Entre tú y mi esposa
img img Entre tú y mi esposa img Capítulo 1 La cálida bienvenida de Catalina
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Capítulo 6 Catalina y Valentina img
Capítulo 7 El Primer Enfrentamiento img
Capítulo 8 Tensiones en el Matrimonio img
Capítulo 9 Noche de Recuerdos img
Capítulo 10 Confusión de Martín img
Capítulo 11 Catalina Sospecha img
Capítulo 12 Los Celos Comienzan img
Capítulo 13 Un Regalo Inesperado img
Capítulo 14 Catalina Confronta a Martín img
Capítulo 15 Martín Niega img
Capítulo 16 Confusión y Atracción img
Capítulo 17 Catalina Busca Respuestas img
Capítulo 18 La Relación Profesional img
Capítulo 19 Un Momento de Vulnerabilidad img
Capítulo 20 Catalina Descubre la Verdad img
Capítulo 21 Catalina Confronta a Valentina img
Capítulo 22 Reacciones de Valentina img
Capítulo 23 Crisis Emocional img
Capítulo 24 El Dilema de Martín img
Capítulo 25 Catalina Pide Espacio img
Capítulo 26 Martín Se Aleja img
Capítulo 27 Catalina Busca Consejo img
Capítulo 28 La Intervención de Valentina img
Capítulo 29 Catalina Pide la Verdad img
Capítulo 30 Martín Confiesa img
Capítulo 31 Catalina Toma una Decisión img
Capítulo 32 Un Encuentro Privado img
Capítulo 33 La Tentación de Valentina img
Capítulo 34 Catalina en Crisis img
Capítulo 35 Reencuentro con el Pasado img
Capítulo 36 Catalina se Enfrenta a Martín img
Capítulo 37 Martín Busca una Solución img
Capítulo 38 La Presión Empresarial img
Capítulo 39 Valentina Presiona img
Capítulo 40 La Decisión de Martín img
Capítulo 41 Catalina y Martín en Crisis img
Capítulo 42 Martín Lucha por su Matrimonio img
Capítulo 43 Valentina se Aleja img
Capítulo 44 La Reconciliación Difícil img
Capítulo 45 El Perdón de Catalina img
Capítulo 46 El Nuevo Equilibrio img
Capítulo 47 El Regreso de Valentina img
Capítulo 48 Martín Rechaza a Valentina img
Capítulo 49 Catalina Muestra su Fortaleza img
Capítulo 50 Valentina Acepta la Decisión img
Capítulo 51 La Nueva Oportunidad img
Capítulo 52 Vuelven a Confiar img
Capítulo 53 La Paz en la Empresa img
Capítulo 54 Catalina y Martín Renuevan su Amor img
Capítulo 55 Valentina Encuentra Su Camino img
Capítulo 56 La Lección de Amor img
Capítulo 57 Nueva Estabilidad img
Capítulo 58 El Reencuentro Final img
Capítulo 59 Catalina Acepta el Pasado img
Capítulo 60 Martín se Compromete Completamente img
Capítulo 61 Los Primeros Frutos del Cambio img
Capítulo 62 La Boda Renovada img
Capítulo 63 Desafíos en la Empresa img
Capítulo 64 Catalina en el Poder img
Capítulo 65 El Regreso de un Viejo Enemigo img
Capítulo 66 Pruebas de Confianza img
Capítulo 67 Un Bebé en Camino img
Capítulo 68 Martín se Redime Completamente img
Capítulo 69 Un Giro Inesperado img
Capítulo 70 Catalina se Convierte en Líder img
Capítulo 71 Los Fantasmas del Pasado img
Capítulo 72 El Vínculo de Confianza Se Fortalece img
Capítulo 73 La Llegada del Bebé img
Capítulo 74 Una Nueva Amenaza img
Capítulo 75 Un Antiguo Amor de Martín Aparece img
Capítulo 76 Catalina Pone Límites img
Capítulo 77 La Lección de Perdón img
Capítulo 78 Reconciliación Definitiva img
Capítulo 79 El Futuro Asegurado img
Capítulo 80 El Último Capítulo img
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Entre tú y mi esposa

