Madelyn, añadió: "Lo que tengas en mente, solo dilo. Si te unes a nosotros, yo me encargaré de cualquier obstáculo en tu camino. Estamos lidiando con desafíos que solo tú puedes resolver".

"Muy bien", respondió ella, con su sonrisa inquebrantable, mientras abría su iPad para revisar los proyectos del equipo. "Por ahora, mi única tarea es conseguir el divorcio. Eso es todo lo que importa".

Madelyn llegó al juzgado temprano a la mañana siguiente.

Al salir de su auto, vio el vehículo de Jason ya estacionado.

Una diversión irónica y burlona brilló en su interior. No había previsto tanta impaciencia de su parte. Claramente, él estaba tan ansioso como ella por romper sus lazos.

Cuando Madelyn se acercó, Jason abrió de golpe la puerta de su elegante Maybach. Sus movimientos bruscos, con una ira apenas disimulada.

Cerrando la distancia con pasos decididos, fijó a Madelyn con una mirada de acero. "Más vale que tengas una buena razón para esto", espetó él, arrojando un montón de fotografías a sus pies.

Las fotos cayeron al suelo, y Madelyn agarró rápidamente una. Reconoció la escena al instante: era del café del día anterior.

Había sido empujada por Nate, y fue Daniel quien la había sujetado justo a tiempo, impidiendo que se cayera.

La fotografía, sin embargo, estaba astutamente encuadrada. Capturaba el instante en que la mano de Daniel se posaba en el hombro de Madelyn, con el rostro inclinado hacia arriba en señal de gratitud. Su cercanía daba un aire de intimidad que desmentía la verdad.

"No es de extrañar que tengas tanta prisa por divorciarte", espetó Jason, con la voz cargada de veneno. "¿Ya has encontrado a tu próximo pretendiente, verdad?".

Un sarcasmo tan mordaz era raro en él, y aunque Madelyn sintió una punzada por sus palabras, se negó a dejar que la afectara.