S. Mejia
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Capítulo 1 La cálida bienvenida de Catalina

Martín Vidal estaba acostumbrado al sonido constante de su oficina, un eco sutil que emanaba de los teclados y las conversaciones murmuradas entre las paredes de vidrio. Su lugar en el centro de la ciudad era un santuario moderno, un refugio de cristal y acero que reflejaba no solo el poder de su imperio empresarial, sino también la estabilidad que había logrado construir a lo largo de los años. Desde su mesa en la planta más alta del edificio, podía ver la ciudad desplegarse ante él como un laberinto de caminos trazados, exactamente como su vida: ordenada, planificada, sin sorpresas.

Como CEO de Vidal Corp, una de las firmas más importantes en el sector de la tecnología y la innovación, Martín se había forjado un nombre no solo por su éxito, sino por su impecable habilidad para mantenerse ajeno a las complicaciones emocionales. Su rostro, siempre serio y enfocado, reflejaba una determinación que había sido clave para llegar donde estaba. Con treinta y ocho años, su vida era una máquina bien aceitada: su empresa, que manejaba con mano de hierro, funcionaba a la perfección, y su vida personal parecía ser el epítome del éxito moderno.

Había una visión casi irreal de la perfección que lo rodeaba, desde su oficina de lujo hasta su hogar, desde su vida profesional hasta su matrimonio con Catalina. A sus 33 años, Catalina era la mujer que él había elegido, y ella se había convertido en su compañera perfecta. Inteligente, carismática y cálida, Catalina era la persona que mantenía el equilibrio en la vida de Martín. Mientras él se sumergía en las interminables reuniones, negociaciones y decisiones empresariales, Catalina era el ancla que lo mantenía conectado con el mundo fuera de la vorágine empresarial.

Era imposible no admirar a Catalina. Con su melena castaña siempre perfectamente peinada y su sonrisa que iluminaba cualquier habitación, ella había encajado a la perfección en el mundo de Martín. En los primeros días de su relación, él había sido cauteloso, incluso desconfiado, pero con el tiempo se dio cuenta de que ella no solo era su esposa, sino también su amiga más cercana, su apoyo incondicional. Su vida juntos era tranquila, casi predecible, pero en una forma que le proporcionaba a Martín una comodidad que nunca había creído posible.

El reloj marcó las 9:00 AM y Martín echó un vistazo a su agenda del día. Una reunión con los accionistas, seguida de una conferencia telefónica con su equipo de expansión en Europa, luego una llamada de seguimiento con un posible inversor en Asia. Todo estaba bajo control. No había imprevistos, no había caos. Esa era la esencia de su vida: el control absoluto.

Su teléfono vibró suavemente sobre la mesa de vidrio, y Martín lo levantó sin apartar los ojos de la pantalla de su computadora. Era un mensaje de Catalina.

"Te espero en casa para cenar esta noche, ¿te va bien a las 8? No olvides que tenemos esa reunión con los nuevos clientes mañana."

Martín sonrió de forma involuntaria. Había algo reconfortante en la forma en que Catalina siempre estaba al tanto de los pequeños detalles de su vida, organizando su tiempo y el suyo. En las horas más oscuras de la jornada, siempre era ella quien lo llamaba para asegurarse de que comiera bien, de que descansara lo suficiente y, por supuesto, de que mantuviera el equilibrio. Ella, con su capacidad para suavizar las aristas de la vida de un hombre que vivía a un ritmo frenético, era su paz.

"Sí, a las 8. Estaré allí," respondió rápidamente, y volvió a su trabajo.

Mientras el día avanzaba, Martín se sumergió en la rutina que lo mantenía en pie. Reuniones tras reuniones, discusiones sobre estrategias de mercado, negociaciones de contratos, decisiones sobre personal clave. El flujo de trabajo nunca disminuía. Pero en medio de todo ello, algo se asomó, una sombra fugaz que no pudo identificar en ese momento, pero que estaba comenzando a formarse lentamente en su mente.

A las 2:00 PM, mientras estaba en una videollamada con uno de sus directores ejecutivos, un mensaje inesperado apareció en su teléfono. Era de Valentina, un nombre que no había visto en años.

"Martín, he vuelto a la ciudad. ¿Podemos vernos? Hay algo importante de lo que me gustaría hablar contigo."

Martín parpadeó, atónito. La última vez que había oído algo de Valentina había sido hacía más de diez años, cuando su relación había terminado de manera abrupta y dolorosa. Valentina había sido su primer amor verdadero, la mujer con la que había compartido una conexión profunda, un amor que había marcado su juventud. Pero también había sido una relación llena de complicaciones, de emociones intensas que no pudo manejar en su momento.

Habían sido inseparables en su juventud, compartiendo sueños, proyectos y una pasión que parecía indestructible. Pero, al final, las presiones de la vida, las expectativas familiares y su propia ambición lo habían llevado a tomar decisiones que terminaron alejándolos para siempre. Martín siempre había creído que había cerrado ese capítulo, que el amor por Valentina era parte del pasado, enterrado en el tiempo.

Sin embargo, al ver ese mensaje, una oleada de recuerdos lo golpeó de inmediato: las risas compartidas en las tardes de verano, los paseos por la ciudad, las largas conversaciones sobre el futuro. También recordó la forma en que las cosas habían terminado, con palabras no dichas y una ruptura que nunca había logrado entender completamente. Valentina se había ido sin explicación, sin advertencia, y nunca supo por qué. No había querido confrontarla en ese momento; su vida ya estaba tomando otro rumbo, y, en su mente, el amor por Valentina era algo del pasado, algo que no necesitaba resucitar.

Martín resopló, intentando dejar de lado la sensación incómoda que lo había invadido. "Solo es un mensaje," pensó. "No significa nada."

Pero aún así, el pensamiento de encontrarse con Valentina lo perturbaba de una manera que no esperaba. Era como si las piezas de su vida, tan perfectamente alineadas, comenzaran a tambalear en su lugar. ¿Por qué ahora? ¿Por qué después de tanto tiempo?

Decidió no responder inmediatamente. No quería que el mensaje interfiriera con su concentración en el trabajo. Pero sabía que, tarde o temprano, tendría que tomar una decisión. ¿Debería reunirse con ella? ¿Qué quería realmente Valentina de él?

La pregunta persistió durante todo el resto de la tarde, mientras Martín se dirigía a su próxima reunión. El sonido de la ciudad afuera de su oficina parecía más fuerte de lo habitual, y el peso de las decisiones que tenía por delante se sentía un poco más pesado.

A las 6:30 PM, cuando ya había terminado sus compromisos del día, Martín apagó su computadora y se levantó de su escritorio. Al instante, el pensamiento de Valentina volvió a su mente, esta vez con más fuerza. "No puedo seguir ignorando esto," pensó mientras recogía sus cosas y se preparaba para irse.

Antes de salir, miró una vez más su teléfono. Había recibido otro mensaje de Catalina, esta vez más corto, pero lleno de cariño: "Te amo, mi vida. Nos vemos pronto."

Sintió una calidez en el pecho, una sensación de tranquilidad que lo reconfortó. Catalina era su presente, su estabilidad. Pero por alguna razón, en ese momento, la figura de Valentina lo seguía acechando en su mente, como una sombra que no podía sacudirse.

Al llegar a casa esa noche, la cálida bienvenida de Catalina lo hizo sentir como si todo estuviera en su lugar. Sin embargo, algo en su interior le decía que las cosas, en realidad, estaban comenzando a cambiar.

            
            

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